Anabel Alvarado Varela no da una. No lleva ni 15 días en la Secretaría de Gobierno y su incapacidad ya es manifiesta. Para ella basta con mantener comunicación con las instancias federales y municipales encargadas de la seguridad para coadyuvar en la evolución del caso, definir y deslindar responsabilidades.

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La realidad siempre termina por imponerse y la artera agresión que sufrieron policías de El Carmen Tequexquitla que dejó dos elementos muertos, demuestra que Tlaxcala ya forma parte de las entidades del país donde prevalece un clima de violencia generado por el crimen organizado.

Los hechos ocurridos ayer a plena luz del día, deben ser motivo de preocupación del gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez porque resulta muy grave que desde un automóvil en movimiento se hagan disparos para asesinar a policías municipales que no tuvieron oportunidad de repeler el ataque.

Hasta el momento existen muchas preguntas y ninguna respuestas que ayuden a frenar las especulaciones.

¿Se trato de una venganza contra algún policía?

¿Es un mensaje del crimen organizado?

¿A quién o quiénes se pretende intimidar?

¿Se trato de un hecho aislado y al azar?

¿La agresión se hizo para conocer la capacidad de respuesta de la policía estatal?

Éstas y otras preguntas deben ser contestadas. No basta que a través de un comunicado de prensa el gobierno del estado nos informe que la Procuraduría de Justicia indagará los hechos y que abrirá varias líneas investigación para castigar a los responsables.

De qué sirve que nos revelen que la Comisión Estatal de Seguridad a cargo de Hervé Hurtado Ruiz envió al Grupo de Operaciones Especiales (GOPES) al lugar donde se llevó a cabo la cobarde agresión para reforzar la seguridad e iniciar la búsqueda de los presuntos responsables, cuando ya se sabía que los agresores habían huído impunemente.

Y lo que es peor que nos reiteren que la Secretaría de Gobierno a cargo de la inepta Anabel Alvarado Varela mantiene comunicación permanente con las autoridades municipales de El Carmen Tequexquitla, así como con las corporaciones federales de seguridad y la Secretaría de la Defensa Nacional con la finalidad de coadyuvar en la evolución del caso, definir y deslindar responsabilidades.

Vaya hasta parece burla esa postura oficial, porque dudo que los criminales se asusten con esos comunicados de prensa o frenen su actividad cuando lo que se observa es una total incapacidad de la autoridad.

Dicen que en esa población algo raro paso desde que Óscar Vélez Sánchez asumió la presidencia municipal de El Carmen Tequexquitla, porque empezaron a llegar personas extrañas que siempre andan armadas.

Se rumora que Rubén Santillán Venegas, director de la policía en Tequexquitla habría enfrentado cargos por homicidio múltiple y secuestro en los estados de México e Hidalgo, sin que hasta el momento se haya podido comprobar.

Ademas, es evidente que el presidente municipal siempre es acompañado por dos sujetos armados que lo cuidan y su esposa que es de Coatzacoalcos, Veracruz, también goza de protección de escoltas.

Los habitantes de ese municipio están temerosos y prefieren el silencio para no exponer sus vidas. Se sabe que el mismo alcalde ha confirmado que ha sido víctima de amenzas por un grupo delictivo, pero se desconoce si ha presentado o no las denuncias correspondientes.

Las especualciones en ese municipio son la constante, al grado que hay quienes señalan que el mismo edil estaría involucrado en la venta de hidrocarburo robado, situación que sin duda tendrá que ser investigada por las autoridades.

Tlaxcala no puede seguir por este camino. Urge un cambio y si es necesario remover a algunos funcionarios que no están dando resultados, ojalá el gobernador Marco Mena asuma esa decisión por el bien de su administración y de los tlaxcaltecas.