Muy pronto Florentino Domínguez comprobará si tiene las condiciones y elementos para fotalecer al PRI rumbo a los comicios del 2018. Si los principales operadores del tricolor en los pasados comicios son inscrustados en la administración estatal recibirá una buena señal, pero si éstos siguen marginados y olvidados difícilmente podrá entregar buenas cuentas.

menaflorentino

El PRI y el presidente Enrique Peña Nieto están convencidos que en este año enfrentarán una dura prueba electoral cuando sus candidatos sean sometidos al ácido de las urnas, pues no tienen la certeza de que mantendrán las gubernaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit.

La plana mayor del priismo ha acudidó a respaldar a los candidatos del PRI a los gobiernos de Coahuila donde postuló a Miguel Ángel Riquelme Solís y a Nayarit donde apostó por Manuel Humberto Cota Jiménez.

A ambas entidades acudió la clase política del PRI que decidió mostrar unidad y al mismo tiempo enviar un mensaje de que ya se prepara para la batalla del 2018 cuando será electo el nuevo presidente de México.

El año pasado el PRI sufrió la mayor derrota electoral en su historia en elecciones estatales al perder 7 de 12 entidades con elecciones, incluyendo los bastiones que no habían vivido alternancia como Veracruz, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas.

La elección de gobernador en el Estado de México sin duda es la más atractiva para los analistas políticos, pues ahí Alfredo del Mazo Maza, primo del presidente Peña Nieto busca mantener para el PRI esa posición.

El gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, sabe que como nuevo jefe político en el estado deberá comandar y entregar buenas cuentas en las elecciones del próximo año en que los tlaxcaltecas elegirán presidente, senadores, diputados federales y legisladores locales.

Pronto comprobaremos que tan decidido está en evitar que el PRI sufra una derrota electoral en el 2018 como la vivió en el 2012 el ex gobernador Mariano González Zarur, quien en Tlaxcala perdió los comicios presidenciales, el Senado y las diputados federales.

Me queda claro que Marco Mena optó por sacrificar a Florentino Domínguez Ordoñez que dejó la Secretaría de Gobierno para convertirse en el virtual líder del PRI en el estado.

El ex diputado local tiene la encomienda de quitar el tufo marianista al partido y meterlo en otra dinámica para que sea competitivo, sin embargo también tendrá que comprobar si la estructura del gobierno incrustada en dependencias estatales lo respalda a él y a Marco Mena y si está dispuesta a someterse a un nuevo liderazgo.

No se necesita ser experto para saber que el PRI por si sólo no gana elecciones, pues requiere del apuntalamiento de la estructura gubernamental para operar eficientemente, tal y como paso en Tlaxcala en los últimos dos procesos electorales donde el tricolor obtuvo buenos resultados.

El 2018 puede ser la tumba política para Florentino Domínguez si pierde la mayoría de los cargos de elección popular que estarán en juego, pero si entrega buenas cuentas será considerado como un aspirante con posiblilidades de suceder a Marco Mena en el 2021.

Hablar de la sucesión en Tlaxcala parece una locura, pero aunque no lo crea hay actores como el diputado federal Ricardo García Portilla que no pierde oportunidad para promoverse, al igual que algunos miembros del gabinete que buscan posicionarse pese a que su trabajo es bastante gris.