Los presidentes municipales en funciones que apostaron por presentar denuncias contra los ex ediles tendrán que presionar a los diputados y a la Procuraduría para que las averiguaciones prosperen, porque si los días pasan y no hay avances sus gobernados empezarán a intuir que ellos son cómplices de la corrupción y su desgaste será acelerado.

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Muy pronto veremos si el compromiso de los nuevos presidentes municipales y los diputados locales por castigar la corrupción es auténtico o si sólo se trata de una farsa más, tal y como ha pasado en los últimos años con ex alcaldes que malvesaron recursos públicos y siguen libres.

Los datos preliminares que existen de la pasada entrega recepción en los 60 ayuntamientos de Tlaxcala revelan que en 36 comunas se dejó de pagar el Impuesto Sobre la Renta y que por lo menos existen 15 denuncias penales contra ex ediles que presuntamente cometieron diferentes anomalías en sus administraciones.

El ex alcalde que tiene el escenario más complicado es el de Santa Ana Chiautempan, Antonio Mendoza Romero, pues acumula cuatro denuncias penales y el monto de las irregularidades financieras supera los 150 millones de pesos.

Aunque Mendoza Romero intenta repartir responsabilidades con su ex tesorero Miguel Prado Ahuatzi, lo cierto es que hay varias personas que podrían documentar sus excesos durante sus viajes a Estados Unidos, como la hoy diputada independiente, Yazmín del Razo, quien dicen que en una ocasión acompañó al coqueto presidente municipal de Chiautempan.

Pese al ofrecimiento del presidente de la Comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso del estado, el perredista Alberto Amaro Corona, en el sentido de que se aplicará mano dura a los ex ediles que cometieron abusos, en los hechos todo ha quedado en meras declaraciones mediáticas porque se desconoce si la Procuraduría General de Justicia en el Estado investiga los casos y si el Órgano de Fiscalizacón Superior está coadyuvando en el proceso para documentar los probables daños patrimoniales.

En Tlaxcala es común leer y escuchar que varios ex presidentes municipales enfrentan denuncias, sin embargo éstas nunca prosperan o simplemente se pone en marcha la cadena de complicidades para simular que pretenden castigar cuando en los hechos cubren el desfalco.

Un claro ejemplo de lo anterior lo representa el ex alcalde panista de Apizaco Orlando Santacruz Carreño, quien en el último año de su administración desvió recursos federales para una obra deportiva y otra cultural.

Gran parte de los recursos desaparecieron y pese a que existen pruebas y evidencias que demuestran que Orlando Santacruz retiró personalmente de un banco parte de esos fondos que hasta el momento no han sido reintegrados, el ex edil anda tranquilo y campante porque quizá está seguro de que nunca pisará la cárcel.

Hoy hay nuevos acusados y veremos si la impunidad impera en Tlaxcala o si los diputados junto con la Procuraduría son capaces de castigar los excesos que cometieron por lo menos la mitad de los ex pesidentes muncipales del estado.

La quemada y el golpeteo

Llama la atención la protesta que recibió el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez en una corrida de toros celebrada en la Plaza México, cuando un supuesto grupo de taurinos lamentó la ratificiación de Luis Mariano Andalco como director del Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino.

En los últimos días en Tlaxcala se han llevado a cabo corridas que pudieron ser aprovechadas por esos taurinos tlaxcaltecas para mostrar su inconformidad con el funcionario estatal que ya fue ratificado por Mena Rodríguez luego de permanecer por seis años en el cargo tras ser designado por el ex mandatario Mariano González Zarur.

El rechazo a Luis Mariano Andalco podría estar justificado, pero es obvio que la protesta tiene un claro interés en desaceditar al funcionario y al gobernador Marco Mena, quien también ya empezó a ser golpeado en la prensa nacional. El analista financiero Dario Celis lo desacredita y cuestionan el rumbo económico de la entidad, sin embargo la información que maneja es parcial y no está actualizada.

En fin, la quemada en la Plaza México ya nadie se las quita.