Terrenate y Contla, se remontaron a los tiempos de cristeros y revolucionarios, los candidatos pasaron por alto que hoy existen leyes, por cierto a las que urgen cambios
Parece que en el turbulento y grisáceo submundo de la ingeniería electoral (o sea de los mapaches dispuestos a todo con tal de picar los ojos al de enfrente) hubo dos casos dignos de analizar, por el aparente exceso de confianza a través del cual fueron ejecutados.
Terrenate y Contla, salpican picardía por esa mezcla de lo profano con lo místico, y esta no puede sino tener una conclusión amarga. Fíjense, en Terrenate el abanderado petista supuso que usar la cruz en un tres de mayopara promover sus intereses particulares de hacerse con el poder, disponía impunemente de esta simbología, o sea, a todos les iba a pasar desapercibido.
Más de diez cámaras grababan esas escenas. Y fueron a dar a los tribunales. Fueron revisadas, y se encontró en ellas elementos parecidos a aquellas escenas escalofriantes de Canoa, donde la influencia de unos y la demencia de otros acabaron en una tragedia de dimensiones inenarrables.
Bueno, aquí la cruz nos remontó a los tiempos del enfrentamiento entre cristeros y revolucionarios. No era tanto el asunto sincrético sino que alguno de los bandos iba con el tiempo a contar la historia según sus conveniencias y mitos.
Nada más que estamos en 2016. Hoy tenemos un Marco Jurídico, y afortunadamente la decisión de los jueces suplió a lo que en esos tiempos idos arreglaban las balas.
Ahora bien, ¿qué tan confiables son los magistrados de hoy?, ¿meterían ustedes las manos al fuego avalando su conducta?
Por supuesto que no.
Si ya para fortuna nuestra las leyes han dejado atrás a la violencia, entonces apostemos a marcos jurídicos de avanzada, con el concurso de todas las expresiones, y no con la visión parcial de quienes por ejemplo propusieron esta reforma electoral vigente, con un montón de mañas, vacíos y ambivalencias, para beneficiar a una causa en particular… la perteneciente al grupo empoderado, verbigracia el señor manchis y asesores que lo acompañan.
Lo paradógico de este enredo es que muchos candidatos navegaron por aquél mar turbulento de lo religioso y lo profano, pero no fueron a dar al fondo, y por lo tanto no fueron devorados por los tiburones cuyas afiladas filas de colmillos nada más aguardaban a algún tarugo que fuera a dar al agua con todo y zapatos.
Bajo esa lógica, lo que podemos ver es que de los sesenta municipios solo habrá elecciones extraordinarias en dos: Terrenate y Contla. El resto de los municipios parecen no enfrentar problemas tan básicos como ocurrió con estos dos.
Por otro lado, se acerca la fecha clave anunciada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para concluir con el litigio del Partido del Trabajo (PT) mediante el cual piden la nulidad de la elección de gobernador.
Comienzan a darse los elementos para afirmar que no habrá tal y antes de esa fecha fatal el priísta Marco Menaserá ratificado como gobernador electo.
¿Por qué la fecha? Simple; de anularse la elección, en octubre estarían convocando a nuevos comicios, para que en noviembre se efectuaran y, al inicio de 2017 tuviéramos nuevas autoridades. Insisto hay indicios que no habrá cambios en lo que hasta el día de hoy conocemos, es decir el triunfo del cisnerista Marco Antonio Mena Rodríguez.
Y otra etapa política habrá de regresar al turno en el poder; la del cisnerismo.
Las cuentas públicas… los negocios frustrados
Antes, el auditor Crispín Corona Gutiérrez, era el culpable de la imperante corrupción entre entes fiscalizables y el Órgano de Fiscalización Superior (OFS).
A la caída de este, María Isabel Delfina Maldonado se hizo cargo del despacho.
Y las cosas siguen igual.
Con la diferencia que ahora son más los grupos que quieren formar parte del reparto de dinero mal habido a escondidas.
El poder concentrado en manos del auditor superior era tal que los propios diputados se postraban ante él. Ni qué decir de sus protegidos los alcaldes. Era un verdadero tlatoani al cual había que rendir culto, con la esperanza de agarrarlo de buenas para que las cuentas públicas prosperasen, no le aunque lo chafas que estuvieran comprobadas.
Y todo se tornó en una rutina donde la lana, dicen se repartía entre ciertos contactos del OFS y otros de la Comisión de Fiscalización del Congreso.
Entonces la Junta de Coordinación y Concertación Política, del Congreso también quiso meter su cuchara. Hombre faltaba más, ahí era donde la centaviza tenía que llegar.
Por eso ha de ser que hoy con mucha frecuencia se dan llamamientos – duros de creer – de diputados comoNico (sí el de los ranchos en Tlaxco y las carnalas en sendos cargos gracias a su influencia) opinando –sin que alguien se los pregunte- que no debe haber cambios en los análisis de por lo menos nueve cuentas públicas en pleno procesamiento del OFS y claro, con la supervisión de su socia, perdón, de la Comisión de Fiscalización.
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