Los número no mienten, pero son fríos y convencen a muy pocos.
Tlaxcala puede presumir que casi por dos años se ubica a la cabeza a nivel nacional con la menor incidencia delictiva del país.
Sin duda un logro que la administración de Lorena Cuéllar Cisneros presume, sin embargo eso no impacta ni mejora la percepción de los ciudadanos y las ciudadanas sobre la agobiante inseguridad en la entidad.
El lunes se presumían los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que ubican a Tlaxcala con 23 meses consecutivos con la menor incidencia delictiva en todo el país, algo que se debe destacar, pero que está lejos de devolver la tranquilidad, la paz y la seguridad que los tlaxcaltecas extrañan y anhelan.
El triunfalismo gubernamental duró, para su mala suerte, unas horas, porque en la noche del lunes nuevamente se registró un linchamiento en la entidad, específicamente en la calle Puebla de la comunidad de El Cristo del municipio de San Pablo del Monte.
Los vecinos detectaron a un hombre que supuestamente intentó robar una casa habitación, razón por la cual lo detuvieron para después golpearlo y darle varios machetazos en la cabeza, heridas que le quitaron la vida.
No han pasado ni tres meses del linchamiento de dos elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la sección quinta de Zacatelco, cuando nuevamente se presenta en Tlaxcala un ajusticiamiento ante la incapacidad de la policía estatal que mal dirige el capitán de la Marina, Alberto Perea Marrufo para evitarlo.
Sí ese pésimo y limitado funcionario estatal fue incapaz de rescatar a dos mandos policiacos en Zacatelco, es obvio pensar que no se moverá para salvar a un presunto ladrón con amenaza de ser linchado tal y como ocurrió en San Pablo del Monte.
Cuántos linchamientos más se deberán cometer en la entidad para exigir resultados a Perea Marrufo. Habrá alguien que lo llame a cuentas y le pida explicaciones de su estrategia fallida y porque ninguna banda de criminales de las que operan en Tlaxcala ha sido detenida.
Me queda claro que Alberto Perea es un fracaso como secretario de Seguridad Ciudadana en Tlaxcala y que él nada tiene que ver en la baja en la incidencia delictiva porque las bandas y asaltos con armas van en aumento y si bien los datos Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública no lo reflejan, entonces porque las autoridades no dan a conocer los reportes de ese tipo de delitos que llegan al 911 y que contrastan radicalmente con la información oficial que se maneja.
Por ejemplo, el viernes 19 de julio se reportó el robo armado de un cuentahabiente que retiró 49 mil pesos del banco HSBC, el cual se cometió en la avenida Cuauhtémoc de Apizaco.
Al día siguiente, en la calle Antonio Díaz Varela del municipio de Chiautempan se registró otro atraco por hampones armados en La Joyería Angelical.
El 21 de julio en la comunidad de Atempa del municipio de Tlaxcala dos maleantes con pistolas robaron una camioneta Urvan.
Ese mismo día, en la comunidad de Santa María Ixtulco, también de la capital, otro trío de asaltantes despojó a dos personas de su vehículo marca Honda, modelo Civic. En los hechos una persona resultó herida en la pierna cuando uno de los criminales accionó su arma de fuego.
En todos los casos, los asaltantes lograron huir de las escenas y como siempre ocurre la policía estatal a cargo del inútil Perea Marrufo no hizo nada para detener a esos criminales que operan con total impunidad.
El secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala está obligado a dejar de presumir las cifras que supuestamente indican que está trabajando, para realmente dar resultados que sólo se podrán percibir y comprobar en la medida que detenga a los ladrones que andan armados despojando a los tlaxcaltecas de su patrimonio y su tranquilidad, porque de lo contrario seguirá siendo un buen simulador.
O no.
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