La magistrada Elsa Cordero se queja de haber sido bloqueada en su intentona por hacerse de la presidencia del TSJET, pero parece haber sido víctima de su auto aislamiento

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Loas es lo que menos esperaría de sus detractores la magistrada Elsa Cordero Martínez, en esta oportunidad de llegar a la presidencia del Tribunal Superior de Justicia. Habría que conocer a fondo el tema aquél de la conmutación de una sentencia por dinero, hecho que ocasionó la remoción de la jueza Rosalba Santacruz Meneses.

Lo interesante es que la justicia federal concedió a esta el amparo en contra de su separación del cargo. No hay antecedente de un juez que regrese al no comprobarse las acusaciones en su contra.

El hecho, sin embargo no es la causa de fondo para que Cordero Martínez no se hiciese con la presidencia del TSJET. Sería más honesto reconocer que no consiguió el necesario cabildeo en esta, una elección fuera de los parámetros de la habitual arrogancia de los personajes susceptibles de participar.

¿Cómo puede alguien con el maso de la ley lo suficientemente agradable como para contar con el respaldo de sus iguales?

En este intenso oleaje, más bien operan situaciones de coyuntura y, acaso aquél con un perfil discreto fue quien pudo lograr los consensos.

Es el caso de Tito Cervantes, el actual presidente del TSJET, a quien el juicio político en contra de Cordero Martínez, lo mantendrá permanentemente atento, estudioso de aquel complejo juicio que contrapuso a la Justicia Federal con una decisión tomada por los integrantes del Consejo de la Judicatura, a instancias de la entonces presidenta de la Sala Penal.

Aunque un poco maltratado por los años, el junior del ex titular de dicho poder, Justino Hernández, es el otro tema de reflexión para Cervantes Zepeda. ¿Quién podría dejar de ver el lío del magistrado Mario de Jesús Jiménez, como el rompimiento entre estos dos, incapaces de seguir con la transición aterciopelada.

También es muy cierto que la denuncia penal, por tráfico de influencias en contra de Jiménez, se ventiló con la misma intensidad que la inconformidad de Tito Cervantes, con los nombramientos de los nuevos jueces. No escucharon su opinión pese a la inminencia de llegar al despacho más importante dentro del Palacio de Justicia.

Ambos casos no dejan de ser interesantes para el ámbito judicial y para la opinión pública, pero serían irrelevantes ante el gran desafío que es revisar esas decenas de expedientes de quienes de manera injusta estarían purgando condenas en algún centro de reclusión del estado.

Apizaco municipaliza su servicio de limpia

El tema de la recolección es tan vigente en ese municipio que parece haber unido al Cabildo, ante la propuesta del alcalde Jorge Luis Vázquez Rodríguez, para romper con PASA, la firma que desde el trienio de Alex Ortiz, daba este servicio.

La cuota mensual: un millón de pesos, los cuales no los puede pagar el ayuntamiento. Dispone de seiscientos mil pesos. Y nada más.

¿Hasta dónde llega el contrato entre PASA y el ayuntamiento?, ¿Cuál es la penalización ante el incumplimiento de una de las partes?, ¿Vale la pena pagar las sanciones que resulten?

Se trata de sentar el precedente. Un municipio cerrado a la Iniciativa Privada para dar un servicio.

No había de otra. La decisión tenía que tomarse cuanto antes. Ahora, hay que ver cómo les va.

Democratización de medios

De una fecha para acá ha sido posible una interesante competencia entre medios digitales.

Unos con años en línea con un interesante número de lectores, y otros mercenarios, dispuestos a llenar con su fraudulenta existencia los requerimientos de autoridades convencidas de pagar, al ver informaciones a modo.

Uno de estos penosos mercenarios ha puesto el grito en el cielo al dificultársele hacer negocios con el Poder Legislativo. Y la emprende contra la vocera Judith Soriano. Y no se da cuenta del fraude que comete al ponerse tan exigente.

¿Fraude?

Sí, pero para quitar toda duda, dejémoslo a un reporte nítido y oportuno de una herramienta llamada Google Analytics, mediante la cual se mide la penetración entre los lectores.

He ahí la pequeña diferencia entre los medios y los oportunistas.