Los electores tlaxcaltecas son expertos en castigar y premiar con su voto.

 

 

Tratar de engañarlos o usarlos para beneficiar a familias, proyectos personales o de grupos es un grave error.

 

A diferencia de los morenistas de otras entidades que han realizado marchas de protestas para rechazar a candidatos impuestos que carecen del respaldo ciudadano, en Tlaxcala los militantes y simpatizantes de ese partido ponen en marcha una efectiva red para promover el voto de castigo.

 

A dos días de que concluyeran en el ITE el proceso de registro de candidatos y candidatas a las alcaldías y a las presidencias de comunidad, se han empezado a filtrar la integración de las planillas a los Cabildos, dejando en claro que muchas son producto de la ambición de políticos mercenarios, y que en otras se cedieron espacios a recomendados que al menos en Tlaxcala no representan nada.

 

Los asesores lorenistas y encargados de las negociaciones para armar las planillas de los ayuntamientos no sólo se equivocaron al imponer a candidatos sin perfil ganador, carentes de empatía, de escaso discurso, inteligencia, capacidad y habilidad, sino que aceptaron entregar espacios a otros contendientes disque para garantizar la unidad, sin embargo esa pésima idea está resultando contraproducente.

 

Por ejemplo, en Apizaco donde el PAN ha gobernado por más de 18 años, Morena requería un aspirante audaz, popular, echado para adelante, crítico con capacidad para enfrentar al actual edil Pablo Badillo Sánchez que busca la reelección, pero lejos de eso puso a Javier Rivera Bonilla, un empresario tímido, mesurado, blandengue, mandilón, sin discurso y alejado del pueblo que piensa que sólo con regalar despensas y presumir su dinero y sus innovadoras habilidades como administrador de un negocio privado ganará las elecciones.

 

Su personalidad dócil y de sumisión facilitó a los “super” asesores lorenistas entregar posiciones en la planilla y en el ayuntamiento al resto de los aspirantes a la candidatura de Morena en Apizaco que han provocado una gran molestia y encabronamiento entre los militantes y ciudadanos de la ciudad más importante del estado que lamentan que el partido de AMLO se comporte igual que el PRI y el PAN.

 

Se dice que al gris ex diputado local Miguel Piedras Díaz, le cedieron la sindicatura para su esposa y de paso el futuro control de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Apizaco (CAPAMA) en caso de que Morena obtenga el triunfo el próximo 2 de junio.

 

Al mercenario funcionario lorenista Ricardo Morales Cruz, quien suele presumir sus inexistentes dotes de político y gran operador, obtuvo para su hijo la primera regiduría en la planilla de Javier Rivera, mientras que al ex panista Alberto Palestina Moreno le habrían prometido la Dirección de Obras.

 

Y en una clara ofensa para los habitantes de Apizaco, el secretario de Gobierno, Luis Antonio Ramírez Hernández, decidió de último momento bajar a una reconocida joven apizaquense considerada para la segunda regiduría a fin de entregar esa posición a Pedro Haces Barba, fundador del Partido Fuerza por México y actual secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, quien no representa políticamente nada en ese municipio y en la entidad.

 

Ese prepotente personaje ligado a Morena impuso a una de sus incondicionales llamada Lety Atempan, una mujer oriunda de Zacatelco que nadie se explica cómo obtuvo su carta de vecindad en Apizaco cuando es un hecho que no ha vivido en ese municipio.

 

Pero no crea que Apizaco es el único caso, por ejemplo en Huamantla y en la planilla que encabeza el morenista Juan Carlos Santiago Pimentel aparece Uri Alejandra Aguilar Rivera, hija del legislador federal petista, Alejandro Aguilar López, quien está en campaña en busca de la reelección.

 

También se encuentra Estefanía Lizeth Monterrosas Díaz, esposa del exdiputado local panista y ex director del Fideicomiso de la Ciudad Industrial de Xicohténcatl, Humberto Macías Romero, quien fuera despedido del actual gobierno estatal por presuntos malos manejos financieros.

 

Ese par de mujeres fueron impuestas en la planilla de Morena y créame que a los ciudadanos y a las ciudadanas de Huamantla esa decisión no les gustó y se verá en los próximos comicios.

 

En Chiautempan también se percibe malestar, sobre todo cuando se menciona que será Juan Carlos Jiménez, hijo del actual alcalde Gustavo Jiménez Romero, el coordinador de la candidata de Morena a la presidencia municipal de Blanca Angulo Meneses y que tiene injerencia en la integración de la planilla al haber obtenido la segunda regiduría a través de Raúl Quintero, un ex empleado de a la Secretaría del Ayuntamiento.

 

El rechazo a varios candidatos y candidatas de Morena y sus respectivas planillas no es menor y créame que abarca a más de una veintena de municipios.

 

La operación de rechazo y el voto de castigo ha iniciado. Sólo basta ver las redes sociales o leer los mensajes de texto que están siendo distribuidos a través de WhatsApp para comprender que muchos candidatos y candidatas de Morena no la tienen tan fácil como ellos y los “super” asesores del lorenismo piensan y creen.

 

Al tiempo.

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