El organismo se aventura, con a penas horas, a seguir con lo que llaman organización de unas elecciones extraordinarias.

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¿Nos merecemos este nivel de incertidumbre, sembrado en las plazas con extraordinaria, por un instituto electoral que a tres días del compromiso, se abasteció con un millón de pesos?

Tres días no es tiempo suficiente para capacitar a funcionarios de casilla en esta brutal campaña de miedo, de desprestigio, de engaño. Pero en manos de Eunice el timón del organismo vuelve a temblar, y como el Perla Negra, vuelve a tener bichos y fantasmas en sus entrañas, y una hacienda insuficiente para garantizar respeto a la voluntad ciudadana.

Un instituto que espantaría a cualquier responsable serio de la estabilidad política, pero ante la incredulidad de propios y extraños, helo ahí, presto a desempeñar una vez más ese lamentable papel previo a las anulaciones.

Parece desesperado entre la horda saltimbanqui que no ve la suya por más insistir en el terror como artero mensaje a través del cual hoy, la incertidumbre, la parcialidad y el difundirse como organismo maltrecho, inerme que, a priori se ha dado por vencido, seguro de la tempestad que le aguarda.

Se paga muy alto el precio por tener a una improvisada al frente, por más colmilludo que se promueva su protector, interesado según se juzga en el capítulo de los centavos pero desentendido de su actuación en la historia que se escribe. La raza lo va a recordar como ese hediondo poder tras un trono indigno, perverso e ineficiente, hasta para sus propios intereses.

Aunque no demos crédito, ese aventurado IET opuesto a los valores con los cuales lo fundaron, deambula hoy, a tres días de la extraordinaria como el borrachín que despertó de una larga mona en la que gastó buen dinero, lo dejó en malas manos y siguió destruyéndose para que a él también lo juzgue la historia.

En lo que acabó la plaza

Ayer mismo, tres mozalbetes alcoholizados eran atendidos de gravísimas lesiones ocasionadas por lanzarse al vacío, al interior de la Plaza Bicentenario, hoy refugio de malvivientes, escenario de violaciones, ¿homicidios? y otras desgracias.

Al clausurarlo -como quien cierra una cantina- dejaron abiertas ene ventanas y puertas, y abismos, por donde saquearon su interior, y han introducido sistemáticamente el desorden.

Así que de un auditorio en proceso, devino en tierra de nadie, donde la vida no vale nada y los crímenes se cometen ante la mirada tolerante de una autoridad, uno de cuyos pilares -el dedicado a la obra y residente original de la plaza- acabó con cuanto a su alcance tuvo. mobiliario, instalaciones, enseres… todo lo que en su conciencia le pudo dejar unos centavos, lo hizo aparecer como botín.

Pero las vidas perdidas no se justifican con las peculiares respiraciones del hipertenso del sexenio, por el miedo a sus acciones y por la panza que se carga.

La agraciada visita

Llegó sin más anuncio y se le trató como lo exige su investidura. Ayer miércoles, Anthony Waine, el embajador de los Estados Unidos en México, estuvo de visita en Casa Tlaxcala.

Su anfitrión, el gobernador Mariano González, le dijo que ranqueamos soberbiamente en materia de seguridad, por lo que no somos mal destino para recibir a montón de gringos en busca de aventuras en un estado que aun careciendo de playas tiene encantos de sobra.

Ojalá deveras nos vean como atractivo. Y también atiendan la súplica de un pueblo lastimado por tantas armas traficadas bajo las asquerosas leyes impuestas por la detestable Asociación del Rifle, seguramente orgullosa de tantas vidas perdidas dentro y fuera de su propio país.

Cero crédito a ciertos clientes

Los hoteles más lujosos de Tlaxcala, por cierto del gobierno y manejados por alguién cercanísimo al alto mando, dijeron no hay más crédito a la oficina que se supone se dedica a promover al estado.

Parece que quien los detenta tiene todos los cuartos ocupados y no está dispuesto a compartir con alguien que ya encontró el mecanismo para bajar lana al alto mando.