A mí se me hace que el socialista García Luna, protesta porque no lo han tratado con amabilidad los emisarios de don Mariano.
Indigna la doble moral de ciertos diputados tlaxcaltecas (otros, son peores). Y si en el panista Alejandro Aguilar López, es francamente ofensivo el señalamiento sin nombres, a legisladores que aprobaron, entre otras, la cuenta pública del Poder Ejecutivo local, lo es más la rabieta del socialista Jorge García Luna, muy disgustado porque puede haber acuerdos políticos, pero ello no significa que alguien reciba prebenda alguna.
Ninguno lanza la primera piedra… alardean y gesticulan, más su conciencia no les permite ser específicos en el tema seleccionado para llevarlo a debate: ¿reciben o no los diputados dinero del gobernador para bailar al son que les toque?
Es la eterna duda. La razón de los cambios experimentados por los otrora movidos líderes sociales que acabaron por ascender a la cúspide de una curul.
Ambos poderes se funden en un solo concepto de complicidades y beneficios mutuos a costillas del presupuesto que debería ser utilizado para mejorar el nivel de vida del pueblo.
Por eso algunos panistas actúan muy raro, como si los hubieran castrado. Y a los petistas les sale lo institucional; y los perredistas no acaban de picarse los ojos, mientras los priístas… risa y risa, viendo cómo el dinero hace honor a su nombre en un Pueblo Mágico como el estado completo de Tlaxcala, donde desaparecen empleos, cajeros automáticos, recién nacidos y lo más grave, las ilusiones de una población que no esperaba semejante bodrio de gobierno.
Recuerde usted que el poder (o sea las grandes dietas y la $ enviada en sobre desde enfrente) transforma a los y las representantes populares. Hoy el botox sustituye la buena forma de antes y el wisky tomó el lugar de las tradicionales chelas entre los cuates (no le hace que les salgan ronchas).
Las lociones caras se consumen como jabón de tocador, y los fármacos para dormir o para despertar, según convenga a las apariencias de un Congreso vivo, progresista, democrático (ejem, ejem) un verdadero factor de contrapeso al ejecutivo.
Ah, faltaban los coches nuevos y hasta las exposiciones a puerta cerrada de los modelos que han de venir el año entrante… todo a cuenta de la nómina de la Casa del Pueblo.
En este contexto, dos legisladores parecen haberse equivocado de chiste. Alejandro Aguilar y Jorge García Luna, compiten para ver quién logra salir mejor librado en la estoica defensa de sus respectivos intereses. Uno, arrojando piedras sin destinatario y fingiendo que aquellas no puedan golpear su prominente frente. El otro, lanzando mensajes de incomodidad para el presidente de la Comisión de Finanzas.
Algunos los llaman correlación de fuerzas. No son sino la pachanga de los recursos usando los membretes de partidos políticos para dar sabor a sus simulaciones.
¡El alcoholímetro a la Feria!
Qué simpática autoridad, verdad.
Permite la instalación arbitraria de cantinas y luego les envía a una bola de fulanos para, «determinar científicamente» el grado de intoxicación de los comenzales.
¿Por qué no hicieron las cosas con orden, y limitaron la instalación de estos negocios?
Ah, pues se trataba de cobrarles las franquicias por adela. Consumado el acto, los desafortunados empresarios que se chinguen ante la Coeprist y hasta unos patas de perro de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHT) haciendo el caldo gordo a este negociazo en manos de unos cuantos, encabezados claro por el más influyente de palacio, por su vicegobernador (sí el viejito que luego se vuelve energúmeno y hoy es presidente del patronato) y por el number one de la tranza feriera, creo que un tal Ariel…
De este lado, las cantinas, pulcatas y chopes, ofrecen bebida de sobra para ponerse hasta la mother en la Gran Feria.
Atrás, esta bola de pelafustanes con credencial de funcionarios públicos, decidiendo a quién detienen, a quién le quitan el coche, a quién exhiben por morder el anzuelo tirado por ese raro sistema de gobierno, bueno para sacar dinero hasta de los borrachos en condición crítica.
Comienza la caza de roedores orticistas
Ya pasaron dos años y acaba de caer en la ratonera un tremendo ejemplar; ex director de la unidad administrativa de Finanzas, de nombre, Angel Martínez de la Fuente, por abuso de autoridad en agravio de la sociedad y del Gobierno de Tlaxcala, señala un comunicado que envía la Procuraduría.
Dicen que la falta es muy delicada, y tendrá que pagar las consecuencias.
Ojalá aplicaran el mismo rasero a los contratantes de los famosos Leones, esos vigilantes que no dan una, pero bien que cobran, a los señores de la Secoduvi que, inflan los costos y entregan obras bastante malitas, o a los que en el colmo, le meten los dedos a los sobres rebosantes que de Palacio se envían al otro palacio, ocasionando la justificada protesta del chayoteado.
Esta es la política persecutoria del marianismo a dos años de vigencia en el poder.
La mirada puesta en Héctor Ortiz, sus notarios, sus ex colaboradores, sus cuates.
Digamos, es el estilo marianista para ejercer el poder.
En otras partes inauguran obras y pescan a los peces gordos, y los meten a la cárcel. Aquí, se trata de apaciguar la obsesión del tlatoani, para taparle el ojo al macho y seguir por la vía de la corrupción, ahora que les toca porque mañana, tal vez se encuentren en condiciones semejantes.
Cada oveja con su pareja. Los pescados de medio kilo caen en la red. Y los peces gorditos también están en la mira, pero de otros pescadores, como los del CEN del PRI, muy atentos de las maniobras del pez más bocón que les tocó tener en un estado bien chiquito.
O sea, en este sistema, el que no cae… resbala.
Y lo hace ante la crónica urbana de las prostitutas orticistas de antes que, se espantan de sus iguales siendo las prostitutas marianistas de hoy.
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