Bajo esa política de convertirse en energúmenos, el cuasi vicegobernador de Tlaxcala, Joaquín Cisneros, la habría emprendido contra el escritor Willebaldo Herrera, director del ITC.
¿Hasta dónde llegan las atribuciones del presidente de la Feria de Tlaxcala, capaz de aplastar al (¿todavía?) director del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, Willebaldo Herrera Téllez?
Cisneros y González conforman -según apreciamos- esa mancuerna representativa de los otrora juniores omnipotentes del jurásico priísta, en quienes la autocomplacencia alcanza niveles de temer, aunque con ellos el paso del tiempo ha sido implacable.
Al parecer una mezcla de esa pasión tricolor malentendida y la falta de claridad respecto a los límites cisneristas de operación, habría llegado al extremo de ocasionar la renuncia del escritor, no dispuesto a soportar el rompe y razga del vetusto ex candidato priísta con derrotas múltiples.
El talento de Herrera Téllez para tratar de imprimir el quehacer cultural del estado no toleró las explosiones de un potentado Cisneros, tan habituado a no guardar las formas como alejado del ámbito cultural, donde el trato con pinzas a los artistas está negado al energúmeno en que Joaquín suele convertirse cuando las cosas no son de su agrado.
Actuar impune que cuenta con el respaldo del mandatario estatal.
Con razón datos manejados por constructores documentan enormes cantidades de concreto a Tlaxcala, mas no destinadas a obras de carácter social, sino al presunto engrandecimiento de propiedades particulares, a ver, atíne el nombre de los propietarios. Sí, los mismos estos que acostumbran hacer el oso cuando las cosas no les gustan.
Puede verse que ambos comparten lo último de poder que queda a esta generación en el debut y despedida de Mariano y tras reiteradas derrotas de ambos, lo mismo en la elección de gobernador que en la de senadores. Lo real es que a los avejentados cachorros les faltan años para seguir medrando y, en su tiempo requirieron de estrategias para ser competitivos.
Este maltrato al creador Herrera Téllez, es una muestra de los arrebatos con los cuales dicha generación, carece del menor interés de comprometerse con la gente.
Al contrario. Vivimos el sexenio de los despidos masivos de empleados de gobierno para beneficiar a particulares. Es de escándalo el caso de los tristemente célebres Leones, a quienes se entregó en custodia buena parte de las dependencias de gobierno (como el HIT y la USET, entre otras) donde se han escenificado increíbles robos, lo mismo de recién nacidos que de sumas millonarias.
Quitan el trabajo a muchos y con ese dinero benefician a empresas amigas.
Cientos de ex policías, preventivos y ministeriales, seguramente ven con recelo la actuación del gobierno marianista en pleno desmantelamiento del estado. Otros testigos de esta infamia son las familias y los comerciantes, extorsionados y robados sin que alguna patrulla atine a pasar a tiempo.
Nos dicen que en Apizaco presuntos zetas pasarían recientemente la charola a comerciantes del mercado. Lo grave es que municipales y estatales tardaron media hora en llegar.
Con este criterio destructivo se corroen las bases de una entidad a merced de una generación, cierto, a punto de extinguirse, pero dispuesta a no dejar piedra sobre piedra.
En el colmo del cinismo, opera una rara estrategia de manipulación masiva, en tanto pretendido deseo de convencer a la población de beneficios inexistentes y hasta ridículos argumentos, como aquellos de capacitar a los policías despedidos para que pronto puedan encontrar trabajo.
Fox apostaba a la changarrización del país. González y Cisneros lo hacen con el atropello; con esa visión opuesta a la nueva visión democrática, incluso pregonada por el presidente electo Peña Nieto.
Por salud del estado esta administración debería dar un golpe de timón, o de plano arrojar el arpa.
Se han cansado de saquearnos.
Les divierte maltratarnos.
Se trata de gustos bizarros que llevan implícita la venganza. Pero, ¿venganza contra quiénes?, ¿Usted, los policías despedidos, los ancianos maltratados, los campesinos burlados, cometieron algún exceso contra aquellos personajes?
Entonces, ¿por qué la saña?
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