Información no confirmada describe el reciente viaje del gobernador Mariano González a New York, para cabildear acuerdos entre Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, persuadiendo al segundo a renunciar a sus intenciones de ser el candidato a la Presidencia.
Del más reciente paseo, perdón gira de trabajo a New York, hay dos versiones. La oficial, que no aporta algo sustancioso –salvo escenarios atemporales y buenos propósitos- y la clandestina, llena de cosas interesantes no precisamente en el ámbito de las inversiones pero sí en supuestos acuerdos políticos de alto nivel.
El viaje del mandatario tlaxcalteca y algunos funcionarios (ya sabe, Adriana Moreno y Marco Antonio Mena) habría sido realmente la reunión de varios gobernadores priístas con su gallo, Enrique Peña Nieto, y con la particularidad de ser usada como cumbre para persuadir a Manlio Fabio Beltrones, a que ya deje el camino libre al ex gobernador del Estado de México, como una muestra de unidad partidista, ante el fuerte adversario que les está resultando Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la izquierda a la Presidencia.
Hay que recordar la intensa campaña beltronista exigiendo a su partido la oportunidad de aspirar a la candidatura presidencial, anteponiendo contenido al ideal discurso tricolor y no solo la estética hueca de Peña Nieto.
La postura crítica del sonorense ha causado un fuerte daño a la imagen del consorte de la Gaviota, de quien un creciente sector priísta comenzó a dudar al ver tantas equivocaciones y tan escasa sustancia en sus apariciones públicas, eso sí, privilegiando el maquillaje y un trabajo fino de cámaras, muy al estilo Televisa.
En el PRI hay fuentes que ven al gobernador de Tlaxcala usando su capacidad de convencimiento, para sortear esta etapa de desencuentro entre dos de sus amigos, uno de ellos, Manlio Fabio con un largo y obnubilado historial en el partido, pese a lo cual siempre ha sido generoso con el hoy mandatario tlaxcalteca, en las buenas y en las malas.
El otro, Peña, con menos años de conocerlo pero con la virtud de haber convencido a Beatriz Paredes Rangel, a apoyar el proselitismo de Mariano y asegurar el triunfo en las urnas, encargo al cual cumplió con esmero, recurriendo a todo tipo de artimañas y presiones para conseguir el fin que todos conocemos, o sea el triunfo marianista.
Si con Manlio ha recorrido el intrincado mundo de la política, a Peña le debe ser gobernador, y como el segundo es más joven y cuenta con el apoyo de Televisa, pues qué caray, el apoyo a Peña Nieto y para senador Beltrones, la gratitud de un político emanado de la Revolución y con un pensamiento de lealtad en los principios del tricolor, y todos los rollos que usted guste y mande para suavizar el hecho de darle la espalda.
Y al ser su intervención un factor para superar las crecientes diferencias entre Beltrones y Enrique Peña, pues no ha dudado en trasladarse al terreno acordado para ir cumpliendo paso a paso la encomienda de su partido, aunque para ello recurra a jugarnos el dedo en la boca, platicándonos de su viaje lo que en realidad no existió y sin caer en el error de volver a dar nombres, pues ya sabe usted lo sencillo que es conocer a detalle la agenda de cualquier personaje en New York, a través de los múltiples medios digitales de comunicación.
Creo que el mandatario tlaxcalteca tiene todo el derecho de asumir el papel protagónico que le reclama su partido, pero debe recordar que hoy su comportamiento debe obedecer al capítulo de Facultades y Obligaciones del gobernador del estado contenidas en la Constitución Local.
Puede, como cualquier ciudadano cumplir con su encargo partidista, pero fuera de su horario de trabajo y sin involucrar recursos públicos. Si la autoridad nos dice que va a la ciudad de New York a promover a la entidad y al regresar no entrega un informe detallado de esa jornada promocional, está incumpliendo con su obligación como servidor público.
Y ahora, con la sospecha de haber dedicado ese viaje a labores de cabildeo entre los dos aspirantes tricolores a la Presidencia de la República, pues más debe ser su apremio respecto a la manera como empleó dineros aportados por el gobierno, para un propósito bien definido.
El discurso ensombrecedor
Durante una gira por Yauhquemehcan, el mandatario tlaxcalteca planteó un 2012 con condiciones económicas desfavorables. Entonces convocó a alcaldes a lograr importantes avances en obra, aunque para ello cuenten con poco dinero.
Si nuestro futuro económico es poco halagüeño, las acciones deberían ser estratégicas y no caer en el caos al cual da lugar la falta de planeación y la falta de rumbo.
1. Oiga, gastar el escaso recurso en viajes internacionales sin resultados, es una incongruencia.
2. Pagar sumas millonarias para traer un espectáculo caro, como lo es la presentación del tenor Plácido Domingo, es otra incongruencia, tomando en cuenta los malos augurios del gobernador Mariano González, en el terreno presupuestal.
3. Paralizar obras como la Central de Abasto y la Plaza Bicentenario, dentro de un esquema de pelea contra su antecesor, pues es otra incongruencia si de veras consideramos la escasez de recursos.
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