Hasta ahora son variadas y muy diferentes las evaluaciones que se empiezan hacer sobre la mitad del gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros. Algunos perciben un gobierno que ha dado resultados y con logros visibles. Otros describen una administración sin proyecto y sin rumbo porque está basada en la improvisación y las ocurrencias. Unos más observan una gestión de fracasos, donde se ha privilegiado a la familia y amigos, ocasionando que cada vez se hable más del fenómeno de la corrupción.
La mandataria pareciera que entró a su zona de confort y que nada ni nadie es capaz de alterar sus tiempos y sus decisiones.
En este año no habido entrega del tercer informe de gobierno al Congreso del Estado como pasó en los dos años anteriores. Tampoco se llevó a cabo la celebración del tercer año del triunfo de Morena en Tlaxcala como se festejó en el 2022 y en el 2023.
Aunque se habla que la celebración se realizará en la segunda quincena de septiembre en el municipio de Apizaco, la realidad es que no se tiene confirmado y que podrían pasar muchas cosas, sobre todo porque en diciembre deberá hacer el acto protocolario de su Tercer Informe de Gobierno.
Hoy no hay prisa para reemplazar a pésimos funcionarios lorenistas de primer nivel que desde hace días abandonaron sus dependencias como Josefina Rodríguez Zamora y Antonio Martínez Velázquez, ex titulares de la Secretarías de Turismo y Cultura, respectivamente, es como si el gobierno de Tlaxcala nadara de a muertito y se dejase llevar por la corriente porque no hay objetivos, metas y proyectos.
La presencia de la gobernadora Cuéllar ya no emociona ni genera grandes concentraciones. Una prueba de lo anterior fue la instalación de la LXV Legislatura para el periodo comprendido del 30 de agosto de 2024 al 29 de agosto de 2027, pues la sede del Congreso del Estado lució semivacía y cuando llegó y se despidió la mandataria no hubo aplausos que destacaran su presencia en el recinto legislativo, es decir, pasó sin pena ni gloria.
Su asistencia nadie la entendió ni la justificó, porque no se recuerda que otros mandatarios hayan acudido a la instalación de la legislatura intermedia de sus periodos de gobierno, porque al final se trata de un acto de un Poder que en teoría es autónomo e independiente, de ahí que sus “asesores y consejeros” se volvieron a equivocar.
Sobra decir que la excesiva presencia de morelenses y veracruzanos encabezados por el secretario Parlamentario del Congreso del Estado, Noé Hernández, oriundo de la Ciudad de México, generó molestia entre los nuevos diputados y los asistentes a la sesión, porque ese funcionario y sus casi 20 colaboradores violan el reglamento al estar chacoteando debajo de la Bandera del salón y no comportarse mientras se entona el Himno de Tlaxcala.
No cabe duda que esos morelenses y veracruzanos recomendados del ex senador Rabindranath Salazar Solorio se sienten influyentes porque para ellos Noé Hernández es el diputado 26, pero sencillamente su actitud de impedir que alguien más tenga contacto con los diputados locales no será aceptada porque es obvio que su proceder ya generó irritación entre los representantes populares de Tlaxcala.
Además, Marcela González Castillo, la operadora “estrella” del lorenismo y nuera del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, durante la tarde noche de ayer salió presumiendo del Congreso del Estado que no dejará de controlar y manipular a los nuevos diputados locales, porque según ella será designada enlace del Poder Ejecutivo con ellos y su oficina quedará al lado del despacho de la Junta de Coordinación y Concertación Política que se dividirá para dar cabida a la engreída legisladora 27.
Y si bien la sucesión no está en la agenda inmediata de la gobernadora, lo real es que ya debe pensar en el tema y empezar a proyectar a los probables aspirantes a ocupar su lugar, porque si sólo le apuesta al esposo de Marcela González, el virtual presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, podría perder la partida y entregar la gubernatura a alguien ajeno a su grupo político, lo cual le podría generar serias consecuencias.
La «sobreexposición» que tienen las hijas de la mandataria, Mariana y Fernanda Espinosa de los Monteros Cuéllar, tampoco ha resultado positiva para la imagen de la actual administración, ya que no sólo se percibe una competencia entre ellas por heredar el capital político de su mamá, sino que pareciera que están en abierta campaña a un cargo de elección popular cuando las próximas elecciones son en el 2027.
Y en esa competencia, la que se dice que va ganando en aceptación, posicionamiento y respaldo ciudadano es Mariana Espinosa de los Monteros, la actual presidente honorífica del DIF de Tlaxcala, quizá porque es la que más impulso mediático ha recibido y porque se nota en las campañas oficiales del gobierno.
Lorena Cuéllar ya tiene tres años en el poder y en torno a su administración existen muchas dudas e interrogantes.
Anoche el aparente suicidio del presidente municipal de Nanacamilpa, el morenista Oswaldo Manuel López Valdez, manchó el relevo de alcaldes tlaxcaltecas previsto para mañana sábado.
Corresponderá a la Fiscalía General de Justicia de Tlaxcala aclarar si se trató de un suicidio o sí el joven político perdió la vida de otra forma.
El mes de agosto de este año ha sido una pesadilla para el gobierno de Cuéllar.
Finalmente, le cuento que la diputación de Ana Bertha Mastranzo Corona está firme y que al rendir protesta como legisladora se considera como un acto consumado, de ahí que ya no es necesario esperar el fallo de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre la impugnación que estaba pendiente, porque ya no hay forma que la oriunda de San Pablo del Monte pierda su curul.
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