La soberbia idea de intentar someter a los próximos diputados a la órbita de la influencia y el poder del secretario de Gobierno, Luis Antonio Ramírez Hernández y de la operadora “estrella” del lorenismo, Marcela González Castillo, duró muy poco o casi nada, porque la mayoría de los nuevos legisladores locales dejó en claro que sólo aceptará la autoridad de la mandataria, Lorena Cuéllar Cisneros.

 

 

 

La pretensión del morelense Ramírez Hernández y de González Castillo no prosperó, pese al madruguete que intentaron concretar con la repartición unilateralmente las comisiones del Congreso del Estado sin que esa decisión pasara por el acuerdo de los integrantes de la próxima legislatura que este jueves entrará en funciones.

 

Ayer un número importante de diputados electos sostuvo una reunión de acercamiento con la gobernadora Cuéllar, quien se percató que había cierto malestar entre algunos legisladores por las indicaciones que recibieron antes de hablar con ella y que provenían del secretario de Gobierno y su operadora también conocida como la esposa del futuro presidente municipal de Tlaxcala.

 

Cuando ese par de operadores hablaban con los inminentes representantes populares, éstos les decían qué comisión presidirían y en qué otras serían integrantes, lo que generó molestia y descontrol porque era evidente la burda injerencia del Poder Ejecutivo en el Poder Legislativo, lo cual provocó un rechazo inmediato que la gobernadora pudo detectar a tiempo y matizar a fin de que no se malinterpretara su intención e invitación de diálogo.

 

Hubo diputados que expresaron su abierto rechazo a la presencia de la engreída Marcela González que ya no es diputada y que tampoco ostenta un cargo en la administración estatal que justificara su presencia en las reuniones celebradas en Casa de Gobierno. Tampoco agradó el estilo y actitud mandona de Luis Antonio Ramírez, porque lejos de tratar a los legisladores con respeto, intentaba someterlos y darles órdenes.

 

Lo anterior generó que la intentona de repartir las comisiones de acuerdo con los intereses de los dos operadores lorenistas fracasara. Por ejemplo se buscó imponer a la inexperta morenista Madaí Pérez Carrillo como presidenta de la Comisión de Puntos Constitucionales, Gobernación, Justicia y Asuntos Políticos que estaría pactada para el verde ecologista Jaciel González Herrera, quien habría sido grillado para no ser designado en tal posición.

 

También se dice que no prosperó la intentona de imponer como coordinador del grupo parlamentario de Fuerza por México a David Martínez del Razo, quien expresó que tal representación debería ser desempeñada por Reyna Flor Báez Lozano.

 

Hasta la noche se hablaba que los que estaban seguros y casi amarrados eran Ever Alejandro Campech Avelar como presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política (JCCP) y Vicente Morales Pérez como responsable del Comité de Administración.

 

Lo que es un hecho es que los nuevos diputados locales no quieren tratar ni estar sometidos por Luis Antonio Ramírez ni por Marcela González, lo que quizá obligue a la gobernadora Cuéllar a buscar otros operadores para poder llevar la fiesta en paz con la próxima legislatura.

 

Para muchos resultó preocupante que Marcela González insista en meterse en el Congreso del Estado cuando debería estar preparando su llegada a la presidencia honorífica del DIF capitalino, ya que a partir del sábado su esposo, Alfonso Sánchez García, asumirá el control del ayuntamiento de Tlaxcala.

 

A lo mejor se le hace poca cosa ese cargo y por esa razón busca que la designen en otra posición cerca de la gobernadora para seguir sintiéndose poderosa e indispensable.

 

Hoy entra en funciones la nueva legislatura y veremos qué tan independiente se muestra o por el contrario qué tan obediente y sumisa se observa a la gobernadora Lorena Cuéllar.

 

Se valen apuestas.

 

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