La política de rechazar y excluir a los auténticos morenistas que fundaron el partido y que han contribuido a su consolidación se mantendrá tal y como ha sido desde la llegada al poder de Lorena Cuéllar Cisneros a la gubernatura de Tlaxcala.

 

 

Si en su gabinete legal y ampliado hay pocos morenistas de trayectoria y de peso político, al parecer ese comportamiento prevalecerá no sólo en la próxima legislatura local, sino en los ayuntamientos que a partir del sábado gobernarán militantes del partido guinda.

 

De no existir cambios, el ex perredista y hoy neo morenista, Ever Alejandro Campech Avelar, será ungido como próximo presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, desplazando al resto de los legisladores de Morena que, para su desgracia, no cuentan ni con la confianza ni el respaldo de la operadora estrella del lorenismo, la diputada con licencia y nuera del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, Marcela González Castillo, quien decidió heredar su poder e influencia a su amigo.

 

El poderoso Comité de Administración quedará nuevamente en manos del morenista Vicente Morales Pérez, quien ya manejó los recursos del Congreso del Estado por tres años y se alista para continuar con esa labor, lo cual deja en claro que la gobernadora está contenta con el trabajo que ha llevado a cabo ese ex panista.

 

A la influyente Comisión de Puntos Constitucionales, Gobernación, Justicia y Asuntos Políticos quedará bajo el control del verde ecologista, Jaciel González Herrera, un legislador que logró la reelección y que ya ha demostrado ser un diputado de resultados.

 

Otro diputado que también fue reelecto y que se ha ganado la confianza de la mandataria tlaxcalteca es Blamidir Zainos Flores, quien representa los intereses del partido local Nueva Alianza. Él asumirá la responsabilidad de la Comisión de Finanzas y Fiscalización del Congreso del Estado.

 

El reparto de las posiciones más importantes del Congreso local está propuesto así y sólo falta ver que se confirmen para verificar que se excluyó a los morenistas y comprobar que Marcela González sin ser diputada seguirá operando y manejando a la futura legislatura.

 

Y si en el Congreso del Estado ya se excluyó a los morenistas para dar paso a ex militantes de otras fuerza políticas, déjeme decirle que esa situación estará siendo replicada en varios ayuntamientos como en de Tlaxcala y Apizaco, donde los alcaldes de Morena, Alfonso Sánchez García y Javier Rivera Bonilla, ya le abrieron las puertas a ex priistas, ex panistas y ex perredistas.

 

En los próximos días le contaré cuántos ex funcionarios de la administración municipal de Anabell Ávalos Zempoalteca se incorporan al ayuntamiento capitalino y cuántos ex panistas y ex priistas hacen lo propio en el gobierno de Apizaco.

 

Sencillamente en Tlaxcala es un error ser fundador y morenista de hueso colorado.

 

O no.

 

Las contradicciones lorenistas en seguridad

 

Cada vez se percibe más la desesperación del gobierno de Lorena Cuéllar en materia de seguridad.

 

No sabe cómo salir de la crisis y enfrentar el golpeteo mediático que está minando cada vez más su cuestionada credibilidad.

 

Los funcionarios lorenistas presumen la inversión millonaria que ha hecho la actual administración en los último tres años en tecnología y equipo para combatir el crimen a través del C5i y de los C2 habilitados en varios municipios, sin embargo lo que los tlaxcaltecas quieren y anhelan es que las múltiples bandas de hampones que operan con total impunidad a lo largo y ancho de la entidad sean detenidas y enviadas a la cárcel.

 

Nadie o muy pocos saben cuántos hechos delictivos documentados en video a través del C5i y de los C2 se han traducido en detenciones o en procesos penales, porque la información sobre esos casos se esconde bajo el pretexto de que se trata de elementos claves dentro de una investigación.

 

Los ciudadanos y las ciudadanas están hartas de que comandos armados se metan a casas a robar y a intimidar a familias, están cansadas de que a cualquier hora y en cualquier carretera se aparezcan criminales para despojarte con violencia de tu vehículo, están asustadas de que Tlaxcala está convertido en un tiradero de cadáveres que ahora ya se observan decapitados y descuartizados, están preocupadas por los feminicidios y por otros delitos más.

 

El interés de la gobernadora Cuéllar por mejorar la seguridad es real y legítimo, pues lo ha demostrado canalizando recursos públicos a un sector que estaba olvidado, pero los que han fallado son los funcionarios que le mienten y la engañan, porque le ocultan información, porque sólo le hablan de los datos y cifras positivas, porque son incapaces de diseñar una estrategia que se traduzca en resultados.

 

El gobierno sigue siendo reactivo, descuidado e improvisado para abordar temas delicados como el de la aparición de cadáveres descuartizados en suelo tlaxcalteca.

 

De entrada, si en la mañana de ayer no hubiera aparecido otro cuerpo embolsado de un hombre en el municipio de San Pablo del Monte, difícilmente las autoridades encabezadas por el bobo secretario de Seguridad Ciudadana, Alberto Perea Marrufo, hubieran convocado a una conferencia de prensa para anunciar que la Mesa para la Construcción de la Paz en el Estado aplicará una nueva estrategia para blindar las zonas limítrofes, especialmente la de Puebla con Tlaxcala.

 

Después de que Tlaxcala lleva tres años siendo un tiradero de cuerpos (en agosto suman 13 cadáveres), ahora el gobierno lorenista dice que pondrá en marcha un operativo que incluirá acciones de inteligencia y la presencia de la Guardia Nacional, de la Secretaría de Marina, la SEDENA y del Estado para fortalecer la seguridad y coadyuvar a que la Fiscalía del Estado también refuerce sus carpetas de investigación y se pueda detener a los responsables de las actividades de asociación delictuosa.

 

La postura de las autoridades resulta absurda, incongruente, poco creíble y sin legitimidad, porque con este anunció es la quinta o sexta vez que dicen que blindarán la zona limítrofe, sin embargo no se ha podido frenar que delincuentes poblanos crucen tranquilamente hacia Tlaxcala para ejecutar personas y arrojar cadáveres.

 

Los funcionarios lorenistas insisten en presumir que la incidencia delictiva va a la baja y que Tlaxcala es de los estados más seguros del país, pero sí es así entonces porque implementar una nueva estrategia de seguridad, porque no han detenido a esos criminales armados que se pasean por la entidad si contamos con la mejor tecnología, porque si existe una excelente coordinación entre las diferentes fuerzas del orden no se logran evitar hechos delictivos que se comenten en todos los municipios y a todas horas del día, porque los tlaxcaltecas han perdido la confianza al gobierno y tienen miedo de salir de sus casas.

 

La seguridad está mal y va empeorando cada día. Un claro ejemplo, fue el asalto violento que una persona sufrió tras retirar 200 mil pesos de un banco en la capital. Los delincuentes entraron al negocio donde la víctima estaba comiendo una torta para quitarle el dinero, lo grave es que el atraco se cometió a unos metros de las instalaciones de la Policía Municipal de Tlaxcala y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala.

 

Y lo peor, es que los criminales que accionaron un arma de fuego lograron escapar, como sucede siempre en Tlaxcala.

 

De pena lo que se vive en Tlaxcala.

 

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