Cuántos ejecutados harán falta para que el inútil secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, Alberto Perea Marrufo, renuncie y deje de engañar a los tlaxcaltecas sobre su fallida estrategia para frenar los crímenes y la ola delictiva que azota a la entidad.

 

 

Su permanencia en el cargo es insostenible, porque una y otra vez ha demostrado que es incapaz, ineficiente, omiso, irresponsable e inepto. Desde su llegada en agosto del año pasado no ha mejorado la seguridad, al contrario se enrareció y delitos como feminicidios, homicidios dolosos, asaltos en carreteras y atracos violentos en negocios y casas habitación aumentaron.

 

Alberto Perea ha defraudado la confianza de los tlaxcaltecas y con el paso de los meses se ha comprobado que fue un error haberle permitido el cambio de los mandos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana para incrustar a elementos policiacos foráneos que no sólo desconocen el estado, sino que al parecer llegaron con ciertas mañas que han permitido a grupos criminales ganar terreno en municipios como El Carmen Tequexquitla y Cuapiaxtla.

 

Hay zonas en determinados municipios como Apizaco, Tzompantepec, Tetla, Yauhquemehcan, Nativitas, Chiautempan, Totolac, Tlaxcala, San Pablo del Monte, Calpulalpan y otros donde operan bandas de delincuentes sin que los uniformados de la policía municipal, estatal o de la Guardia Nacional se atrevan a detenerlos, como también sucede, porque está documentado en videos, con elementos del Ejército y de la Marina.

 

El 2 de agosto fueron ejecutados en Tenancingo cuatro poblanos que al parecer pertenecían al grupo criminal de los González que opera en el municipio Amozoc perteneciente al vecino estado de Puebla.

 

Ayer se reportó el hallazgo de otros tres cadáveres con evidentes signos de violencia (uno cuerpo estaba decapitado) en el barrio de San Nicolás del municipio de San Pablo del Monte, pero unos días antes, el 15 de agosto se conoció que dos hombres fueron encontrados sin vida y con las manos atadas en la comunidad de Mariano Matamoros de Tlaxco.

 

Está de más decir que la policía a cargo del bobo Alberto Perea no vio nada ni detuvo a nadie en todos los casos, incluido en donde un hombre disparó a mansalva a unos hombres que estaban presentes en una carrera de caballos realizada el pasado domingo en el municipio de Axocomanitla.

 

Sobre el avance de las investigaciones para dar con los responsables de esos asesinatos y hechos sangrientos no se sabe nada, pues está claro que la Fiscalía General de Justicia de Tlaxcala tiene acumulados varios expedientes y que tal vez por esa razón se desconoce qué asuntos son prioritarios para las autoridades lorenistas.

 

Al capitán de la Marina, Alberto Perea, le quedó muy grande el cargo de secretario de Seguridad Pública de Tlaxcala. Ya nos enseñó que lo suyo es jugar al policía y aplicar a diestra y siniestra multas de tránsito como lo hacía en el municipio de Chetumal en Quintana Roo.

 

Vergüenza le debería decir que es miembro de la Marina y que en su travesía por la entidad lo acompañó un destacamento de marines porque al menos en la entidad han evidenciado que no son tan efectivos y sagaces como sí lo son en otras entidades combatiendo con eficacia a los criminales.

 

Me resisto a creer que en Tlaxcala se ha normalizado la violencia y el registro de actos tan atroces. Lamento que los líderes de los partidos políticos de oposición callen, al igual que los diputados locales que prefieren compartir en redes sociales el cartel de artistas que estarán presentes en el palenque de la feria que en lugar de fijar una postura y exigir resultados al secretario de Seguridad.

 

El pueblo no es tonto, lo ha reiterado una y otra vez el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por lo que sabe y se da cuenta que el problema de la inseguridad está fuera de control y llegado el momento va a castigar a los gobernantes y políticos, pero también a los delincuentes que sean atrapados infraganti, por lo que no descarte que pronto se hable de un nuevo linchamiento en Tlaxcala.

 

Ojalá alguien le diga a Alberto Perea que lo mejor que puede hacer es renunciar y dejar de hacer daño no sólo a su jefa y a la actual administración, sino a los tlaxcaltecas que nunca se habían sentido tan inseguros.

 

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