A qué autoridad se le debe creer.

 

 

Cuál es la información real y cuál es la información equivocada, maquillada o simulada.

 

Lo que es un hecho es que las autoridades tlaxcaltecas son muy buenas para presumir cifras cuando los benefician, pero cuando hay información de otra fuente que pone en duda los supuestos logros de la administración lorenista los funcionarios que deberían dar la cara y aclarar los números sobre la incidencia delictiva se esconden o evaden su responsabilidad como los foráneos titulares de las secretarías de Gobierno y Seguridad Ciudadana, Luis Antonio Ramírez Hernández y Alberto Perea Marrufo.

 

Resulta que los datos obtenidos por el Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal 2024 levantado al final del 2023 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), revelaron que Tlaxcala se ubicó en el primer lugar de probables robos y asaltos en carreteras y puentes estatales.

 

De acuerdo con la información, dos mil 780 delitos de ese tipo se habrían perpetrado en la entidad, cifra que resulta alarmante porque implicaría que durante todo el año pasado se cometían 7.6 asaltos diarios, lo cual al menos no está reflejado en las denuncias presentadas en la extinta Procuraduría General de Justicia en el Estado.

 

Obviamente, la información que fue publicada en los medios locales y nacionales dejó mal parada a la administración de la mandataria Lorena Cuéllar Cisneros que sostiene que Tlaxcala es de los estados más seguros del país y que por 22 meses seguidos se ha registrado una baja en la incidencia delictiva.

 

El gobierno estatal emitió un comunicado de prensa para tratar de desacreditar la información del Inegi. Según el boletín, de enero del 2018 a diciembre del 2023 se tiene registrados mil 698 delitos contra transportistas en carreteras tlaxcaltecas, de ahí que la información del Instituto estaría inflada o ésta no refleja la realidad, ya que muchos de estos atracos se cometieron en otras entidades pero se vinieron a denunciar aquí.

 

El escueto e impreciso comunicado oficial no detalla cuántos robos a transportistas se cometieron el año pasado, ni tampoco dice cuántas denuncias se han presentado y judicializado, ni el número de delincuentes que han sido detenidos por incurrir en ese tipo de delitos, por lo que se desconoce la efectividad que han tenido las autoridades tlaxcaltecas para combatir ese tipo de ilícitos y si éstos se han incrementado o disminuido en lo que va del gobierno lorenista.

 

En cambio, presume la inversión de mil millones de pesos para modernizar y actualizar la infraestructura actual en seguridad a través de acciones de monitoreo y video vigilancia.

 

La percepción sobre la inseguridad sigue y hasta ahora el gobierno lorenista no ha podido cambiarla. Nadie puede negar que la gobernadora Cuéllar ha invertido recursos públicos y ha emprendido acciones para combatir los delitos, sin embargo lo anterior ha sido insuficiente para que los ciudadanos y las ciudadanas se sientan seguras, pues rara vez se escucha o se habla que algún maleante o una banda de delincuentes es detenida.

 

Recientemente, los empresarios de la Coparmex Tlaxcala dieron a conocer cifras que demuestran que el problema de robos y asaltos es preocupante. Según sus datos 22.1 por ciento de sus socios han sufrido robos de mercancías en tránsito, otro porcentaje similar dijo ser víctima del delito de extorsión o cobro de piso y un 17.4 por ciento sostuvo que han sido víctimas de robo de vehículos propiedad de sus compañías.

 

Al gobierno de Lorena Cuéllar le urge cambiar de estrategia en materia de comunicación relacionada con el tema de seguridad. Negar el problema y minimizar datos que no son favorables no es la mejor opción ni el camino adecuado, porque lo que los tlaxcaltecas quieren ver y sentir son resultados.

 

Además, creo que se debería analizar y valorar la permanencia del secretario de Seguridad Ciudadana, Alberto Perea Marrufo, porque desde su llegada los homicidios dolosos se dispararon al igual que ciertos delitos de gran impacto, lo que evidencia que su trabajo es deficiente y pésimo porque nadie se siente seguro en Tlaxcala.

 

Esa es la realidad y la percepción que existe.

 

Así de fácil.

 

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