El PRI está moribundo en Tlaxcala y sus posibilidades de revivir son escasas, por no decir, imposibles.

 

 

 

Ayer, la líder sindical de los trabajadores de la Secretaría de Salud y diputada local reeleccionista, Blanca Águila Lima, decidió decir adiós definitivamente al ex partidazo, el cual pierde una estructura de operación y poder que seguramente va a extrañar.

 

El PRI en Tlaxcala dejó de ser un monstruo electoral para convertirse en una caricatura que tiene tanque de oxígeno, pero que seguramente no le alcanzará para llegar con algo de fuerza a los comicios del 2027.

 

La ex gobernadora de Tlaxcala y ex senadora, Beatriz Paredes Rangel, difícilmente podrá sostener de pie al desahuciado partido, el cual puede presumir que los últimos mandatarios estatales se formaron en PRI, incluido aquellos que se salieron de él para llegar al poder con el respaldo de otras fuerzas políticas como Alfonso Sánchez Anaya por el PRD, Héctor Ortiz Ortiz por el PAN y la actual Lorena Cuéllar Cisneros por Morena.

 

Al parecer la fábrica de generar gobernadores está en quiebra y a partir de ahora podría iniciar una nueva etapa donde surja una clase política sin llevar marcados antecedentes priistas.

 

El ex gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez quizá será recordado como el principal culpable de sepultar al PRI que lo ungió como el jefe político de la entidad tlaxcalteca, pues al pactar con Morena la entrega de la gubernatura de Tlaxcala para Lorena Cuéllar en los comicios del 2021, inició su proceso de desaparición del ex partidazo.

 

Difícilmente Beatriz Paredes podrá revivir y fortalecer el partido que prácticamente ha sido abandonado por sus principales liderazgos y operadores, como Blanca Águila, José Luis Ramírez Conde, Mariano González Zarur y otros más que sencillamente no encontraron ningún sentido en quedarse en el PRI, instituto que fue abandonado y desmantelado, situación que se agudizó con la llegada de Alejandro Moreno Cárdenas a la dirigencia nacional del tricolor.

 

Aunque el ex gobernador Mariano González no ha declarado públicamente su renuncia al PRI, en los hechos ya lo abandonó porque todo su grupo, incluido su hijo, ya trabajan para otros institutos políticos.

 

Habrá que ver quienes ayudan a Beatriz Paredes a sostener el PRI. Seguramente estará a su lado Anabel Ávalos Zempoalteca, la actual senadora del PRI, quienes se encuentran más que decepcionadas de Blanca Águila por lo que ellas consideran una traición y una deslealtad al partido, toda vez que si la líder sindical logró ser dos veces legisladora plurinominal fue por el impulso y respaldo que ambas le dieron.

 

Como se sabe, la FETSE ya se inclinó por Morena y cómo el sindicato que encabeza Blanca Águila pertenece a esa federación, no sería extraño que pronto deje de ser “diputada independiente” para asumir su camiseta morenista.

 

Desde hace tiempo empezó la desbandada priista hacia Morena y seguramente ésta seguirá. Recientemente el ex diputado federal, Mariano González anunció su renuncia al PRI, luego que se supo que su esposa Alejandra del Moral Vela, ex candidata del tricolor a la gubernatura por el Estado de México hizo lo propio para sumarse al proyecto de la virtual presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

 

La salida de Blanca Águila no es un asunto menor ni un caso que pueda minimizarse. La diputada es una aguerrida mujer y una buena operadora que lo ha demostrado en diferentes procesos electorales.

 

Por lo pronto, deja al PRI sin voz ni presencia en el Congreso del Estado. Se va argumentando que fue víctima de violencia política y de género por parte del dirigente del partido en Tlaxcala, Ernesto García Sarmiento.

 

Lo anterior afectará seriamente al ex partidazo que al parecer las únicas figuras vigentes que le quedan son Beatriz Paredes y la actual senadora, Anabell Ávalos Zempoalteca.

 

Al paso que va seguramente en el 2027 perderá su registro en Tlaxcala como partido político.

 

Sólo es cuestión de tiempo.

 

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