El gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros, al parecer, volvió a tomar una decisión equivocada en el conflicto del “7 de Mayo”, porque ya nadie quiere a los Erazo-Rodríguez, vaya, ni los de su planilla.
Una verdadera bomba de tiempo está a punto de estallar en el recién designado Comité Ejecutivo del Sindicato “7 de Mayo”, pues bastaron tres semanas para que Guadalupe Rodríguez Guzmán enloqueciera y lograra sola lo que no pudieron hacer todas las planillas, unir a todos los trabajadores, pero en su contra.
Pareciera que, a la ex dirigente sindical, quien estuvo a punto de pisar la cárcel por haber cobrado los gastos médicos de una trabajadora y quien ya no tendría que formar parte de este gremio, toda vez que cuando fue expulsada la justicia federal dejó firme su exilio y solo le reconoció su pago millonario, nuevamente ha hecho de las suyas bajo el pretexto que es la comadre de la gobernadora.
Resulta que la toma de nota que el convenenciero Tribunal de Conciliación y Arbitraje (TCyA) otorgó a Karina Erazo Rodríguez, solo se trató de una burla a los trabajadores, pues desde el primer minuto en que le hicieron entrega del nombramiento y de paso de las oficinas, quien tomó las riendas del sindicato y hasta el lugar en su sede, fue Guadalupe Rodríguez.
Sin embargo, resulta que, a tres semanas de estos hechos, además del 70 por ciento de la base trabajadora que no quiere a Guadalupe Rodríguez, se han sumado el otro 29.9 por ciento de sindicalizados, incluyendo a los integrantes del Comité Ejecutivo que en teoría encabeza su hija Karina Erazo.
Ahora resulta que toda la mesa directiva del gremio “7 de Mayo” debe simplemente no sólo soportar todas las indicaciones de Guadalupe Rodríguez, sino que además debe hacerlo sin decir nada o protestar.
Para colmo, esa señora ya se convirtió en una aviadora de la Secretaría de Gobierno, pues jamás se le ve trabajando en el puesto de confianza que se le asignó y solo acude a las oficinas cuando va cobrar su jugoso salario.
Tal mal están las cosas que, desde la semana pasada, los propios integrantes del Comité Ejecutivo se armaron de valor para conformar su propio grupo interno para hacerle frente a Guadalupe Rodríguez y entre las acciones inmediatas a efectuar, prevén desalojarla de las oficinas y obligar a Karina Erazo que asuma su responsabilidad de secretaria general, o de lo contrario, que renuncie a este cargo.
Así las cosas al interior del sindicato, donde simplemente nadie quiere a los Erazo-Rodríguez. La primera acción que emprendió el sindicato fue la reinstalación inmediata de Pedro Erazo Rivera, padre de Karina Erazo, quien además de ya formar parte nuevamente de este gremio, recibió un jugoso pago por los años que estuvo fuera de la administración estatal, mientras que a los cuatro trabajadores que se encuentran en las mismas condiciones, les han advertido que tendrán que esperar un tiempo más, pues primero son los patrones.
Difícil de creer pero así son las cosas.
Y ya que hablamos de abusos de poder, será interesante ver si la muerte del primer paciente sometido de manera negligente a la Unidad de Hemodinamia tiene consecuencias para el secretario de Salud, Rigoberto Zamudio Meneses, quien puso en marcha esa área sin contar con los permisos correspondientes e ignorando las indicaciones del IMSS-Bienestar que pronto sería el encargado y responsable de esas modernas instalaciones.
Como se ha dicho las autoridades de Salud de Tlaxcala primero presumieron la operación, pero luego callaron cuando el paciente de 53 años murió. Al principio destacaron la inversión que dispuso la administración estatal y la nueva tecnología y equipo médico que hizo la intervención quirúrgica, para luego decir que el tlaxcalteca atendido era un caso de alto riesgo porque era diabético e hipertenso descontrolado que tenía una extensa enfermedad en todas las arterias coronarias.
Sí estaba tan mal, entonces por qué deciden operarlo y presumir la intervención, si tenía una probabilidad de mortalidad mayor al 50 por ciento por estar en una fase aguda de su padecimiento, porque no se mencionó en el primer comunicado en el que se destaca su cirugía y se asienta que el paciente estaba estable.
Hay muchas preguntas y muy pocas respuestas.
Ojalá el IMSS-Bienestar no termine siendo la tapadera de esa grave negligencia médica del secretario de Salud que autorizó la operación sólo para lucirse y presumir el equipo e instalaciones, porque las autoridades de ese sistema saben que la Unidad de Hemodinamia carece de permisos sanitarios para operar, tan es así que esa área aún no es recibida, pese a que está en el convenio que el gobierno de Tlaxcala firmó con el gobierno federal.
Da tristeza ver cómo hay funcionarios estatales que en su afán de brillar se aprovechan de las enfermedades y padecimientos de familias tlaxcaltecas.
Qué vergüenza.
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