Como un balde de agua fría cayó entre los grupos lorenistas y anayistas la noticia del registro para buscar la reelección como senador del ex gobernador de Tlaxcala, el ex priista José Antonio Álvarez Lima, quien representa los intereses de Claudia Sheinbaum Pardo, virtual candidata presidencial de Morena, el PT y de PVEM.

 

 

La disputa por la candidatura que le correspondía al género de varón prácticamente se había especulado que se daría entre el lorenista Sergio González Hernández y el anayista Alfonso Sánchez García, el primero ex panista y ex secretario de Gobierno y el segundo ex secretario de Infraestructura e hijo del ex gobernador tlaxcalteca, Alfonso Sánchez Anaya.

 

Ambos personajes ya habían presumido su registro como aspirantes al Senado por parte de Morena, sin embargo la tarde noche de ayer se confirmó que José Antonio Álvarez también llevó a cabo ese procedimiento, evidenciando que la competencia por la nominación no será entre dos, sino entre tres, lo que seguramente polarizará aún más a la militancia y a los simpatizantes, además de que se hará más evidente las diferencias, la capacidad y la experiencia que tienen los precandidatos a ese cargo en Tlaxcala.

 

Hace unas semanas le había comentado que el margen de maniobra que tendría la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros para influir e imponer candidatos al Senado y a las diputaciones federales estaba acotado debido a que ella le apostó al aspirante presidencial equivocado, es decir, Adán Augusto López Hernández, ex secretario de Gobernación, quien perdió en Tlaxcala y a nivel nacional en el proceso interno de Morena, el PT y el PVEM, pues quedó en el cuarto lugar, abajo del petista Gerardo Fernández Noroña, el morenista Marcelo Ebrard Causabón y de la ganadora Claudia Sheinbaum.

 

Me queda claro que a la virtual candidata presidencia de Morena no se le olvida lo anterior y por esa situación alienta y apoya la reelección de uno de sus asesores, el actual senador Álvarez Lima, quien en el paso proceso para elegir al aspirante que sucederá en el cargo al presidente Andrés Manuel López Obrador fungió como su representante en la mesa que se instaló para definir a las empresas encargadas de la encuesta y de la metodología a seguir para levantar esos estudios demoscópicos.

 

Más allá de las simpatías afectos o fobias y diferencias, José Antonio Álvarez es el político mejor preparado y con experiencia para volver a fungir como senador. El lorenista Sergio González y el anayista Alfonso Sánchez no tienen nada que hacer frente a ese viejo lobo de mar que en trayectoria, en discurso, en argumentación, en capacidad y en cercanía con el poder les gana a sus adversarios.

 

Sergio González está en la competencia porque representa al lorenismo, no porque sea un portento de político o un líder carismático o querido o de gran trayectoria. El bisoño Alfonso Sánchez entró a la disputa por las influencias de su papá Alfonso Sánchez Anaya, quien dice ser íntimo amigo de López Obrador y de Claudia Sheinbaum, sin embargo es evidente que es un tipo limitado, zonzo, torpe, desconocido y gris que acabar de entrar a la política.

 

Es obvio que Claudia Sheinbaum no se siente cómoda con ninguna de las dos propuestas y por esa razón está apostando a José Antonio Álvarez, quien es un político con gran colmillo que ha sabido leer e interpretar muy bien las señales y la política que ejercen los hombres y mujeres de poder en Morena, pues desde su actual posición como senador se dice que ha movido varios hilos para desgastar, golpear y cuestionar la administración de Lorena Cuéllar en temas como la entrega de Radio Altiplano al grupo de El Heraldo, la designación de su ahijado Luis Antonio Ramírez Hernández como secretario de Gobierno y otros más.

 

Si la gobernadora Cuéllar lee bien los mensajes, seguramente sacará las manos de proceso interno de Morena para elegir candidatos al Senado y a las diputaciones federales y se sumará a respaldar las propuestas de Sheinbaum Pardo para tratar de recomponer su relación con la futura presidenta de México.

 

También puede mantenerse en su idea de que ella es la gobernadora y que puede hacer lo que quiera y tomar decisiones tan cuestionadas como imponer a su ahijado morelense como el segundo de abordo en su administración, aunque todos la critiquen y destruyan su prestigio y capacidad.

 

El pronóstico de que Lorena Cuéllar perdería influencia y poder en la designación de los candidatos a los cargos de elección federal se está cumpliendo. Hoy vence el plazo para el registro de aspirantes y en los próximos días se sabrá quienes cumplieron con los requisitos y empezarán su precampaña para el Senado y las diputaciones federales.

 

Aun no se sabe quiénes son las mujeres que también buscan llegar a la Cámara Alta del Congreso de la Unión, descarte que entre ellas exista una lorenista con posibilidades de competir. Esa posición seguramente recaerá en una aliada de Claudia Sheinbaum, ya sea la senadora que intentará también su reelección, Ana Lilia Rivera Rivera o la diputada federal Dulce Silva Hernández.

 

Así las cosas en Morena.

 

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