Los despidos de dirigentes y miembros del sindicato de burócratas del 7 de Mayo lejos de provocar temor, encendió los ánimos y según dicen éstos se verán reflejados en las protestas que se llevarán los trabajadores del gobierno a lo largo del desarrollo del mundial de voleibol de playa que se realizará del 5 al 10 de octubre en Tlaxcala, Apizaco y Huamantla.
El gobierno lorenista se puede estar equivocando en su estrategia de cerrarse al diálogo y de oponerse a instalar una mesa de negociación, porque los sindicalizados siguen organizándose y diseñando la estrategia a seguir para manifestarse y evidenciar con documentos las supuestas transas de la actual administración que, según ellos, pondrían en duda el discurso de que se está combatiendo la corrupción.
En las reuniones que han llevado a cabo en los últimos dos días, los burócratas, maestros, pensionados y jubilados acordaron mantener el movimiento de rechazo a la gobernadora de Tlaxcala Lorena Cuéllar Cisneros y a la implementación del nuevo servicio de salud, el cual estaría operando con fallas y evidentes anomalías que están documentadas.
El despido del no reconocido dirigente del 7 de Mayo, Enrique Escobar Cortez, generó incertidumbre en las primeras horas del martes, pero después se comprobó que su cese y el de otros miembros más del sindicato fue injustificado e ilegal, de ahí que los casos jurídicamente se encuentren ganados y será cuestión de tiempo para que las autoridades terminen dándole la razón a los burócratas que fueron separados de su trabajo el pasado lunes.
Simple y sencillamente la administración lorenista no podrá deshacerse de los burócratas incómodos de una forma permanente, salvo que éstos acepten su liquidación, lo cual no sucederá porque saben que su reinstalación tarde o temprano será un hecho, incluso después de que concluya el periodo de Lorena Cuéllar como mandataria.
Dicen que nuevamente el voraz abogado Miguel Sánchez Ramírez, Director Jurídico de la Secretaría de Gobierno se volvió a equivocar de estrategia junto con el ineficiente de su jefe, Sergio González Hernández, porque los despidos no se traducirán en la cancelación de las protestas de los sindicalizados ni tampoco derivará en que se olvide el conflicto, el cual amenaza con escalar de intensidad.
Me parece que el manotazo que dio el gobierno de Tlaxcala en la mesa no fue del todo equivocado porque era necesario, pero es urgente que aparezca el talento de los funcionarios lorenistas para que dejen de ser espectadores y realmente se involucren y ayuden a la mandataria a solucionar ese problema que podría manchar el mundial de voleibol de playa.
Sabemos que el inútil secretario de Gobierno, Sergio González, dejó de ser un interlocutor no sólo en este problema, sino en otros más, pero a la negociación con el jiribilludo y aguerrido sindicato 7 de Mayo podría entrarle el Oficial Mayor de Gobierno, Ramiro Vivanco Chedraui o el Consejero Jurídico del Ejecutivo, José Rufino Mendieta Cuapio, porque la que sigue dando la cara y cayendo en desgaste es la gobernadora Cuéllar.
Las protestas de los sindicalizados durante el desarrollo del mundial de voleibol serán inevitables. Ojalá no deriven en enfrentamientos que compliquen más el conflicto entre los inconformes y las autoridades estatales que no dudarán en recurrir a la violencia del Estado para garantizar el orden en Tlaxcala.
La polarización en Tlaxcala es cada vez mayor. El PRI y sus aliados se alista para desacreditar en las próximas campañas electorales al gobierno lorenista, el cual podría ser vulnerable en algunas áreas en las que se han cometido errores, de ahí que habrá que ver qué tanto resulta afectada la actual administración.
Por otra parte, Lorena Cuéllar está ante la oportunidad de debilitar a un más al PRI y al PRD, partidos que han asumido un verdadero papel opositor en la entidad y que se encuentran en una posición vulnerable porque se rumora que han perdido fuerza y presencia.
El escenario para el desarrollo del mundial de voleibol de playa no es alentador.
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