Bajo el amparo de la ley, el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros decidió despedir a integrantes del sindicato 7 de Mayo, que en su visión generaban inestabilidad y problemas.

 

 

Para algunos la decisión llegó tarde, pero llegó, mientras que para otros representa un acto desesperado de las autoridades para tratar de controlar las protestas de los burócratas, maestros, pensionados y jubilados que se tienen previstas para la inauguración y desarrollo del mundial de voleibol de playa a celebrarse en Tlaxcala del 5 al 15 de octubre.

 

Los sindicalizados cometieron el error de estirar la liga del conflicto y de mal interpretar la enorme tolerancia del gobierno lorenista con debilidad, porque es evidente que la mandataria Cuéllar está decidida a defender sus decisiones y acciones para rescatar y salvar a Pensiones Civiles de la quiebra en que otras administraciones dejaron a esa dependencia estatal.

 

Aunque los seguidores y simpatizantes del hoy ex trabajador del gobierno del estado, Enrique Escobar Cortez, quien además se ostentaba como dirigente del 7 de Mayo, insisten en mantener su movimiento para exigir la cancelación del nuevo servicio de atención médica, en los hechos existe temor entre los sindicalizados porque ya comprobaron que la administración estatal está dispuesta a despedir a aquellos burócratas tlaxcaltecas que se opongan al mismo y que insistan en generar desmanes y protestas como las de las últimas fechas.

 

Me parece que los dirigentes y ex líderes del 7 de Mayo cometieron varios errores que hoy los han puesto en una posición complicada. De entrada pusieron a prueba la tolerancia de la mandataria que se terminó el pasado domingo durante la celebración de dos años de su llegada al poder, pues sencillamente los sindicalizados mancharon ese evento que para ella era relevante e importante.

 

También evidenciaron su interés político partidista de su movimiento, ya que el pasado sábado respaldaron y apapacharon al diputado federal priista Mariano González Aguirre, quien rindió su informe legislativo, acto que aprovecharon para lanzar consignas contra la gobernadora Lorena Cuéllar.

 

Si bien a las partes les faltó talento y capacidad para establecer mesas de negociación donde se pudieran alcanzar acuerdos, hoy pareciera que el diálogo está cerrado definitivamente y que la administración aplicará simplemente la ley para imponerse.

 

Enrique Escobar que se ostentaba como secretario electo del sindicato 7 de Mayo confirmó la tarde de ayer que interpondrá una demanda por despido injustificado, sin embargo su posibilidad de mantenerse en la nómina de la Orquesta Sinfónica, a cargo de la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEPE), es nula, debido a que la gobernadora Lorena Cuéllar dio la instrucción de liquidarlo conforme a la ley, proceso que se hará ante las instancias correspondientes a fin de evitar malos entendidos.

 

En una entrevista, la mandataria tlaxcalteca dejó entrever que no habrá marcha atrás en sus decisiones y que no le temblará la mano para seguir con los despidos de sindicalizados.

 

Lorena Cuéllar ya mostró sus cartas y un rostro que muy pocos conocían. Ahora falta esperar la respuesta de los sindicalizados para ver qué rumbo toma el conflicto que prácticamente se mantiene desde que inició la actual administración.

 

Por lo pronto, los burócratas, maestros, jubilados y pensionados inconformes con las autoridades estatales deberán pensar muy bien sus movimientos, porque se dice que los despidos que inició el gobierno lorenista se mantendrán en los siguientes días.

 

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