Muy pocos, pero en realidad muy pocos, han tenido la suerte de no ser oriundos de Tlaxcala pero se les da todas las facilidades para controlar el poder y acceder a beneficios.

 

 

Ejemplos, en la administración del panista Héctor Israel Ortiz, el nayarita Víctor Canovas Moreno, operaba y ejecuta las instrucciones del mandatario, además de que fue un importante gestor de recursos públicos que, guste o no, sentaron las bases para la modernización de la entidad.

 

En el gobierno del hacendado Mariano González Zarur se optó por recurrir a los servicios de dos experimentados priistas de la Ciudad de México. Carlos Rojas Gutiérrez y Jorge Valdés Aguilera, el primero manejaba políticamente al estado, mientras que el segundo se encargaba de las áreas financieras y administrativas.

 

En la gestión de Marco Antonio Mena Rodríguez, éste empezó cogobernando con Carlos Rojas, sin embargo luego llegó el avezado poblano Alberto Amador Leal, quien prácticamente asumió el control de la administración estatal, pero ante su repentino fallecimiento en los tiempos de la pandemia de Covid-19 se dio entrada a un tlaxcalteca que pasó de procurador de Justicia a poderoso secretario de Gobierno.

 

Su nombre José Aarón Pérez Carro, quien con ayuda del oscuro ex procurador de Justicia, José Antonio Aquiahuatl Sánchez, ejerció el poder que Mena Rodríguez decía tener, pero que en los hechos no manipulaba.

 

Tan poderosa fue esa dupla que estuvo muy cerca de convertirse en notarios al final de la administración de Marco Mena. Uno fue premiado y se trató de José Aarón Pérez. El segundo fue sacrificado para otorgar la patente que le tocaba a Antonio Flores Sánchez, yerno de la actual gobernadora Lorena Cuellar Cisneros.

 

El 30 de agosto del 2021 se publicó en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado que el 27 de agosto José Aarón Pérez Carro fue designado como titular de la notaría pública número uno de la demarcación de Zaragoza, con residencia en Zacatelco, en tanto que Antonio Flores Sánchez fue nombrado para ocupar la notaría pública número tres de la demarcación de Hidalgo de la ciudad de Tlaxcala.

 

En la actualidad y con la complacencia de los legisladores tlaxcaltecas, en el 2023 se cambió la Constitución para eliminar las restricciones a fin de que pudiera ser designado como Secretario de Gobierno a un personaje no nacido en Tlaxcala y sin los años suficientes de residencia.

 

En noviembre del mencionado año el morelense Luis Antonio Ramírez Hernández fue nombrado como secretario de Gobierno en lugar del perdedor Sergio González Hernández, con lo cual terminó la era del descontrol que prevalecía en la administración lorenista.

 

El oriundo de Morelos se siente el vicegobernador y dice ser una pieza clave en el actual gobierno porque influye de manera determinante para el futuro político de los que conforman el grupo del lorenismo, razón por la cual hoy se alista para prolongar su estancia en Tlaxcala una vez que concluya la actual administración en agosto del 2027.

 

Cuentan que estaría tramitando su comprobación de prácticas notariales, requisito indispensable para poder aspirar a una de ellas como fedatario público, documento que se dice sería entregado por el notario Antonio Flores.

 

El asunto de ser cierto y comprobase seguramente se convertirá en un nuevo escándalo en el gobierno lorenista, porque según la ley las prácticas notariales deben realizarse de forma ininterrumpida por lo menos seis meses, durante al menos tres horas al día, de lunes a viernes, bajo la dirección y responsabilidad de la Titular de una Notaría.

 

Si Luis Antonio Hernández argumenta que siempre anda ocupado, la pregunta sería cuando y a qué hora realizó sus prácticas, en que horario las hizo porque sencillamente su actual cargo no le permitiría distraerse y cuando comenzó y terminó de asistir a la notaría número tres de la demarcación de Hidalgo de la ciudad de Tlaxcala.

 

Además, sería raro que un personaje foráneo que llegó a Tlaxcala para cogobernar se quedara en la entidad, con la finalidad de seguir influyendo en la vía política, cuando es evidente que gran parte de la clase política lo soporta por su cargo, pero no porque sea una persona que genere respeto.

 

Dicen que en la reunión que sostuvo el pasado lunes con los fedatarios tlaxcaltecas, el morelense les dejó entrever que está interesado en ser uno de ellos y que no enfrenta ningún obstáculo legal o político para acceder a esa posición, por eso anunció la próxima reforma a la ley del Notariado que busca profesionalizar aún más esa noble actividad.

 

La pretensión de convertirse en notario no cayó nada bien entre la mayoría de los fedatarios, sin embargo nadie hizo público su rechazo o su molestia porque el morelense se rodeó del representante del SAT, José Antonio Medina Gavito, la directora de Notarías y Registros Públicos, Dora Delia Hernández Roldán y el responsable de la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica de Tlaxcala, Neri Toshiro León Sauza.

 

Será cuestión de días para confirmar o desmentir que Luis Antonio Ramírez busca o no convertirse en notario público en Tlaxcala.

 

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