Aunque los trabajadores sindicalizados del 7 de Mayo lo nieguen, la realidad es que han convertido su rechazo al nuevo servicio médico en un asunto político.
Si en verdad ese esquema que implementó desde hace unas semanas la administración de Lorena Cuéllar Cisneros fuera pésimo o deficiente, sencillamente abundarían las quejas y los beneficiarios no acudirían a los diferentes módulos que funcionan adecuadamente, al grado que el número de personas atendidas ha superado las expectativas que se habían previsto.
Si bien no todos los miembros de ese sindicato de burócratas están en contra del nuevo servicio médico, es un hecho que un sector importante de ese gremio encabezado por Enrique Escobar Cortés que ha intentado en repetidas ocasiones obtener el reconocimiento legal como dirigente, ha emprendido un movimiento para tratar de desacreditar al gobierno de Cuéllar Cisneros que, al parecer, no ha sabido negociar u operar para evitar protestas como las registradas ayer durante la colocación de los bandos solemnes del inicio de las fiestas patrias y en el encendido de luces en Palacio de Gobierno.
Resulta patético que el secretario de Gobierno, el inútil Sergio González Hernández, que tenía conocimiento de las manifestaciones que llevarían a cabo los sindicalizados, haya optado por movilizar la estructura del gobierno y paralizar a las dependencias estatales, es decir, concentrar a los trabajadores de confianza para contrarrestar las protestas de los miembros del 7 de Mayo, una estrategia que pudo derivar en un enfrentamiento por la imprudencia del ex panista que prefiere utilizar a los empleados como escudo y carne de cañón para tapar su enorme incapacidad que recurrir al diálogo y a la negociación para tratar de resolver el conflicto.
En la última reunión del gabinete legal y ampliado, el cansado Sergio González no sólo se mostró como un tipo bravucón con grandes dotes de operador, actitud que fue secundada por el gris secretario particular de la gobernadora, Gelacio Montiel Fuentes, quienes aprovechando el festejo del segundo año de gobierno de Lorena Cuéllar están organizando para el próximo 24 de septiembre una gran concentración en el Estadio Tlahuicole, donde esperan juntar más de 20 mil tlaxcaltecas para demostrar, según ellos, que la mandataria morenista no está sola y que goza del respaldo del pueblo.
La soberbia y estupidez de ese par de funcionarios es tan grande, que incluso dijeron que la marcha de respaldo a Lorena Cuéllar programada para el 13 de agosto, cuatro días después de la multitudinaria protesta que llevaron a cabo sindicatos, colectivos feministas, ciudadanos, dirigentes de partidos políticos y diputados de oposición, ya tenía garantizada la presencia de 40 mil tlaxcaltecas, pero que se optó por suspender porque en su obtuso criterio la consideraron innecesaria.
Así es como pretendieron lucirse ante la gobernadora Lorena Cuéllar que los escuchó en silencio, mientras muchos de los asistentes en esa reunión sólo se limitaron a mover sus cabezas y hacer expresiones de incredulidad.
Si Sergio González dice ser un portento de político, entonces porque no se concentra y resuelve los conflictos que son de su competencia.
Por qué en lugar de declarar tonterías y minimizar las protestas del 7 de Mayo no se concentra y hace su trabajo por el que cobra
Por qué miente y pretende vender que no pasa nada cuando ayer quedó comprobado que la gobernadora no puede encabezar o presidir actos públicos y oficiales sin el temor de enfrentar una protesta y gritos de “fuera Lorena, fuera Lorena”.
Por qué no acepta que es incapaz y deja el cargo de secretario de Gobierno.
Por qué seguir mintiendo a su jefa con el argumento de que todo está bien cuando no es así.
Por qué insiste en mostrarse como un avezado, experimentado, aguerrido, ducho, experto y versado político cuando es una caricatura de secretario de Gobierno al que nadie respeta ni toman en serio.
Lo de ayer resulta un pésimo antecedente para la celebración del Campeonato Mundial de Voleibol de Playa Tlaxcala 2023 que se efectuará del 5 al 15 de octubre.
No se usted, pero para mí el arranque del tercer año de gobierno de Lorena Cuéllar fue execrable.
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