Por fin la liga se rompió entre el presidente municipal de Tlaxcala, Jorge Corichi Fragoso y la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, quienes por meses sostuvieron une tensa relación que terminó en una ruptura que se da en el peor momento, debido a la crisis que enfrenta la administración estatal por la imposición del nuevo modelo de atención médica para los sindicalizados y porque evidencia la debilidad y falta de unidad que vive el proyecto lorenista.

 

 

La verdad es que nadie se esperaba la licencia definitiva como alcalde capitalino que ayer por la mañana presentó el mañoso Jorge Corichi, quien dejó el cargo para asumir una coordinación regional de la campaña que encabeza Marcelo Ebrard Casaubón para convertirse en candidato presidencial de Morena.

 

Con lo anterior, Corichi no sólo confirmó la mala relación y rompimiento con la mandataria Lorena Cuéllar que fue un personaje clave para que él se convirtiera en presidente municipal de Tlaxcala, sino que también optó por marcar distancia hacia la gobernadora a unos días de que se realice la marcha de protesta contra la administración estatal.

 

Desde hace meses se percibió la tensa relación entre ambos políticos. Al alcalde capitalino lo dejaron de invitar a eventos oficiales y la gobernadora habría utilizado su poder para imponer proyectos en la capital (la instalación de un vivero en el zócalo y el cambio de luminarias) y hasta proveedores, lo que deterioró aún más la conexión y comunicación entre Corichi y Cuéllar.

 

A un mes de que se conozca quién será el candidato presidencial de Morena, Jorge Corichi decidió abandonar el barco lorenista para subirse a otro proyecto que le puede ayudar más a su propósito de llegar al Congreso de la Unión, ya sea como senador o diputado federal, pues ante la idea cada vez más generalizada de que Tlaxcala hay una mandataria débil, sin fuerza y sin un grupo político sólido, es más probable que las candidaturas federales se palomeen a nivel nacional.

 

Para muchos Corichi será un traidor, pero para otros será un habilidoso político que supo esperar los tiempos para mandar al carajo al lorenismo y apostar a otro proyecto y padrino que le garantice su crecimiento sin estar en el círculo de influencia y poder de la gobernadora Cuéllar.

 

Jorge Corichi operó su salida como alcalde y obviamente convenció a su suplente, una gris contadora de nombre Maribel Pérez Arenas para que aceptara la responsabilidad y dirigiera el ayuntamiento capitalino con su “asesoramiento”, impidiendo así la probable llegada del primer regidor Raymundo Vázquez Conchas, quien es conocido como uno de sus principales críticos.

 

Maribel Pérez es la eterna burócrata que se limita a cumplir y ver su conveniencia. No tiene ningún mérito ni carrera política para sentarse en la silla principal de la presidencia municipal de Tlaxcala. Se sabe que fue tesorera del ex alcalde más corrupto que ha tenido Apetatitlán, el perredista Eloy Reyes Juárez, sobre quien pesan serias denuncias por malversación de fondos públicos.

 

Habrá que ver si la nueva presidenta municipal de Tlaxcala puede resolver el problema de la seguridad y si puede solventar las observaciones por más de 13 millones de pesos que recibió la cuenta pública del 2022 por parte del Órgano de Fiscalización Superior.

 

Veremos si tiene capacidad política para lidiar con los presidentes de comunidad y los regidores, pero sobre todo habrá que ver qué acciones emprende de manera inmediata para tratar de mejorar los deteriorados servicios públicos de la capital.

 

Además, tendrá que mostrar en los hechos si llegó con las manos libres, es decir, para llevar a cabo los cambios y ajustes de directores en el ayuntamiento capitalino o con el paso de los días se confirmará que es una marioneta de Corichi, toda vez que será el ex alcalde el que mande y ejerza los recursos públicos a través de ella.

 

A muchos les agradó la salida de Jorge Corichi del ayuntamiento capitalino, sin embargo no dude que a otros les molestó demasiado, como a la mandataria Lorena Cuéllar, quien no fue consultada ni tomada en cuenta en esa decisión.

 

Ahora habrá que ver qué pasa y qué consecuencias tendrá el rompimiento de Corichi y Cuéllar.

 

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