Tlaxcala está muy lejos de alcanzar la gobernabilidad, la estabilidad, el camino al desarrollo y la transformación.
La polarización que alientan las autoridades estatales no es positiva y alentadora. La cerrazón e intolerancia sólo agravará un conflicto que surge ante la falta de talento, inteligencia, capacidad política y negociación por parte del gobierno lorenista que piensa que usando la fuerza del Estado y las instituciones, puede aplastar cualquier inconformidad e imponer unilateralmente sus ideas y proyectos bajo el argumento de que es lo que decidí y se chingan.
El nuevo modelo de servicio médico que la administración de Lorena Cuéllar Cisneros impuso a los burócratas y maestros estatales no es un proyecto malo si al final era una de las pocas opciones que se tenían para evitar la quiebra definitiva de Pensiones Civiles, sin embargo la estrategia de retrasar, involucrarse en la vida interna de un gremio y entorpecer el reconocimiento legal de la dirigencia del Sindicato 7 de Mayo para obstruir negociaciones e imponer el inédito esquema de atención a la salud ha resultado contraproducente y mala.
Los trabajadores sindicalizados del gobierno lorenista más los maestros estatales que se sintieron engañados por sus dirigentes y las autoridades que optaron por el silencio en lugar de informar con claridad y objetividad los beneficios, alcances y mejoras que se obtendrían con el nuevo modelo de servicio médico, hoy están dispuestos a luchar para echar atrás esa decisión y mostrar que a la actual administración le falta de talento y capacidad.
La cerrazón del gobierno ha provocado que los empleados se organicen y salgan a la calle a defender su derecho a la salud, a exigir alto a las arbitrariedades y la renuncia de la mandataria Lorena Cuéllar.
La semana pasada fue caótica por los bloqueos y cierres de vialidades que los burócratas y maestros estatales llevaron a cabo por cinco días seguidos. La reacción de las autoridades fue el uso de la fuerza no sólo para tratar de impedir esas protestas sino para desaparecer el plantón que se había instalado en el zócalo capitalino.
Los inconformes en coordinación con otros grupos (organizaciones feministas, colonos, transportistas y otros más) que están decepcionados del gobierno lorenista que ha descartado el diálogo y la negociación para solucionar los conflictos sociales, convocaron a una manifestación para este día, la cual seguramente paralizará la capital y las actividades económicas.
Las autoridades estatales están temerosas y preocupadas. Se les nubló la razón y siguen optando por ser reactivas y represoras. Cayeron en la trampa de los inconformes porque son ellos los que han impuesto la agenda mediática del conflicto. En su desesperación el gobierno está cometiendo graves errores que evidencian su miedo y su falta de capacidad para gobernar al pueblo de Tlaxcala.
De entrada amenazaron a los trabajadores sindicalizados para que no asistan a la marcha. Les advirtieron que enfrentarían actas administrativas y el respectivo descuento si se ausentaban este día. Al personal de honorarios y de confianza que estaba de vacaciones se le obligó a presentarse en su centro de trabajo, pues ante el cierre de las dependencias estatales que no podrán dar servicios por la ausencia de los burócratas se buscará dar la idea de que el gobierno lorenista no se paralizó, lo cual será una mentira.
A los alcaldes se les pidió que negarán permisos a sus trabajadores y que programaran actividades para mantener ocupados a su personal y a los ciudadanos. Los presidentes municipales son tan dóciles, que 56 de 60, firmaron un desplegado de apoyo a la mandataria, lo cual lejos de ayudar a la causa provocó más molestia porque muchos de ellos son repudiados, acusados de corrupción y de cometer abusos y excesos contra los ciudadanos.
Y para tratar de contrarrestar la manifestación de repudio a Lorena Cuéllar, el inútil secretario de Gobierno, el ruco ex panista Sergio González Hernández, anda ocupado en organizar la marcha de respaldo a la mandataria morenista que se realizará el próximo domingo y a la que están siendo obligados, perdón invitados, los presidentes municipales, los funcionarios estatales, los diputados locales y todos los que hayan sido beneficiados por la actual administración a fin de gritar que “Lorena no está sola”.
Lo malo es que sus gritos serán sin sentido, porque la que debería escucharlos y agradecerlos estará en Acapulco, Guerrero, promocionando el Torneo Mundial de Voleibol Tlaxcala 2023.
Valdría la pena que el ineficiente Sergio González buscará a Gimena Lara Pérez, coordinadora de Planeación e Inversión del gobierno del estado y le preguntara cuál es el sentir de los tlaxcaltecas hacia la administración lorenista, pues la supuesta encuesta sin metodología científica que levantó hace unos días en los 60 municipios de la entidad arrojó datos preocupantes que muestran el nivel de rechazo y decepción que existe contra las autoridades estatales.
Los problemas y conflictos jamás se solucionarán con macanazos y cerrazón.
En verdad, urge que aparezca la inteligencia en el gobierno de Lorena Cuéllar.
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