Me queda claro que después del escándalo y el desprestigio que se ganó por hacerse pipí en los pantalones al interior de una unidad de transporte que usaba para trasladarse al aeropuerto tras permanecer en Los Cabos, Baja California, debido a su estado de ebriedad, el hoy diputado local del PT, Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, sería capaz de cualquier cosa no sólo para llamar la atención o para defender el honor de su desprestigiada familia.
El coordinador de la fracción parlamentaria del PT y presidente de la Comisión de Seguridad del Congreso de Estado decidió emprender una campaña contra el Director de la Policía Municipal de Tlaxcala, Gabriel Cisneros Mogica, quien cometió el exceso de invadir el espacio de la camioneta que conducía Arturo Covarrubias Cervantes, alcalde de Texoloc, porque existía la sospecha de que portaba una arma de fuego.
Ese hecho fue el pretexto que utilizó Miguel Ángel Covarrubias para encabezar una manifestación y un plantón frente a la presidencia municipal capitalina, donde exigía con gritos la destitución de Gabriel Cisneros y de paso aprovechó el momento para desacreditar el trabajo del alcalde tlaxcalteca, Jorge Corichi Fragoso.
Hay videos que se compartieron a través de las redes sociales que evidenciarían que el jefe de la policía capitalina habría cometido un exceso y una falta contra el presidente municipal de Texoloc al no ajustarse a los protocolos que marca la ley, pero la misma debió ser investigada por la Procuraduría General de Justicia del Estado a fin de deslindar responsabilidades, sin embargo el caso decidió llevar al terreno mediático porque para nadie es un secreto que el diputado tiene el interés de buscar en las próximas elecciones la alcaldía de Tlaxcala.
Llama la atención que Covarrubias Cervantes haya sobre actuado y optado por sacar a los empleados del ayuntamiento de Texoloc para manifestarse y llevar a cabo un plantón en la capital, cuando siendo presidente de la Comisión de Seguridad del Congreso del Estado no ha dicho nada por los casos de tortura cometidos por la PGJE, por los excesos de la policía municipal de Xaltocan que detuvieron con violencia a dos personas y que una de ellas murió horas después por los golpes recibidos en los separos, así como tampoco se ha pronunciado por los feminicidios ni por la extraña muerte de una normalista de Panotla que participó en las protestas del año pasado y de otros asuntos relevantes como el constante cambio de secretario de Seguridad.
Su silencio siempre ha sido cómplice hacia el actuar del gobierno lorenista, sobre todo porque quizá influyeron los procedimientos abiertos contra él y su ambiciosa mamá Maribel Cervantes Hernández, ex alcaldesa de Texoloc, por comprar a sobreprecio cientos de toneladas de fertilizante que entregó a productores o por regalar calentadores solares a ciudadanos ajenos a su municipio.
Miguel Ángel Covarrubias debería explicar cómo obtuvo su constancia de radicación en la capital tras comprar una casa, pues todos saben que ese delicados y a la vez voraz político no vive en Tlaxcala y que sólo hizo ese procedimiento para intentar jugar en los próximos comicios la presidencia municipal.
Si bien puede ser que el director de la Policía Municipal de Tlaxcala se haya equivocado, lo cierto es que hay testimonios de personas que respaldarían el actuar de los uniformados, pues se dice que Arturo Cervantes sí portaba un arma de fuego mientras se encontraba al interior de su camioneta.
El presidente municipal de Texoloc es una persona arrogante y pedante que suele presumir que anda armado, para lo cual incluso llegaría a utilizar las pistolas que asigna la Secretaría de Seguridad Ciudadana en comodato a los ayuntamientos, lo cual es una falta grave.
Hace unos días se le habría visto ingresar armado y en presunto estado de ebriedad al tolerante y permisivo antro conocido como la Tercera Ronda, de ahí que no resulta nada extraño que lo hayan observado con una supuesta pistola en el lugar donde ocurrió el escándalo registrado el pasado martes por la noche.
Los Covarrubias Cervantes tienen fama de mentirosos y de ser unos voraces insaciables.
O cómo olvidar cuando hace unos meses Miguel Ángel Covarrubias solicitó el año pasado al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recursos públicos para montar en Texoloc un C2, cuando hay claras evidencias de que él y su mamá y su hermano han malversado los fondos del ayuntamiento, ya que tan sólo se gastaron más de 17 millones de pesos en construir un inservible arco de seguridad que se localiza a la entrada de ese municipio, el cual está vacío y sin ningún equipo que ayude a las actividades de vigilancia.
Después de todo lo anterior usted piensa que está justificada la protesta del diputado Miguel Ángel Covarrubias y del alcalde Arturo Covarrubias.
Sigue el malestar contra Alejandro Atilano
Mal hicieron las autoridades de la Secretaría de Bienestar de Tlaxcala en ignorar las quejas y denuncias de las empleadas contra el secretario Técnico de esa dependencia, Alejandro Atilano, pues pronto se empezarán a ventilar detalles de sus acosos y de las transas que lleva a cabo con la complicidad del oficial mayor de Gobierno, Ramiro Vivanco Chedraui.
Después de que se conozcan los detalles de las anomalías, la titular de esa dependencia, María Estela Álvarez Corona, así como la Oficialía Mayor de Gobierno y la Secretaría de la Función Pública tendrán mucho que explicar.
Al tiempo.
Para concluir, le comento que la reapertura del Zoológico del Altiplano programada para este jueves se pospuso para el lunes de la próxima semana.
Las razones aún se desconocen, pero es obvio que algo falló porque a la gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, le urgía presumir esa obra que ya lleva más de ocho meses.
Si en una remodelación pedorra se tardan meses y no se cumplen con los tiempos, imagínese cómo estarán el resto de las obras que se están ejecutando en la entidad.
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