Hoy será un buen día para que tanto Sergio González Hernández y Rigoberto Zamudio Meneses, secretarios de Gobierno y de Salud en Tlaxcala, respectivamente, demuestren su talento y enfrenten con la ley en la mano al poderoso sindicato de trabajadores de la salud que este día generará caos en la capital al manifestarse y concentrar su protesta frente al Palacio de Gobierno.

 

 

La protesta que estará encabezada por su líder y también diputada local, Blanca Águila Lima, tiene el propósito de denunciar la problemática que se vive en oficinas centrales y algunos centros de trabajo, así como el desabasto de medicamentos, la falta de acreditaciones de unidades médicas y hospitales de la SESA, la mal planeada reingeniería de los servicios de salud por la transición al IMSS Bienestar y una serie de adeudos económicos contractuales, entre otros asuntos más que afectan a los sindicalizados.

 

Desde mayo el sindicato y su dirigente buscaron establecer mesas de diálogo y negociación con el gobierno estatal, sin embargo tanto Sergio González como Rigoberto Zamudio dejaron crecer el malestar al no mostrar ningún interés por atender ese problema que hoy afectará a los ciudadanos y a los pacientes que buscarían ser tratados en las clínicas y hospitales de la Secretaría de Salud de Tlaxcala.

 

Algo se ha de estar haciendo mal en la entidad porque de los estados del país en donde también se ha puesto en marcha la transición al IMSS Bienestar, Tlaxcala es el único que registra un rechazo, quizá por consigna, por parte de los sindicalizados, quienes mantienen una clara y evidente campaña para desacreditar ese proceso y maximizar la problemática que no es exclusiva de nuestro estado.

 

No quiero decir que todas las fallas, anomalías e inconsistencias detectadas y denunciadas por los trabajadores de la dependencia no existan o que estén siendo exageradas, porque es obvio que hay errores, deficiencias y desperfectos que se deben corregir no sólo para garantizar buenos servicios y una óptima atención médica, sino para establecer adecuadas y dignas condiciones laborales.

 

Hoy es necesario y hasta urgente que Sergio González y Rigoberto Zamudio nos muestren su talento y su capacidad. De entrada se equivocan al no establecer mesas de diálogo, porque pareciera que la única forma de conseguir la atención de las autoridades es llevar a cabo una protesta, porque de lo contrario los días pueden pasar y ningún soberbio y evasivo funcionario estatal tiene la capacidad de acercarse y mostrar interés por al menos escuchar la inconformidad de los trabajadores.

 

No me cansaré de decir que la mayoría de los funcionarios que rodean a la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros se resisten a dejar su zona de confort. Son poco solidarios con su jefa, a quien le siguen dejando toda la problemática, pues ellos no quieren o no les interesa resolver los asuntos que son de su competencia.

 

Lo anterior se ha traducido en un enorme desgaste para la mandataria que por momentos luce cansada y agobiada.

 

En el caso de la Secretaría de Salud coincido con la postura de la dirigente del sindicato de los trabajadores, Blanca Águila, en el sentido de que hay funcionarios, empezando por el titular de la dependencia, Rigoberto Zamudio, que le mienten a la gobernadora y que ocultan la realidad que se está viviendo en Tlaxcala, situación que ya complicó la relación y que ha generado que el conflicto siga escalando posiciones.

 

Ojalá los funcionarios estatales demuestren con hechos y pruebas que las protestas y quejas del personal sindicalizado son exageradas y que las mismas no tienen sustento, porque si no es así seguirán perdiendo credibilidad y fuerza, cualidades que hoy en día son necesarias para sentarse en una mesa de negociación.

 

El conflicto entre el gobierno lorenista y el sindicato de la SESA ya llegó al terreno donde quería Blanca Águila. La diputada local se siente cómoda alentando las protestas de sus seguidores y generando malestar entre los ciudadanos, ya que sabe que esa situación termina por golpear la imagen de las autoridades que ante los ojos de los ciudadanos se muestran como incapaces y débiles.

 

Pronto veremos si el problema se podrá resolver o se complicará aún más por la postura de las autoridades.

 

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