Sin visos de solución se ve el conflicto existente entre el gobierno del estado y el aguerrido sindicato de trabajadores de la salud de Tlaxcala.

 

 

La administración estatal optó por ignorar la protesta, una medida que a muchos no gustó, porque dejó entrever a unas autoridades evasivas y sin capacidad para atender y resolver las demandas del personal administrativo y médico.

 

El sindicato encabezado por la también diputada local, Blanca Águila Lima, mostró unidad, fuerza y capacidad de movilización, situación que complicaría las negociaciones porque difícilmente cederá a los planteamientos y propuestas de las autoridades.

 

Los que pierden y resultan más perjudicados son los ciudadanos y las ciudadanas que deben padecer las complicaciones viales generadas por las marchas de protesta y la nula atención en los centros de salud y en los hospitales de Tlaxcala porque el personal sindicalizado lejos de laborar para tratar a los pacientes y enfermos se encuentra gritando consignas contra la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros y el ineficiente secretario de Salud, Rigoberto Zamudio Meneses.

 

Puede ser que los sindicalizados exageren en sus quejas y denuncias, pero resulta preocupante el silencio de las autoridades que no han fijado una postura oficial sobre las supuestas anomalías e irregularidades que existen en esa dependencia.

 

Si los secretarios de Gobierno y Salud, Sergio González Hernández y Rigoberto Zamudio Meneses, respectivamente, no están atendiendo ese conflicto, entonces se desconoce qué funcionario se hará cargo del problema que, muy probablemente, seguirá complicándose en la medida que no haya la voluntad de abrir la mesa de diálogo.

 

El desgaste más importante está siendo para la administración estatal encabezada por Lorena Cuéllar, pues sus acciones para mejorar y reforzar la salud de los tlaxcaltecas se están diluyendo y están dejando de tener impacto, porque los ciudadanos están recibiendo permanentes mensajes de que las cosas en ese sector no están bien y que hoy las condiciones para atender a los enfermos son más deficientes que en anteriores gobiernos.

 

Hay tanta desinformación, rumores y grillas que no se sabe cuánto de lo que se dice es cierto y cuánto no lo es.

 

Por ejemplo, ayer se dejó escuchar constantemente la versión de que la líder de los sindicalizados Blanca Águila habría recibido ayuda y respaldo de una compañera diputada morenista que tiene mucho interés en desgastar y golpear mediáticamente al secretario de Gobierno, pues éste se está moviendo de más para disputarle a su marido, el secretario de Infraestructura, la candidatura de Morena para el Senado.

 

Si tal rumor o chisme es cierto, no lo sé, porque lo que es una realidad es que el grupo político de Sergio González si mantiene una rivalidad con el que encabeza el ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya que opera para impulsar las aspiraciones de su bisoño hijo Alfonso Sánchez García.

 

Sería grave que el conflicto entre el gobierno de estado y el sindicato de trabajadores de la salud se estuviera utilizando con fines de golpeteo político y para desacreditar a rivales, porque al final la que está saliendo perjudicada es la imagen de la actual administración y los ciudadanos al no recibir una atención médica de calidad.

 

Ahora habrá que ver cuáles serán los siguientes movimientos y acciones tanto del gobierno estatal como del sindicato, ya que el conflicto tendrá repercusiones que tarde o temprano se empezarán a dar y a conocer.

 

Al tiempo.

 

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