Sólo el tiempo nos dirá sí la decisión de regresar a la federación el sistema de salud en Tlaxcala resultó o no una buena decisión, porque si algo ha quedado claro es que por más de 38 años en que los gobiernos estatales asumieron la responsabilidad de esos servicios nunca tuvieron la capacidad de ofrecer calidad y garantizar la mayor cobertura posible a la población.

 

 

La operación del Programa IMSS-Bienestar, el cual implementará un modelo vanguardista dirigido a la prevención y diagnóstico oportuno para procurar una buena atención a los tlaxcaltecas con personal especializado en obstetricia, pediatría, medicina interna, cirugía, anestesia, emergencias y medicina familiar, implicará una inversión millonaria de 841.5 millones de pesos en una primera etapa.

 

En una actitud visionaria, el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros ya cedió a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador el control y operación de las clínicas y hospitales que existen en Tlaxcala, de ahí que en breve se buscará garantizar que la atención a los tlaxcaltecas sea los 365 días del año y en todas las comunidades del estado, lo que de entrada permitirá incorporar a 200 mil habitantes que hasta hoy carecen de seguridad social.

 

Los servicios de salud y medicamentos serán responsabilidad de la federación. En ambos rubros los gobierno estatales que ha tenido Tlaxcala en los últimos años han fallado y ninguna administración logró una atención de calidad y eficiente y menos un abasto eficaz de medicinas.

 

Si algo predominó en el sector salud tlaxcalteca fue la corrupción y los malos manejos financieros, pues al cierre de la administración del priista Mariano González Zarur se hablaba que la entidad acumulaba en observaciones de diferentes auditorías más de 4 mil millones de pesos.

 

Lorena Cuéllar tiene un interés genuino en buscar el mejoramiento del sistema de salud para los habitantes de Tlaxcala y por esa razón no dudo ni un segundo en aceptar el proceso de transformación que impulsa el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a través del Instituto Mexicano del Seguro Social, pues está consciente que su administración no cuenta con la capacidad financiera que se necesita para contratar médicos y otro tipo de personal, así como para adquirir equipos y tecnología, ni los insumos como medicinas que se requieren en las clínicas y hospitales.

 

La gobernadora le apostó al Programa IMSS-Bienestar, porque sabe que los tlaxcaltecas percibirán de inmediato un cambio y porque los servicios de salud en la entidad serán mejores a partir de unos meses más.

 

Obviamente la transferencia de los servicios estatales de salud al Programa IMSS-Bienestar no resulta atractiva para uno que otro, como el aún secretario de Salud de Tlaxcala, Rigoberto Zamudio Meneses y la dirigente de la sección 27 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, Blanca Águila Lima.

 

El primero porque sencillamente dejará de controlar y administrar los recursos del sector salud en el estado y porque se convertirá en un funcionario “X” que ya no podrá ser excesivamente protagonista ni influyente. La segunda porque dejará de tener como patrón al gobierno del estado y de ahora en adelante tendrá que negociar con las autoridades del IMSS, lo cual la llevará a un terreno totalmente diferente.

 

Las protestas y rechazo que trabajadores sindicalizados realizaron para tratar de desacreditar la transferencia de los servicios estatales de salud no tuvieron mayor impacto y una vez que los empleados se enteren de que su trabajo está garantizado al igual que sus derechos laborales, optarán por sumarse a ese cambio que para ellos implicará mejores condiciones.

 

Ahora sólo habrá que esperar que se concrete ese proceso para estar en condiciones de evaluar y decir si la entrega de los servicios de salud de Tlaxcala a la federación resultó una buena decisión.

 

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