Si algo hay que reconocer al ex gobernador de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, es su olfato político para acomodarse y seguir viviendo del erario.

 

 

Cuando finalizó su gobierno en el 2005, optó por no pelearse ni distanciarse con su sucesor que no fue otro más que el ex priísta convertido en panista de ocasión Héctor Ortiz Ortiz.

 

Sánchez Anaya al ver que su esposa, Maricarmen Ramírez García, abanderada del PRD al gobierno de estado no ganaría los comicios de aquella época, sigilosamente optó por llevar sus canicas al proyecto del hacendado Mariano González Zarur que perdió la elección por una mínima diferencia, situación que lo frustró al verse derrotado por Ortiz.

 

Al final, el ex gobernador perredista recibió de Héctor Ortiz atenciones y una pensión que le permitió mantener su buen nivel de vida al que se acostumbró como jefe del Poder Ejecutivo.

 

Para los comicios del 2010, Alfonso Sánchez decidió decantarse por Mariano González que venía por la revancha. El PAN lanzó como candidata a Adriana Dávila Fernández, la consentida del entonces presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, quien no ganó la elección pese a que la abanderada perredista Minerva Hernández Ramos declinó a su favor y a la descarada inversión de varios millones de pesos utilizados para la comprar de votos de los tlaxcaltecas.

 

El hacendado gobernador Mariano González supo recompensar el apoyo y los favores recibidos de casi todos los ex mandatarios tlaxcaltecas. Tulio Hernández Gómez, Beatriz Paredes Rangel, Samuel Quiroz de la Vega. José Antonio Álvarez Lima y Alfonso Sánchez Anaya obtuvieron un trato preferencial, camionetas, guaruras y hasta recursos del erario. El único que fue excluido fue el panista Héctor Ortiz, con quien siempre mantuvo una rivalidad y diferencias.

 

Pese a ese apoyo, Sánchez Anaya alentó en el 2012 la ruptura en el PRI y convenció a la entonces priista y diputada local, Lorena Cuéllar Cisneros, abandonar a su partido para convertirse en candidata al Senado por el PRD y apuntalar la campaña presidencial del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

 

El ex gobernador tlaxcalteca para operar políticamente creó el Frente Ciudadano de Tlaxcala, una organización que ha venido utilizado para vender espejos y mostrarse como un líder vigente que sólo ve por sus intereses.

 

Lorena Cuéllar ganó el Senado, pero López Obrador perdió la elección presidencial ante la maquinaria priista y el entonces abanderado del partidazo Enrique Peña Nieto.

 

Ya para finalizar la administración de Mariano González, Alfonso Sánchez es acusado por una de sus asistentes de violación y recurre a su cercanía y protección de su amigo gobernador priista para librar ese problema legal que lo pudo llevar a la cárcel.

 

Tras ese episodio, el ex perredista se distanció de Lorena Cuéllar y cada que podía habla mal de ella, de ahí que buscó a la presidenta municipal de Tlaxcala, Anabell Ávalos Zempoalteca, para ofrecerle su respaldo y apoyar su proyecto político que estaba construyendo para convertirse en candidata del PRI y después gobernadora del estado.

 

Nunca pudo establecer una relación con el actual gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, quien supo marcar una sana distancia con ex mandatarios que no respaldaron su proyecto como José Antonio Álvarez Lima, Alfonso Sánchez Anaya y Héctor Ortiz Ortiz.

 

Sin embargo, cuando López Obrador obtuvo el triunfo en la elección presidencial del 2018, el médico veterinario olvidó su activismo a favor del PRI y de Ávalos Zempoalteca, desempolvó su conveniencia de izquierda y buscó el cobijo del tabasqueño y de Morena que lo aceptaron de vuelta, aunque eso haya implicado traicionar al Frente Ciudadano de Tlaxcala y a sus principales operadores que fueron enviados directamente al carajo y a la chingada.

 

Alfonso Sánchez sólo vio por él y su familia. El entró a cobrar en la administración pública federal, así como su esposa Maricarmen Ramírez. Meses más tarde pudo incorporar en la nómina oficial a su inútil hijo Alfonso Sánchez García, quien recibe un sueldo como delegado de la Secretaría de Gobernación en Tlaxcala.

 

Hoy el ex perredista y fundador de la Conago no se cansa de presumir que es el principal consejero y coordinador de la campaña a la gubernatura de Lorena Cuéllar, para lo cual asegura que incrustó a su nuera Marcela González Castillo como asesora política de la ex delegada de la Secretaría de Bienestar y como abanderada a la diputación plurinominal.

 

El anayismo pareciera que está de regreso y busca desplazar a los lorenistas. A los primeros se le atribuye el conflicto generado al interior de Morena por la designación de candidatos a diputados locales y a presidentes municipales, situación que tiene muy molesto a otros grupos que están siendo relegados cuando son los que siempre han venido apoyando las aspiraciones de Lorena Cuéllar en su proyecto de convertirse en gobernadora de Tlaxcala.

 

Alfonso Sánchez aprovechó una reunión que el mentado frente le organizó a la candidata morenista para presumir músculo y fortaleza, sin embargo muchos consideran que el regreso del ex gobernador será efímero y pasajero porque sus intenciones de manipular y controlar a Lorena Cuéllar en caso de ganar las elecciones no prosperarán porque es evidente su ambición de poder y dinero.

 

Si Lorena Cuéllar gana será la que ejerza el poder y difícilmente lo compartirá. Al tiempo.

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