La triste realidad es cruel, dura y hasta despiadada.

 

 

Si la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros pensaba que tendría el control de su sucesión y que ella sería un factor de peso importante para designar al futuro candidato o candidata de Morena a la gubernatura se equivocó.

 

La mandataria tlaxcalteca está a punto de perder el control del partido que la llevó al poder. En sus primeros tres años de gobierno no sólo marginó e ignoró a los fundadores y militantes de Morena, sino que tampoco generó cuadros capaces y con liderazgo para tomar las riendas de ese instituto político.

 

Hoy el destino le está cobrando la factura a la gobernadora Cuéllar, quien concentró el poder y no permitió que nadie brillara y creciera, pues por el comportamiento y declaraciones de los nuevos dirigentes nacionales de Morena, Luisa María Alcalde Luján y Andrés Manuel López Beltrán, es evidente que no hay cercanía ni empatía.

 

Luisa María Alcalde no tuvo problemas para mostrar que sus afectos y su simpatía están con el grupo de los senadores José Antonio Álvarez Lima y Ana Lilia Rivera.

 

Quizá por esa razón anunció que será el próximo 17 de noviembre cuando los consejeros designen al próximo líder del partido, dejando entrever que el inútil lorenista ex rector de la Universidad Tecnológica de Tlaxcala y actual encargado de la dirigencia, Moctezuma Bautista Vásquez, será removido.

 

También Alcalde Luján y Andrés Manuel López permitieron los ataques y denostaciones a la gobernadora Lorena Cuéllar que no asistió a la asamblea informativa que se llevó a cabo el pasado sábado por la tarde en el Centro Expositor.

 

Los fundadores y seguidores de Ana Lilia Rivera, aspirante a la candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala, arremetieron con gritos de “Fuera Lorena, fuera Lorena” cuando se abordó el tema de la corrupción para rematar con arengas de “Justicia para los fundadores de Morena”.

 

Antes, en una reunión con consejeros de Morena, el secretario de Organización del partido, Andrés Manuel López, hijo del expresidente AMLO, criticó el mal desempeño de los morenistas en las elecciones para presidentes municipales, pues consideró que los 20 ayuntamientos que se ganaron en junio pasado fueron muy pocos.

 

Si son 60 municipios y ganamos 20, eso quiere decir que está pasando algo, pero eso va a cambiar porque ya no se va a permitir que se cucharen encuestas y que se impongan candidatos que no tienen respaldo social ni posicionamiento y menos el reconocimiento de las bases de partido, lo que se interpretó como una severa crítica a la gobernadora y a su método para elegir abanderados en la pasada contienda electoral.

 

De los dirigentes nacionales de Morena no hubo ningún reconocimiento a la gobernadora Cuéllar. Los lorenistas estuvieron ausentes y dejaron que los morenistas de otros grupos acapararán los reflectores y destacara la presencia de la senadora Ana Lilia Rivera.

 

Alfonso Sánchez García, alcalde capitalino y aspirante a la candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala, no pudo brillar ni figurar pese a sus intentos de andarse paseando y tomándose fotos. Aunque luchó por estar en el presídium como representante de los alcaldes morenistas de Tlaxcala, la realidad es que fue ignorado y marginado. Su esposa, “la operadora estrella” del lorenismo sí logró estar cerca de Alcalde Luján y Andrés Manuel López porque fue designada enlace entre Morena y la gobernadora Cuéllar.

 

Sin embargo, es evidente que no destacó ni tampoco fue figura como suele ser en la administración estatal. Su única intervención ante los dirigentes nacionales fue intrascendente y aceptando que entre la militancia su luz de operadora no deslumbra a nadie.

 

El distanciamiento y pleito entre los lorenistas y los seguidores de la senadora Ana Lilia Rivera, una de las fundadoras del partido guinda, es cantado y sin simulaciones.

 

La senadora nunca aplaudió ni se inmutó cuando se ovacionó a la que considera su rival, la mandataria Lorena Cuéllar, en cambio sí celebró cuando sus huestes gritaron consignas contra la gobernadora y sus colaboradores.

 

 

Luisa María Alcalde mostró que carece de discurso propio y de carisma. No convence y sus intervenciones son tan sonsas que después de 20 minutos hablando provocó que los asistentes al Centro Expositor muchos empezaran a retirarse después de esperar por más de dos horas a la líder de Morena.

 

El hijo del ex presidente fue el que jaló más la atención y en las reuniones privadas dejó en claro que él será el que maneje y controle a Morena de ahora en adelante.

 

Los lorenistas fallaron. Dejaron sola a la gobernadora y al parecer todos buscan construir su futura carrera política.

 

El actual líder del partido en Tlaxcala, Moctezuma Bautista Vásquez, apenas si logró llevar a 40 seguidores que se concentraron en echarle porras, mientras que la alcaldesa de Axocomanitla, Gabriela Hernández Montiel, se “desgañitaba» gritando el nombre de su pueblo como si a alguien le importara más que a ella mostrar que estuvieron presentes.

 

La porra de Homero Meneses Hernández, secretario de Educación Pública y de su hermana consejera Jacqueline Meneses Rangel, fue rebasada por los verdaderos militantes y fundadores de Morena que al final llenaron el inmueble con la frase “Ana Lilia Gobernadora”.

 

Hace unos días Ponchito Sánchez, hijo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya y esposo de la “operadora estrella” Marcela González mostró cierto músculo entre la clase política y ahora la senadora Rivera enseñó su fuerza pero en Morena.

 

La disputa por el poder en Tlaxcala será una novela de varios capítulos.

 

No se la pierda.

 

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