Cansados de sus excesos y escándalos, la mayoría de los diputados locales ya analiza la posibilidad de remover de la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política del Congreso del Estado a José Luis Garrido Cruz, quien está involucrado desde la madrugada del pasado viernes en un escándalo por la destrucción del vehículo oficial que le fue asignado.

 

Garrido Cruz está muy cerca de seguir los pasos del morenista Víctor Manuel Báez López y de la petista Irma Garay Loredo, en el sentido de no concluir su encargo por el tiempo en que fueron designados como encargados de la Junta de Coordinación y Concertación Política, pues simplemente dejó de tener la confianza y el respaldo de sus compañeros que desde hace días buscan al legislador que podría asumir su lugar.

 

Desde que fue designado presidente Junta de Coordinación y Concertación Política, José Luis Garrido exigió un trato especial y dispuso que le fueran contratadas alrededor de 15 asistentes a fin de poder llevar a cabo su trabajo. También exigió que su personal y él tuvieran acceso al comedor y que hubiera suficientes aguas y cocas en su oficina para no parar las fiestas con alcohol que se organizaban en el despacho más importante del Congreso del Estado.

 

Para demostrar que era poderoso y presumir su influencia, también llegó a disponer que el responsable del comedor del Congreso del Estado hiciera 50 comidas diarias, las cuales eran distribuidas para unos miembros de una iglesia a la que pertenece ese voraz diputado del PEST y para una oficina ajena a las labores legislativas.

 

Antes de que ese legislador estuviera involucrado en la extraña volcadura del automóvil KIA Forte blanco modelo 2020, un grupo de diputados ya venía analizando la salida de Garrido Cruz de la Junta de Coordinación y Concertación Política, propuesta que ganó terreno y estaba a nada de conseguir los votos que se requerían para llevar a cabo ese movimiento, de ahí que el “accidente” registrado la madrugada del viernes ayudará a acelerar su salida.

 

De acuerdo con las investigaciones realizadas, nunca se tuvo un reporte por el robo de la unidad que estaba estacionada en el municipio de Totolac. Tampoco hay indicios de que ésta haya sufrido una alteración en su sistema de encendido y de seguridad. Además, existen varias inconsistencias en la versión del diputado que se dijo víctima de la delincuencia.

 

Se rumora que ese legislador no fue el único que ese día agarró la fiesta, ya que fueron varios los que lo hicieron luego de asistir a la inauguración de un antro o bar propiedad de la diputada morenista Mayra Vázquez Velázquez, quien en plena pandemia y pese a las medidas sanitarias que imperan decidió convertirse en empresaria, para lo cual le pidió al diputado galán Ramiro Vivanco Chedraui que le hiciera el honor de ser el padrino de su nuevo negocio.

 

Los diputados de la actual legislatura se encuentran en el sótano de la credibilidad y del trabajo legislativo. Su mala fama se la han ganado a pulso y con acciones y comportamientos como el de su compañero José Luis Garrido simplemente los ciudadanos y ciudadanas no quieren saber de ellos.

 

Habrá que ver si los legisladores pasan de las quejas y reproches a decisiones concretas como remover de la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política del Congreso del Estado a Garrido Cruz, sobre todo cuando esta semana se empezarán a recibir los dictámenes de las cuentas públicas del 2019 por parte del Órgano de Fiscalización Superior, los cuales deberán ser turnados a la Comisión de Finanzas y Fiscalización para su revisión y después aprobación en el Pleno.

 

José Luis Garrido no tiene ni el tamaño, ni la confianza, ni la calidad moral para presidir el órgano más importante del Poder Legislativo de Tlaxcala. Ojalá los diputados locales hagan algo y opten por nombrar a un nuevo presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, porque no es posible que esa posición esté en manos de una persona proclive al alcohol, a los desmanes y a recurrir a las mentiras para esconder sus excesos y errores.

 

Un diputado local con tales características es una vergüenza para la clase política y para los tlaxcaltecas. O no.