La disputa por la candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala crece y la designación de la aspirante que representará a ese partido en los comicios del 6 de junio del próximo año provocará una división que pondría poner en riesgo su triunfo no sólo para llegar a la oficina que ocupa actualmente el mandatario priista Marco Antonio Mena Rodríguez, sino para retener el control del Congreso del Estado y ganar la mayoría de los 60 ayuntamientos de la entidad.

 

Sin un líder estatal o un representante de la dirigencia nacional de Morena que evite la marcada  polarización interna y que lleve a cabo una operación de conciliación entre los grupos que apoyan a las tres aspirantes a la candidatura, el partido del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se encamina a una inevitable fractura que por ahora es difícil dimensionar su alcance y gravedad.

 

La senadora Ana Lilia Rivera Rivera aliada con el perverso ex gobernador José Antonio Álvarez Lima está empeñada en impedir la designación de la ex delegada de programas de desarrollo de la Secretaría de Bienestar, Lorena Cuéllar Cisneros. Sabe que sus intentos por disputar la nominación fueron en vano y que su bajo posicionamiento la deja fuera de la contienda interna, de ahí que opera con su estructura para desacreditar las aspiraciones de la ex colaboradora de López Obrador.

 

Hay evidencias de que cómo la senadora en colusión con algunos servidores de la nación han utilizado los padrones de los programas de desarrollo para realizar visitas y entregar publicidad para promover a la senadora, lo cual ha sido documentado por funcionarios federales que han notificado esa irregularidad a sus jefes que están más que decepcionados por el comportamiento de Ana Lilia Rivera.

 

En Morena hay preocupación en torno a rumbo y decisión que asumirá el grupo de Ana Lilia Rivera en complicidad con el mañoso y longevo Álvarez Lima, ya que es casi seguro que jugarán en contra si es que se confirma la candidatura de Lorena Cuéllar, quien no sólo deberá cuidarse de sus rivales sino del golpeteo y el boicot interno.

 

A la empresaria Dulce Silva Hernández hay que reconocer su voluntad y necedad de convertirse en candidata al gobierno de Tlaxcala. Inexperta y pensando que se trataba de una competencia de popularidad y belleza, la joven y voluntariosa política en una primera etapa buscó seducir a priistas, panistas, perredista, petistas y a quien se encontrara en el camino sobre las bondades de su “proyecto”, para después intuir que también necesitaba el apoyo de los militantes de Morena, por lo que no tuvo ningún problema para tratar de arropar a los seguidores del recién fallecido senador y líder de ese partido Joel Molina Ramírez.

 

Su reacción en caso de no ser elegida no preocupa a nadie. Los excesos de esa acaudalada huamantleca han sido tolerados y sus seguidores no representan algún riesgo serio de división para Morena, tan es así que ni siquiera se tiene pensado ofrecerle alguna otra candidatura para los comicios del 6 de junio en caso de no lograr su objetivo.

 

Lorena Cuéllar ha sido la más disciplinada hasta ahora. Mantiene un bajo perfil y se mueve y toca las puertas que debe tocar. Su nivel de aceptación y posicionamiento la siguen ubicando a la cabeza de las preferencias electorales en la entidad, de ahí que no caerá en las provocaciones ni en las confrontaciones estériles con sus compañeras de partido.

 

La diputada federal con licencia ha reiterado que sí está interesada en competir por la gubernatura representando a Morena. No se le ve en otro partido y tampoco alentando una fractura en el instituto político que fundó el presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

Cuéllar Cisneros tiene equipo y una estructura propia con la que opera. Sumará a todos los morenistas que quieran respaldar su proyecto, sin que esto implique que cederá posiciones o abrirá espacios de más a detractores. La negociación para conciliar será una carta que seguramente jugará, pero esa apertura tendrá un límite y una fecha de caducidad.

 

La prensa nacional da por un hecho la nominación de Lorena Cuéllar y quizá sólo falta que se realice la tan esperada encuesta para confirmar lo que desde hace meses se maneja y que no es otra cosa más que la ex delegada de la Secretaría de Bienestar será la candidata de Morena al gobierno de Tlaxcala.

 

 

En un mes se sabrá si ese secreto a voces es una realidad.