Los aires reeleccionistas que se respiran en el Congreso del Estado lejos de traducirse en eficiencia en la labor legislativa se han convertido en bocanadas de desatención y valemadrismo, al grado que ya no se sabe si en las sesiones ordinarias se logrará el quórum legal que se necesita para desahogar los múltiples pendientes que arrastran.
Puede más la ambición de mantenerse en la nómina que la necesidad de dedicarle el tiempo completo a la ansiada reelección, de ahí que los diputados locales llevarán al límite sus solicitudes de licencia para abandonar sus cargos y emprender la hazaña de mantenerse como legisladores por un nuevo periodo que concluirá hasta agosto del 2021.
La parálisis legislativa es evidente y los pendientes cada semana se acumulan, sin que esa situación implique una preocupación o problema para los diputados que prefieren simular un trabajo antes que perder los abundantes recursos económicos que reciben por una labor que hacen a medias.
Desde hace algunas semanas dejaron de ser un poder que contribuya a la gobernabilidad del estado de Tlaxcala, pues los conflictos de su competencia los han dejado crecer y la actitud omisa de los diputados ha provocado que los problemas se compliquen de más.
Dos ejemplos del valemadrismo de los legisladores es el conflicto interno registrado entre los comisionados del Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala (IAIP) y la toma de la presidencia municipal de Ixtenco donde el alcalde Miguel Ángel Caballero Yonca y la síndico Lucía Rojas González han puesto de cabeza al ayuntamiento.
En ambos casos los diputados lejos de mediar y hacer valer la ley, optaron por dar cuerda y juego político a las partes en conflicto, lo que ha impedido a la Secretaría de Gobierno encontrar una solución pactada en ambos problemas.
El Congreso local permitió que los comisionados del IAIP David Cabrera Canales y Francisco Morones Servín violentaran la norma al desconocer a Marlene Alonso Meneses como presidenta legítima del organismo, acción que hasta ayer no se había corregido porque al parecer los primeros dos funcionarios no sólo se burlan de una resolución de Tribunal Superior de Justicia del Estado, sino de los legisladores que se muestran temerosos para hacer valer la ley.
Sobre Ixtenco la negligencia ha sido mayor, porque la disputa en ese ayuntamiento fue alentada y fomentada por los mismos diputados, quienes hoy se lavan las manos y salen con la tontería que el caso de revocación de mandato para Caballero Yonca podría ser resuelto por la siguiente legislatura, es decir, para septiembre u octubre de este año, cuando la pelea entre los miembros de ese Cabildo inició desde hace algunos meses.
Si los tlaxcaltecas se quejan de la falta de resultados de los funcionarios estatales, también lo hacen de los diputados, pero la diferencia es que los primeros se mantendrán en sus cargos hasta que el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez lo quiera, mientras que los segundos se irán en unos meses más, aunque unos intentarán buscar el respaldo ciudadano para ganar la elección y repetir en el puesto, lo cual se ve muy complicado porque su trabajo ha sido malo y deficiente.
Y si no me cree pregúntele al nefasto lamebotas del diputado priista José Martín Rivera Barrios, quien hace unos días fue corrido por los habitantes de Tzompantepec junto con su señora esposa Mónica Morrillón Sánchez, quien al final se quedó con la candidatura a diputada local por el tercer distrito con cabecera en Xaloztoc.
Rivera Barrios se presentó en ese municipio y con sus ínfulas de ser el gato consentido del diputado Mariano González Aguirre trató de presentar a su flamante esposa como la títere que él manejará para seguir dándose la buena vida que en pocos años ha logrado luego de ser tesorero, alcalde, constructor y hoy en día diputado local, sin embargo su actitud de perdona vidas no se la aguantaron y lo mandaron a la fregada junto con su chafa juguete.
Con esos candidatos para que quiere el PRI enemigos.
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