No fue tanto el sacar a la gente de ese lugar, sino las cantidades escandalosas destinadas a pagar la renta de edificios como el del aspirante a diputado, Juan Manuel Lemus.

La Plaza del Bicentenario, o la Plaza de la Cultura –como originalmente se llamó el proyecto – no puede ser pagada a costos tan desquiciantes, pues está resultando entre atropello y atentado contra una población que habrá de calificar con su voto la actuación de este gobierno, el próximo cuatro de julio.

Los opositores a este proyecto, sostienen que la entidad tiene otras urgencias en materia social y, no precisamente el contar con un vastísimo sitio dedicado a la cultura, cuyo costo se ha ido al cielo, primero para desalojarlo, luego para arrendar edificios donde mandó a los burócratas de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala (USET)y a donde pretende enviar a cientos de empleados de la Secretaría de Salud.

¿Qué es más importante para la autoridad?, ¿Quedar bien consigo misma en la fecha de entrega de una obra faraónica?, ¿Justificar la salida mensual de sumas escandalosas para pagar  la renta de edificios de amigos, adonde envió a cientos de burócratas?, ¿Jugar a las vencidas con quien se le ponga enfrente? (a excepción de Presidencia, porque con los manotazos de Calderón, nada más no pudo).

¿Con qué cara, Juan Manuel Lemus, va a solicitar el voto a los tlaxcaltecas, si él mismo en su papel de secretario de finanzas en funciones (que no el etílico-taurófilo Andrés Hernández) se ha gestionado cheques millonarios por concepto de renta de algunas de sus propiedades?

Una cosa es el abierto rechazo a la injerencia de Calderón en un proceso muy local para entronizar a una personaje de bajísimo perfil, y otra, el exceso en el que ha caído una administración, pagando sumas con las que podría haber iniciado la construcción de edificios propios y no las sangrantes cuotas mensuales que, podrían entenderse como un latrocinio en módicas facilidades.

Haga cuentas. Esto es un escándalo. ¿Quién va a pagar los platos rotos?, ¿Felipe Calderón?, ¿Nosotros?, ¿Y así quieren perpetuar al PAN en el gobierno?, Eso no lo apoya el partido de Gómez Morín, en ninguno de sus documentos. Eso es un vil y cínico acto de corrupción.

Orticismo, de nuevo en pos de los campesinos

El claroscuro asunto  de las siembras en Tlaxcala (por aquello de que a veces llueve y otras el sol nos derrota) nos lleva a pensar que el gobernador y el más fiel de sus operadores, se aprestan a refrendar su liderazgo sobre uno de los más efectivos y leales sectores, como lo es el campesino.

Ahora, nos invade la duda; ¿será para apoyar el proyecto que les fue enjaretado desde Los Pinos?

Digo, uno no es tonto para no darse cuenta que es mediante este tipo de debilitamientos que parecen apuntalamientos, como se adelgaza el cascarón de la abanderada más vulnerable y, paradójicamente con más posibilidades de ganar la elección de julio.

Fíjese que no es casual el que haya bajado el precio del fertilizante. Como logro de un operador bárbaro, involucrando a fabricantes de la famosa urea y de otros insumos, hay que quitarse el sombrero.

Y si a ese logro lo adicionamos con la real dependencia de la persona virtual con la orden de mandar a partir del cuatro de julio, nos damos cuenta de la formidable ventaja para unos e inquietante desventaja para otros.

Todo depende de quién consiga que el vaso se vea medio lleno.

Pronto restablecimiento a Blanca Águila

Víctima de problemas de salud, la secretaria general del PRI, Blanca Águila Lima, se restablece en el Instituto Nacional de Cardiología, luego de ser canalizada a ese nosocomio por personal especializado de la Secretaría de Salud de Tlaxcala.

Se trata de una afectación temporal que ocasionó una deficiente irrigación del miocardio, lo que obliga a la enfermera-líder de los trabajadores de SESA a guardar reposo en estos tiempos difíciles, porque es ahora cuando Adalberto Campusano más presiona al singular Constantino Quiroz (a) el cejas, a abandonar el maltrecho edificio que por años albergó el administrativo de dicha dependencia.

Fíjate lo que son las cosas. Las hienas devoran a víctimas débiles. Qué bárbaros los campusanos y los quiroses… no desaprovechan el decaimiento de Blanca para solidificar el negociazo del pago de rentas millonarias, justificadas por “la enorme, la mega plaza de la cultura”.

Oiga, pues qué caro nos está resultando el haber mudado a los chamacos de la Lardizábal –con todo y sus maestros – a las que eran las instalaciones de la USET. Le juro que una dilapidación semejante, ¡en la vida de Tlaxcala se había visto!