Excluir el rubro de la seguridad en las prioridades de la administración de Marco Mena fue un error, porque con el paso de los días un rubro que fue puesto en segundo plano hoy se ubica como una urgente necesidad que requiere ser atendido antes de que el malestar de los ciudadanos se refleje con protestas en las calles.

d

Así como el nuevo gobierno de Tlaxcala presume la generación de empleos producto de la inercia que dejó la pasada administración, también debería reconocer que la inseguridad en la entidad es por la inmovilidad que prevalece desde hace más de un año en las fuerzas del orden que hoy están bajo el mando de Hervé Hurtado Ruiz.

Las autoridades estatales encabezadas por Marco Mena insisten en mantener la venda en sus ojos que les impide ver la cruda realidad. El malestar social va en aumento y créame que en el imaginario colectivo los homicidios, asaltos en carreteras, robos a transeúnte, en casas habitación, en unidades del transporte público y de auto partes son percibidos como problemas serios.

Negar una y otra vez el clima de inseguridad que existe en el territorio tlaxcalteca es un error que tarde o temprano se le revertira a las autoridades, porque los hechos alternativos que observan y que según ellas no existen ya son la constante.

Este fin de semana al gremio de los taxistas le tocó vivir dos situaciones lamentables. La primera el asalto que un agente ministerial intentó cometer contra un trabajador del volante de la ciudad de Apizaco, el cual fue frenado gracias a que los integrantes de ese sector intervinieron y lograron detener al implicado que forma parte del poderoso grupo que opera al interior de la Procuraduría General de Justicia del Estado y que se conococe como «La Hermandad».

El segundo, tiene que ver con el lamentable asesinato de un taxista de Tlaxcala de nombe Mario V, cuyo cuerpo fue encontrado en Totolac con evidencias de haber sido torturado. Se desconoce cuál fue el móvil de ese homicidio, pero es obvio que su deceso provocó el malestar de sus compañeros de trabajo que observaron la indiferencia de las autoridades estatales que evitaron darles la cara.

Mientras los tlaxcaltecas estamos expuestos, resulta que el flamante Hervé Hurtado, responsable de la Comisión Estatal de Seguridad, asume la postura de que no pasa nada, pues según él los periódicos digitales somos amarillistas y publicamos mentiras, de ahí que los únicos que se apegan a la realidad son los diarios impresos de mayor circulación.

Soberbio y encerrado en su Big Brother, ese funcionario resultó un fiasco para Tlaxcala porque su trabajo es inexistente al igual que su disposición de organizar operativos intermunicipales.

Vaya, su indiferencia para resolver el problema de la inseguridad es tan grande, que los inspectores de ciertas regiones han aprovechado esa situación para sacar provecho con el cobro de cuotas a pipas de gas que no tienen permiso y a permisionarios de algunas empresas de transporte público.

Me queda claro que Hurtado Ruiz no vive su mejor momento al interior del gabinete de Marco Mena. Ayer el área de comunicación social difundió un boletín de prensa y una fotografía de la sesión extraordinaria del Grupo de Coordinación Tlaxcala relacionada con la producción, almacenamiento, uso, traslado y venta de artículos pirotécnicos.

En la imagen se puede observar que el funcionario no fue sentado cerca del mandatario y en el comunicado sólo se menciona que estuvo presente al igual que otros servidores públicos.

El gobernador Marco Mena debe actuar y tomar decisiones en materia de seguridad. No puede permitir que su administración se muestre débil y vulnerable en ese rubro, pues ese clima no sólo alejará a posibles inversionistas, sino que puede frenar el desarrollo de las pequeñas y medias empresas que operan en Tlaxcala.

En unos días se cumplirán los primeros cuatro meses de este nuevo gobierno y sin duda Marco Mena nos sale debiendo no sólo en materia de seguridad, sino en transparencia porque hasta ahora nadie conoce la declaración 3 de 3 que prometió de sus funcionarios y tampoco se sabe nada sobre su programa de obra pública ni del esquema ambicioso de becas para niños y jóvenes que prometió.

Urge que Marco Mena deje la pasividad y de resultados.