Conque ya vimos cómo se fraguaron los bisnes entre candidatos y encuestadoras; aunque lo interesante es que al final campean los empates técnicos
Hay que ver el comportamiento de los candidatos en las cada vez más coincidencias entre casas encuestadoras. Por ejemplo, El Universal y su encuesta en hogares, encontró hace tres semanas –del dos al seis de abril- a la panista Adriana Dávila con 19.3; en segundo lugar a la perredista Lorena Cuéllar con 18.7, en tercero al priísta Marco Mena con 17.6, en cuarto a Martha Palafox, de Morena con 7.9. Edilberto Algredo, de Movimiento Ciudadano está en quinto sitio con 2.3.
Hay que tomar en cuenta que estas cifras corresponden a una fecha previa al debate, incluso antes de las dos movilizaciones, primero del PRD en un Parque de Apizaco repleto de simpatizantes y tres días después, de los priístas en la Plaza de toros, cuando se registró la pifia –Marco Adame– dicha con toda saña por Manlio Fabio Beltrones.
Otra encuesta a la que tuvo acceso el columnista José Ureña, dio a conocer el 26 de abril que Adriana puntearía con 19 unidades, seguida de Lorena con 18.5, y Mena con 17.9.
Según este analista, a quien gane Tlaxcala le habrá sido posible con una votación entre 25 y 27 por ciento del padrón (820 mil electores), y eso es un presagio de los porcentajes con los que en 2018 se defina la elección presidencial.
Hay que consultar también la encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) de Liébano Sáinz y Federico Berrueto, con Lorena al frente alcanzando 20.6, luego Adriana con 19.2 y Mena con 17.6. Aquí el negocio lo fraguan Lorena y Milenio a través de estos dos personajes, que dicho sea de paso no fueron requeridos en el CEN del PRI, y bueno, pues tienen que buscar clientela.
En el caso de la panista con El Universal, nos dicen que el contacto habría sido del controversial Ciro Gómez Leyva, y su súbito activismo albiazul, al menos para impactar en el estado más chirris de la República.
Y la centaviza del CEN tricolor se mantiene en el más absoluto misterio. Dicen que Manlio no suelta prenda. Yo no sé de dónde salen números tan alegres. Hasta parecen hechos en una oficina de Insurgentes, sin dinero –pues se lo acabó Cesar Camacho- y usados más como estrategia para filtrarlos, aunque carentes de un respaldo metodológico.
Según el propio Ureña, en la encuesta en poder del PRI los datos son distintos: con una holgada ventaja para el tricolor, con 19.1, seguido del PRD con 16 y Acción Nacional con 13.1.
Hoy, las encuestas son el gran negocio. Considerarlas como cifras definitorias es arriesgado.
A Tlaxcala sobre todo, las empresas de este tipo la consideran un fácil botín, donde se gana mucho, se influye mucho y se invierte poco. Todo depende del cristal con que se mira. Por ejemplo, Mariano González Zarur sostiene que su gobierno tiene una desaprobación de 47.9, promedio uno de los más bajos a nivel nacional. Solo falta ver el dato paralelo, pero sin el financiamiento oficial, cuyo indicativo de desaprobación llega a 65.9, es decir el peor gobernador evaluado.
Eventos como el debate, por ejemplo costarían entre tres y cuatro puntos a Lorena Cuéllar. La pasividad de Adriana con que inicia la campaña la pone en un tobogán. La arenga hecha en casa de Gobierno por Mariano González a grupos y liderazgos de su partido, advirtiéndoles del inminente riesgo, hacen subir a Mena luego de formar a los priístas, quienes antes se encontraban entre desconfiados y pasivos.
Di no a las alianzas
Todo depende del ángulo con que se vea la alianza entre el PRI y el PAN. La negativa de Adriana Dávila para ver en Lorena Cuéllar a quien encabezase a un proyecto aliado entre ambos partidos habría sido un golpe demoledor para el Revolucionario Institucional y para el gobernador Mariano González.
Pero vino la estóica defensa adrianista de lo que consideró su legítimo derecho a negar cualquier alianza que pudiera desplazarla del protagonismo con el que suele actuar.
No mostró hambre de triunfo colocándose como un factor de poder tras el trono.
Lo mismo opera para Lorena. En ningún momento consideró posible que su homóloga panista liderara el proyecto.
Y es precisamente en la competencia de ambas donde radica el boleto ganador de lotería de un PRI que a partir de ese rechazo entre políticas toma bocanadas de oxígeno, logra credibilidad para su abanderado y forma a todos a trabajar, como los autómatas que son.
En este momento de transformaciones, el propio CEN del PRI toma al toro por los cuernos, desplaza a Ricardo García Portilla en la coordinación de la campaña y comprueba como Manlio Fabio Beltrones no tenía razón cuando expresó su decepción por el candidato Mena y lo dio por muerto en puntillosos comentarios… Tlaxcala y Veracruz están perdidos, dijo a Joaquín López Dóriga.
Insisto, de esos tres, quien se caiga en lo que resta de la decena trágica –termina la semana entrante- difícilmente volverá a la pelea.
Según Ricardo Alemán, en Milenio, para que la oposición gane en Tlaxcala Adriana o Lorena, tendrían que hacer una cumbre, de la cual saliera una al frente y la otra en suma.
Falta una nueva gira de Andrés Manuel López Obrador, seis y siete de mayo. Tal vez de los ocho puntos alcanzados por Morena y su abanderada Martha Palafox, haya un avance notable. En las cifras el Movimiento de Regeneración Nacional, es damnificado del despegue tricolor que, según se ven las tendencias está en un contexto de crecimiento sostenido, a diferencia de la panista, en franco declive.
La falta de credibilidad del TET
El Tribunal Electoral de Tlaxcala (TET) fue vergonzosamente exhibido por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ante acciones parciales como aquella de perdonar al PRI por usar accidentes geográficos para pintar su propaganda.
Lo había denunciado el PAN, los integrantes del TET lo tomaron a la ligera, pero una instancia como el TEPJF nunca dejó de monitorearlo y por unanimidad los integrantes acabaron por reprenderlos.
Vicios del TET tienen en las juergas desenfrenadas de los amigos del vocero la forma de atender primicias, pero estas, de parte de una institución sin credibilidad no valen.
Para tira cómica
Una le ayuda a la otra. Bueno, una inventó a la otra. La cosa es que hace poco los priístas pusieron en cuarentena a Rosalía Peredo, al descubrir que sustraía información para mantener al día a su amiga la embajadora de México en Brasil.
Tuvo que pasar la titulación un poco complicada de la paisana en la UNAM –ahora sí le podemos decir lic- para que la política con el mote de barril sin fondo se apresurara a destaparla entre los cuates como la buena para el PRI en 2018.