Decide con quién puede verse, qué empresas pueden colaborar, y hasta qué entrevistas puede conceder, dicen
Si es difícil de creer que el señor manchis coordine la campaña –ya a todo vapor- del señorito Marco, lo es más que este y su séquito de comparsas lo permitan.
Creo que a estas alturas, el abanderado de tricolor al gobierno de Tlaxcala, debiera brillar con luz propia. Tomar sus propias decisiones y hacer los nombramientos que convengan a sus intereses. A final de cuentas será él quien trepe al podio de ganadores o tenga que poner cara de fracasado si los resultados no lo favorecen en las urnas.
La respuesta es muy sencilla: es un político pobre.
Carece del recurso necesario para financiar una campaña, orillada a comprar decenas de miles de votos para asegurar el triunfo. Es el típico caso del empleado escogido por el jefe para darle un asenso… ah, pero qué caro le habrá de costar. Y todo por no pertenecer a las familias millonetas de Tlaxcala (esas que le buscan, se acomodan y echan cuanto pueden al carrito de las compras).
Mariano rechaza ser cacique. Le dolió que su apellido aparezca en una lista de familias históricamente adueñadas del estado, una investigación realizada por la UAT.
Ahora, falta que le creamos. Porque miren, hacer así y convertir sus terrenos de por Ciudad Judicial en propiedades de alta plusvalía, no lo hace cualquier politiquillo ahí que le den la oportunidad. No, tiene que ser un cacique. Hacer la carretera que lleva de esa zona al centro de Apizaco, no lo puede hacer ahí un constructor de medio cuño… no, tiene que ser un cacique.
¿Entonces para qué se resiste? Es tan cacique que, tiene en buylling permanente a Marquito, su incondicional, el que está a sus pies, al que le jalan los hilos.
¿Cómo? Pues lo espanta con el petate del muerto… “si no me obedeces, te dejo que pierdas eh”; “si no reaccionas al primer chasquido de dedos, te retiro el apoyo”.
Si los sorprendidos creíamos ser nosotros por tener en el poder a un manipulador, tratemos de ver las penurias del señorito Marco, sentenciado al zape –como en su momento estuvo Ritchie, el secre zapes- y a la humillación, acaso a las cachetadas guajoloteras cuando por alguna distracción o por ejercer el derecho a creer que es un candidato y no un remedo, le sale lo respondón. No, mejor ni les cuento.
Tarjeta roja
Tan es así que al brody de Marco, gente de confianza y lealtad probada (bueno, tiene sus asegunes, como cuando le dio por la tranza con los diputados Berruecos y Zambrano); la cosa es que Fabricio Mena Rodríguez, no es tolerado ni en pintura por el coordinador de los esfuerzos del dizque aspirante a sucederlo.
Lo tiene vetado, nos dicen. Hagan ustedes de cuenta que se trata de Joserra en TV Azteca, o de la Trevi en Televisa… cúchale, sáquese, fuu… así le dicen al inocente Fabiruchi, quien la tiene difícil pues, si toda la vida se ha dedicado a administrar –a su modo verdad- la lana, entonces ahora qué va a hacer. Ni modo de confrontarse con Mariano. Si ni su carnal, que es el candidato (si, ¿no?) se atreve, pues él qué va a ser capaz.
Nada más habían de ver, por ejemplo al añoso esta malhumoriento de Néstor Flores, que no lo deja de ver con ojos de pistola por donde quiera que lo jalle (je)…
Crispín no quiere dejar la ubre
Y ahora que se avecina el proceso de renovación de titular del Órgano de Fiscalización Superior (OFS) ya externó sus deseos de participar.
Bueno, tiene todo el derecho. Si no fuera porque la fiscalización a la tlaxcalteca es una pachanga desenfrenada; parte de un sistema que funciona en un contexto de corrupción que eleva a quien está al frente del OFS a la N potencia, pues en sus manos está perjudicar alcaldes, hacer favor a sus amigos diputados, o vender protección a munícipes tarugos o titulares con mucha necesidad –pues es que tienen hasta tres casas chicas, y a todas mandan gasto.
Si así como es de grande y cómodo el edificio (¿una manchi tranza más?) del OFS, fuese su pulcritud al momento de analizar estados financieros, no pues estaríamos en la gloria.
Mas ese tamaño de construcción es directamente proporcional a la dinámica sinvergüenzas dedicados a maquillar los proyectos para que parezcan las grandes obras, y así les permitan quedarse con la mejor rebanada del pastel.
Participe Crispín o no, de todos modos va a llegar a quien Mariano impulse. O sea, un incondicional para aprobar sus cuentas públicas presentadas en dos cuartillas (así como sus informes de gobierno, en puras hojas blancas, bueno eso dicen).