Por un lado Sesín-Cambrón, no desaprovechan la ocasión para estirar la mano o practicar el dos de bastos; por el otro, cartuchos quemados son reciclados en municipios y distritos
Quedará en las conciencias de Manuel Cambrón Soria y Santiago Sesín Maldonado (bueno, suponiendo que tengan aunque sea tantita) la sospecha de comercialización de las candidaturas del Sol Azteca a alcaldes y diputados. En realidad para unos cuantos sinvergüenzas esta ha sido la oportunidad de realizar su american dream, viajando y grillando entre Tlaxcala y Ciudad de México.
Y no es que sean candidatos perdedores varios de los que tienen la candidatura más que asegurada, sino que ya se saben el caminito; conocen los mecanismos para abrir la puerta de ali baba y los cuarenta… muchachos.
Nombres como el de Paco Hernández para Tlaxcala o Alfonso Sánchez Manzanilla para Huamantla (cuya relación con el agua y el jabón no es buena), surgieron de un proceso interno cuyas ideales formas de democracia, pues nada más pudieron aportar lo que vemos. Personajes con lugares y derrotas comunes en el pasado a quienes su persistencia de perredistas con el pedigrí de… negociadores les dio ventaja sobre competidores para quienes ya vendrán mejores momentos.
Muchos de ellos rompieron el cochinito y llevaron sus centavos a los gurúes de ocasión (Cambrón-Sesín) respondiendo al canto de las sirenas que tan bien entonan estos dos, y que a voluntades débiles de políticos de nuevo cuño, a quienes la vocación de servicio (o de soñar con salir de pobres) los orillaron a dejar sin gasto a sus domadoras con tal de asegurar esa candidatura de ensueño que, al final de cuenta se convirtió en su peor pesadilla.
Pues a los que se salieron con la suya, buenos o malos candidatos, los llamaremos el apuntalamiento territorial de Lorena Cuéllar Cisneros. Si son buenos o son malos, ya los resultados electorales nos permitirán advertirlo.
De aquí al diecinueve de los corrientes se acabarán de unir las piezas del rompecabezas amarillo al que bien podríamos llamar Babel, pero en un ambiente como el de Tepito, la fayuca, o de perdis del tianguis sabatino, donde el caos aflora en razón de la falta de autoridad.
Es tiempo, creo, que la senadora Cuéllar Cisneros, deje el nivel de las especulaciones y los discursos de decantación efímera para dar paso –ya urge- al uso de frases y su estructuración, con un fondo capaz de hacer la competencia a los que tiene enfrente, cuyo tiempo y retórica tienen rato de buscar la intensidad.
Que nos diga cómo le piensa hacer para sacar al estado de la parálisis, pero no nada más con los enunciados graciosos e improvisados que priorizan a los viejecitos, o el llamado a un poder superior para que se encargue de convencer a los mulas que siempre negaron la posibilidad de conformar la ideal alianza para golpear el trasero de Mariano.
Marco Mena, ¿por las mismas?
A lo mejor un día de estos, Marco Antonio Mena Rodríguez, se yergue con los suficientes arrestos como para pintar su raya del obstáculo mariano que no lo deja ser, y a la voz de ¡ora es cuando chile verde le has de dar sabor al caldo!, renuncie de una vez por todas a seguir como el patiño del sir comandant cuyo narcisismo de plano no da tregua.
No tarda en conocerse la lista completa de candidatas y candidatos que han de vestir a Mena, en su aventurado viaje al campo de batalla.
Y no hace falta ir muy lejos para ver que en Tlaxcala, la ex delegada de Sedesol, Anabell Ávalos Zempoalteca, pudiera hasta servir de ejemplo al señorito Mena, de cómo hasta una mujer, menuda y discreta, es capaz de enfrentar a la bestia mariana.
Ha de ser cosa hasta de genética, porque en los momentos oportunos, el magnífico doctorado en Stanford, nada más peló chicos ojotes y atestiguó pasivo, como el temperamental bigotón se encargó de hacerlo menos… de meterlo en una especie de maleta de ventrílocuo, de la cual nada más habrá de salir cuando se lo permita.
Las gracias de la nueva Ley del Notariado
Son todas ellas para hacer del gobernador un Tlaloc, a cuyos truenos nada más, obedezca la conformación de un nuevo ámbito notarial, donde los cuates sepan que en el año de hidalgo del marianismo (que no sean las mentadas del respetable, más pobre que nunca, pero más rico según la manera será guaje el que no conserve algo bueno de ver del que ya se va).
El inventor de este nuevo documento, Héctor Maldonado Bonilla, se esfuerza en inventar nuevas porras a lo que ya sabemos: el escaso conocimiento de un sujeto inflado de poder a quien fácil venden escenarios de interés muy particular, dorándole la píldora de su ignorancia.
Creemos que detrás de este rollo se halla la generosidad con la cual el coordinador de las desventuras de los tlaxcaltecas va a pagar a su querido compadre, el apá del muchacho que se trajo para acá el trabajo de su despacho, aprovechando las buenas condiciones que le pudo ofrecer el piporro libanés a quien fácil se le hace soltar a los abogados en la nómina del gobierno, para lidiar batallas perdidas, mas no sin antes pagar fortunas irrecuperables.
Ya veremos a los nuevos notarios, los manchinotarios (como en su momento fueron los ortinotarios) como premios a una élite eficiente (bueno…) merecedora de estos reconocimientos gracias a los cuales en lo sucesivo por sus venas correrá sangre azul.
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