El virtual candidato del PRI a la gubernatura, Marco Antonio Mena Rodríguez, es pobre e incapaz de romper las ataduras marianas y el pésimo discurso de continuismo
En el PRI ya deberían tomar en serio el bajo perfil del que no se libra su virtual candidato a la gubernatura, Marco Antonio Mena Rodríguez, a quien acaban por pegar las actitudes asumidas por los coroneles y capitanes alrededor suyo, dueños –así se comportan- de su agenda y hasta de los pesados filtros por los cuales deben pasar aquellos deseosos de tener contacto con él.(Vamos, hasta Joaquín López Dóriga en su columna de hoy en Milenio replica intimidades confiadas por Manlio Fabio Beltrones, para quien el PRI va a ganar nueve gubernaturas y podría a perder dos, Veracruz y, ¡oh sorpresa: Tlaxcala!)
Dicen que su destape sirvió al hijo del bien recordado priístaAntonio Mena Montealegre para ganar algunos puntos de popularidad entre la raza tricolor. Al paso de las semanas, sin embargo, no nada más regresó a los mismos bajos niveles, sino que se hundió aún más.
Y cómo no, si su hermano y principal operador-promotor, Fabricio Mena Rodríguez, se hace desentendido cuando vía… su parentesco, la gente que lo conoce trata de acercarse al próximo ungido. “Yo no sé nada de la campaña”, responde el soberbio carnal, subido en ese ladrillo de antipatía y soberbia, igualito en el que están Arnulfo Arévalo, Nestor Flores y Carlos Bailón, miembros de esa estrecha élite por cuya decisión ha de pasar quién se acerca al proyecto de iluminado.
El peor de todos
Siendo honestos, el peor daño infligido al egresado de Stanford lo causa ni más ni menos que el coordinador general de su campaña, el diputado federal Ricardo García Portilla, principal responsable que a estas alturas prácticamente no exista liderazgo de Mena, alguien a quien grupos y liderazgos le deberían un mínimo de respeto, así como una solidaridad plena.
Estoy casi seguro que el ex secretario de Finanzas de Tlaxcala no quita el dedo del renglón en ser él quien contienda por la gubernatura, y le apuesta a los escenarios de caos y a veces hasta miseria en los que cada vez con mayor frecuencia Marco Antonio Mena se ve envuelto.
Los antecedentes de García Portilla, fueron en su momento expuestos por su paisano, Noé Rodríguez Roldán, convencido de lo chueco, perverso y sucio de un Ricardo, acostumbrado a arrojar la piedra y esconder la mano.
Hoy se trata del coordinador de una campaña que no prende. ¿Qué dirá el padre político de ambos, Mariano, cuando se entere que sus creaciones tienen hoy al PRI, por sus desencuentros, al borde del precipicio?
Genial encuesta
Fíjense en las expresiones utilizadas al interior de lo que queda del marianismo. Preguntó el todavía gobernador a uno de sus íntimos, ¿cómo va la campaña de Mena? -Haz de cuenta, le respondieron, que la candidatura de Mena entre la militancia se parece a alguien que quiera vender un chivo en el mejor expendio de borregos.
Seguramente el señor manchis puso en ese momento a trabajar los engranes de su azotea para relacionar aquello del chivo, con la encuesta que recién mandó a hacer, en la cual quienes la aplicaron –no estoy diciendo que nada más le endulzaron el oído, pero puede ser- llegaron a conclusiones interesantes, como aquella de que más de la mitad de los tlaxcaltecas, no está de acuerdo con ser gobernados por una mujer.
O sea, la misoginia de Mariano fue aprovechada por unos vivales dedicados a esto de las encuestas, para quienes cobrar por formular preguntas amañadas les resultó el mejor de los negocios. Igual que otros, aprovechados de los momentos de ira del gober para sacar raja de los manchi litigios, generalmente terminados en rotundo fracaso. Y hasta los hay quienes cambiando de chaqueta, lograron igualas que de plano los sacaron de pobres.
Aplicar la encuesta
Tal vez así ve un poco de luz en medio de su aparatosa soledad. Porque ha de ser feo ver que tu delfín no prende, sabedor que te peleaste con el Presidente y con el CEN de tu partido.
Entonces aquello de que la mitad de los paisanos no quiere gobernadora, es para Mariano escuchar lo que quiere, no necesariamente lo que piense la raza. Porque, verán, hay tres senadoras muy metidas en la lucha. Y que a estas alturas el bajo perfil de Marco Antonio Mena, deba recurrir a encuestas a modo para apaciguar a su creador, se me hace un escenario sesgado hacia la derrota en junio.
No lo pelan
Ha de ser bien pesado saberse en candidato del PRI al gobierno, y tener que ir a las dependencias del ejecutivo a pedir vales de gasolina y otras ayudas.
Y ha de ser peor que en esas dependencias no haya quien tenga la iniciativa de romper el hielo con el candidato para ofrecerle espontáneamente el respaldo de… las fuerzas vivas.
“Pues es que no lo pide”, es una respuesta encontrada en oficinas y dependencias.
¿Un candidato casi casi tlatoani seguro, tendría que humillarse ante la bola de arrastrados para pedirles apoyo?, ¿Qué en Tlaxcala no eran los priístas, entusiastas promotores voluntarios y generosos contribuyentes a la campaña del candidato?, ¿No será que a Marco Antonio Mena Rodríguezle falta identidad, vecindad, militancia, afecto, compadrazgos, amigos, y no nada más esa bola de aprovechados que lo tienen arrinconado?
Y la principal pregunta: ¿no le harán falta los suficientes arrestos como para romper con la figura del abyecto Mariano, como quien dice para salir del clóset, abrir los brazos y decirse a sí mismo… mi Marco, vamos a poner todo nuestro empeño por no hacer el oso… vamos a mandar al carajo el discursito ese del continuismo, y a trabajar por la causa propia, sin el terror que le significa ver a manchis a los ojos y hasta pensar, somos iguales?
A Mena Rodríguez le convendría escuchar a Lupita Dalessio, cantando aquello de… hoy voy a cambiar.
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