El nuevo PRI combina la rudeza de los duros, representados por el sonorense, y a la familia del presidente Peña Nieto, a través de su prima Carolina Monroy Del Mazo.
La relación entre el gobernador Mariano González Zarur y el presidente electo del PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, no atraviesa por su mejor momento. Tampoco con el senador Emilio Gamboa Patrón.
Ambos, compañeros de mil batallas del señor Manchis vivieron el distanciamiento de quien al llegar a la gubernatura de Tlaxcala, perdió el piso, y comenzó por renegar de su partido… “no tengo madre, ni padre, ni partido”, afirmó el ensoberbecido Mariano en los inicios de su administración.
Con un suministro sobresaliente de posteriores actos y dichos del mandatario tlaxcalteca, aquellos que invariablemente sacaron por él la cara, iniciaron una nueva etapa, de amarga decepción.
No es el único
Carolina Monroy Del Mazo, compañera de fórmula de Manlio, es los ojos y los oídos de su primo el presidente, Enrique Peña Nieto, un convencido más que a la soberbia marianista hay que exhibirla con rechiflas y castigarla cerrándole la llave de los recursos.
Diputada federal por el distrito XXVII del Edomex, Monroy Del Mazo, profesa el culto a Peña, lo que a Mariano no se le da, pues se encarga de adorarse él mismo y no le sobra ganas de compartir ese vehemente sentimiento.
Estrenar agenda
Algo hay de encantador en el PRI de Tlaxcala que, a la nueva dirigencia nacional le dio por anotarnos como primer destino. Manlio Fabio y Carolina vienen a ungir a Marco Antonio Mena Rodríguez, como líder estatal de su partido.
Tendrán mucho que recomendarle, así como el líder saliente del partido, Cesar Camacho Quiroz, lo hizo uno a uno con los flamantes diputados federales tricolores, a quienes emplazó a olvidarse del futurismo, y a concentrarse en la única encomienda: sacar adelante las reformas estructurales, hoy por hoy, la gran obra del presidente Enrique Peña Nieto.
Y a Manlio Fabio Beltrones, lo que le interesa es robustecer a su partido, al cual le han llovido las reacciones de la avalancha Peña. Así que ungir candidato a un líder estatal no debe formar parte de su bitácora, sino al contrario. Ahora, tratándose del pupilo de Mariano la instrucción debe ser tan terminante que por eso Tlaxcala puntea el itinerario.
Alternativas en el PRI
En el cada vez más remoto caso que Marco fuese impuesto candidato a suceder a Mariano, sencillamente no va a poder contra tres senadoras con bastante tiempo de hacer campaña.
Hoy, las opciones las encabezan: Anabell Ávalos Zempoalteca, delegada de Sedesol y con buenas notas ante la secretaria Rosario Robles Berlanga. Además, dicen, con una fluida comunicación en Los Pinos.
El delegado de Gobernación en Puebla, Noé Rodríguez Roldán, sería otra tabla de salvación.
Salvo esos dos priístas, la lista por muy abundante que sea no garantiza competencia contra las virtuales candidatas del PAN, PRD y Morena.
Alianzas sí
El ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, vino aquí a plantearnos su desacuerdo de aliar a su partido con el PRD. Así lo piensa y eso es muy respetable.
Pero Ricardo Anaya, el triunfador de la reciente elección panista opina en otra dirección.
Lo primero que reprueba es cualquier posibilidad de alianza con el PRI. Y aunque no culpa de ello a Madero, deja en libertad a todos de convencerse que por esa alianza, el Pacto por México, PAN y PRD se desmoronaron.
Bueno, hasta dónde llega la visión de Anaya que es el primero en mencionar a Morena como un posible objetivo para aliarse de cara a la elección de 2018.
Mientras ello sucede, aquí, fundadores del PRD varios de los cuales están en el gobierno, configuran una fuerte maniobra para desconocer a Manuel Cambrón en la dirigencia estatal de ese partido.
Puede que sea una arista más de la lucha de Mariano por combatir a Lorena Cuéllar. Pero también cabe la posibilidad que se trate de creciente movimiento, muy alejado de los intereses personales de Gelacio Montiel, para un borrón y cuenta nueva en un partido que debe reinventarse para no desaparecer.
En este momento el partido está muy lastimado. El paso de Carlos Navarrete, fue como un torbellino que todo lo echó abajo. Su entreguismo los ha llevado a buscar a alguien osado para encabezar a un instituto político tambaleante.
Veremos si en Tlaxcala cabe la posibilidad de alianza PAN-PRD, aun contra la mala opinión del ex presidente Calderón Hinojosa, y el mimetismo de su ex pupila, con la necia creencia que solos son capaces de echar al tricolor de Palacio.
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