Si el gobernador pensó que era sencillo pactar con este grupo y luego recular, hoy tiene a un operador de peso… nada más fue Presidente de la República.
Cuando la senadora Adriana Dávila Fernández, golpeteaba los supuestos actos adelantados de campaña de su colega la senadora Lorena Cuéllar Cisneros, algo a lo que renunciaría, dijo, era a traer personajes de cartelera nacional para subir su popularidad.
Pero hoy la viene a ungir el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, el personaje que la sostuvo contra viento y marea… el que dio la orden a Héctor Ortiz, de manterse a raya cuando sentía que el elegido debía ser su compadrito Julián Velázquez Llorente.
Calderón fue generoso con Tlaxcala. El dinero fluyó, a diferencia de la época de vacas flacas que vino con todo y el paquete de las reformas estructurales de Peña Nieto, quien muy solemne y tricolor, bien que nos tiene famélicos… como diciéndonos allá ustedes y su gobernador.
Y el expresidente llega en condiciones especiales. El triunfo de Ricardo Anaya en la dirigencia nacional está muy fresco. Y su mensaje de unidad podría dibujar la estrategia que:
- Eche por tierra cualquier posibilidad de alianza con el PRD, llevando solo a Adriana Dávila, como una prueba de solidaridad entre el grupo encabezado por el queretano y los calderonistas, que no son pocos y que han sabido guardar discreción en estos meses que la fortuna no les sonrió, con Madero.
- Con actos como este, active una necesaria etapa de reconciliación en la que por sobre las diferencias de fondo de ambos grupos prevalezca la certeza que necesitan un partido fuerte para recuperar la competitividad, echada por tierra cuando Madero se alió a Peña Nieto en aquél Pacto, resultado del cual hoy el peso devaluó casi 30 por ciento.
Dejar la diarrea verbal
La seño Adri se ha dado cuenta que es mejor aplicar el oficio político a aventarse sus alocuciones, interminables aunque de escaso contenido.
Y su inventor Calderón, aprovechó la coyuntura para inercambiar con la gente de Anaya, desde saludos hasta lisonjas, en el caminito que le permita pensar en serio en el lanzamiento de Margarita Zavala, otra de las beneficiarias de esta reconciliación.
De hoy en adelante, para Adri será mejor pensar para hablar, y no hablar para darse cuenta que las metidas de pata pueden darse con mayor frecuencia en la medida en que las palabras abunden, sin una estructura ideológica que ponga pies y cabeza a sus afirmaciones.
Ya son tres
Aparecieron en el libreto: Lorena Cuéllar Cisneros, inminente abanderada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) haciendo amarres mil con amarillos, azules y desde luego tricolores. Martha Palafox Gutiérrez, a quien le acaba de ocurrir una de las jornadas más productivas y definitorias en su carrera política, con la visita de Andrés Manuel López Obrador.
Y hoy lunes, Adriana Dávila Fernández, abiertamente definida y con circunstancias que le permiten ir a la batalla en segundas nupcias, para evitar los errores divisorios del pasado y para dejar a un lado la estorbosa arrogancia, que no le va, como en cambio le ocurre con los kilos de menos que luce y la mejor imagen, producto de la experiencia , ni más ni menos que en el Senado de la República.
De nuevo la duda
¿Y el PRI, que espera para definirse? Quienes dentro de ese partido sigan pensando que Marco Antonio Mena Rodríguez, dispone de las tablas suficientes como para dar la batalla, pueden estar cometiendo un pecado de soberbia.
Claro, están apostando a la división de los adversarios.
Pero no contaban con que hoy estaría un ex presidente de la República, custodiando a su pupila Adriana, para que el marianismo no la absorba y vaya a querer desecharla tras haberla utilizado para hacer añicos a los perredistas.
Si Mariano pensó que era sencillo desdibujar el futuro de la senadora Dávila, cometió un error, uno de tantos que han abundado en su administración.
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