No pueden ni la administración de Mariano González Zarur, ni el Gobierno Federal, dejar solo al nuevo comisionado de Seguridad.

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No sería Tlaxcala el primer refugio de delincuentes engrosando las filas de la policía. Hay sonados casos, en todo el país donde corporaciones completas fueron procesadas, al tiempo que llegaron patrullajes del Ejército Mexicano.

Tamaulipas, Baja California, Jalisco, Nuevo León, Michoacán y desde luego Guerrero, son algunos estados donde el Gobierno Federal ha tenido incursiones para poner a buen resguardo a grupos de maleantes que por alguna razón se infiltraron en las policías, estatales, municipales, ministeriales.

Las revelaciones hechas ayer por el nuevo comisionado de Seguridad Pública, Oreste de Jesús Estrada, sugerirían a una inminente intervención de las fuerzas federales para apuntalar a un gobierno estatal, debilitado y hasta confrontado.

Los elementos de la policía acreditable están acuartelados, es decir, permanecen en las instalaciones de la Policía Estatal, como sujetos procesados con arraigo domiciliario.

Y seguramente habrá despidos; yo diría, puestos a disposición de la superioridad (en el caso de los acreditables es la Segob) si les comprueban ese historial delictivo que por lo pronto tiene a 72 bajo observación.

Surgen los obstáculos

Este es el momento en que el nuevo comisionado de Seguridad, debe contar con todo el apoyo, de la administración González y del Gobierno Federal.

La limpia al sistema de seguridad debe hacerse. Y no va a ser sencillo. Tlaxcala y su gente pacífica, son apetitosos para criminales, muchas veces con una doble personalidad… en el día uniformados, y en la noche embozados.

Las acciones no deben limitarse a las policías preventiva o ministerial.

Las autoridades deben incluir: directivos y celadores de las cárceles, donde según fuentes de confiar, hay múltiples negocios en manos del crimen organizado (equipado y financiado por el mismo gobierno).

Desde la venta de drogas, el tráfico de cigarrillos, de visitas conyugales, una escandalosa trata de personas.

Es todo un desafío

Oreste Estrada Miranda, es uno contra un asqueroso sistema que lleva años funcionando.

Podemos ver a un presidente del Tribunal Superior de Justicia, Tito Cervantes, frotando sus manos ante la fragilidad argumental de una procuradora, Alicia Fragoso, recelosa del proceder del personal a su cargo, acusado de tortura por una defensa del principal inculpado, hábil y bien pagada, con la firme intención de invertir los papeles.

Es decir, su cliente el Lobo, un pájaro de cuenta según el horrible expediente legal y periodístico a lo largo de su haber en encargos siempre relacionados con secuestros, podría dejar la cárcel y exhibir la fragilidad del gobierno que meses antes le pagaba como director de la policía acreditable.

Escándalo

En todo el país se habla de Tlaxcala como el estado ex seguro, y hoy perdido en un denso bosque lleno de alimañas.

Tiene que haber cortes graves a ese tejido infectado.

No se habían registrado crímenes con tal grado de saña. Nadie sería capaz de atribuirlos a acreditables, pero bajo las actuales circunstancias, ¿quién mete sus manos al fuego por estos?

Lo duro en nuestro caso es que, siendo Tlaxco sede nacional para la capacitación policíaca, hayamos caído a tan vergonzoso hoyo.

Que la gente al día de hoy desconfíe de los policías pues sabe que en cualquier momento se transforma, de guardián a delincuente.

Por eso, debe aprovecharse el factor sorpresa.

Bueno, al estar acuartelados los acreditables ya tienen sospechas mil.

Entonces la baja general no suena descabellada. Así como los altos mandos quedaron inutilizados, debe alejarse de Tlaxcala a esa estructura perversa de maleantes, y traer gente confiable.

El gobierno federal y su ostentosa gendarmería tienen aquí una oportunidad de emplearse a fondo.

Ojalá los patrullajes del Ejército signifiquen que el verdadero cambio de fondo está por darse.

No podemos amilanarnos.

Uso indebido de la propaganda

Es cierto, en pleno proceso electoral, solo a un mandatario débil en promover eventos como si fueran su fiesta de cumpleaños, tiene la iniciativa de hablar de avances y obras, haciendo múltiples elogios a su administración.

Y hasta eso, está por verse si son ciertas esas promociones.