El dinero gastado para pagar costosos despachos, ha sido en realidad tirado al caño… pues pese a su prestigio, aquellos no pueden pelear por causas perdidas.

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¿Y qué va a pasar con los policías que perdieron la vida?

Con móviles extraños, dos integrantes del movimiento de agentes de la policía estatal resultaron muertos.

Iniciaba el sexenio de Mariano González Zarur, y se estrenaba reprimiendo la inédita huelga de guardianes del orden, dispuestos a hacerse escuchar buscando una mejoría en sus condiciones laborales.

La respuesta fue violenta. Los aplastaron las fuerzas federales solicitadas por el ejecutivo estatal.

Tres años después, un juez federal encontró los elementos suficientes para exonerar a los últimos once elementos de un total de ochenta y ocho en litigio con el gobierno estatal.

Hoy, pueden exigir su restitución. El pago de sus salarios. Una indemnización por el atropello del que fueron víctimas.

Probablemente lo van a hacer, aunque seguro pensarán dos veces volver al activo teniendo como jefe a quien los quiso exterminar.

La muerte de aquellos compañeros será parte de su causa.

Orlando May, su irrupción

Protagonista en este atropello, el militar retirado Orlando May Zaragoza Ayala, llegó a Tlaxcala con una consigna muy clara: reprimir movimientos como el de los policías.

Se esmeró. Ganó la confianza del gobernador. Y se hizo con el puesto de secretario de Seguridad Pública.

Y así como lo hizo con el movimiento de policías estatales, lo replicó con pensionados, ancianos, choferes y hasta diputados de la anterior legislatura, cuyo recinto vulneró de manera impune y hasta se dio el lujo de cachetear a legisladores que oponían resistencia.

Así que el comandante May Zaragoza, tiene hoy la obligación de deslindarse de las dos desapariciones violentas de aquellos miembros del movimiento.

Quedó comprobado que nunca la razón lo asistió y sí en cambio, ha sido la extensión mariana de maltrato a un tejido social, al cual sarcásticamente pretende resarcirse, al menos en el discurso.

Sexenio de venganzas

No ha pasado un día sin la obsesión del hacendado por cobrar viejas afrentas.

Ha dedicado una parte importante de los presupuestos a lo largo de este trecho de su gobierno, al pago de onerosos despachos de asesoría jurídica con el propósito de ensañarse con aquellos a los que considera sus enemigos.

La mayoría de los litigios los ha perdido, como este, contra el grupo de gendarmes a los que quiso borrar, como claro mensaje para utilizarlo en contra de movimientos parecidos.

La procuración de justicia, por consigna, es una constante en la interminable lista de objetivos. Pero todos ellos se han defendido. Y la mayoría cuenta con la protección de la justicia federal o de plano le infirieron sonados descalabros legales.

A tal grado que hasta viles delincuentes –como un ex regidor de Tlaltelulco, un policía raso de Chiautempan y el ex director de seguridad pública de ese municipio- han podido obtener sentencias absolutorias ante las atropelladas argumentaciones de dicho actuar por consigna… más para satisfacer los insanos deseos del histórico gobernante que a todos odia, que para efectuar un trabajo serio, invulnerable e incuestionable.

Gobierno de fobias

Es el encarcelamiento del ex gobernador Héctor Ortiz, la principal obsesión del hacendado, quien traslada ese odio a todo aquél con alguna relación con dicho personaje.

Sin embargo, Ortiz lo ha burlado en sitios públicos. Se deja ver en los portales del centro de Tlaxcala y hasta se da el lujo de ofrecer conferencias de prensa para exhibir el deficiente logro legal de su persecutor.

Periodistas, colaboradores suyos, alcaldes, ex alcaldes, también forman parte de su agenda de obsesiones.

Una y otra vez, ministeriales de Tlaxcala operarían en otros estados de la República, acciones persecutorias en contra de esos objetivos que le quitan el sueño. Hasta mandos medios han filtrado que secretarios de gabinete o funcionarios en quienes deposita toda su confianza, reprueban las precipitadas formas con las cuales pretende llevar asuntos absolutamente personales al terreno de la persecución de los delitos.

El costo

El decrecimiento es evidente, pero lo más delicado son las desapariciones sin resolver.

1.- La más reciente, del ex secretario de Finanzas del gobierno anterior, hallado en una barranca con signos de tortura y hasta decapitado.

2.- La policía de la Aguanaja, de donde sería sustraída información comprometedora sobre la desaparición de cantidades impresionantes de fertilizante. Ella también fue decapitada.

3.- Los dos policías pertenecientes al movimiento que hoy se halla totalmente exonerado.

Rechifla

A las registradas en San Miguel del Milagro, San Pablo del Monte, Calpulalpan y otras plazas, se suma la registrada ayer en un plantel educativo de Apizaco, donde el titular del ejecutivo estatal presenció una ceremonia de graduación.

Así como el público seguidor de la selección mexicana, coreaba los despejes de los porteros enemigos (aaahhhh….¡pu—-¡) lo hizo un público compuesto por padres de familia, graduandos, profesores y otros colados a una monumental porra.