En su intento por apuntalar el triunfo de Gustavo Madero, el gobernador de Puebla, dio a los corderistas elementos áureos de impugnación.

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Para los actores hay tardes buenas… y también malas. Digamos que el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, no tuvo la mejor de sus tardes el jueves anterior cuando, acompañado por el diputado federal con licencia, Ricardo Anaya, llegó en horario de trabajo, en un helicóptero Augusta del gobierno poblano y fue custodiado por policías federales y estales.

Sus ansias protagónicas por apuntalar la reelección del recién salido del hospital, Gustavo Madero, lo llevaron a cometer una pifia, tan grave como emplear recursos públicos en un asunto de puro interés partidista.

¿Creería acaso que su irrupción en tierras tlaxcaltecas le daría inmunidad?

Si así fue, se equivocó. Además de ser videograbada su visita, ha dado elementos de impugnación a los corderistas, a quienes hace poco, el día siete de mayo para ser precisos, tildó en un acto partidista celebrado en San Andrés Cholula, de beligerantes a los seguidores del senador con licencia.

A Moreno Valle, corderistas y maderistas lo ven con el recelo propio de un priísta que en una circunstancia especial irrumpió en el PAN, y se enfundó en los colores de ese instituto político, pero también se vistió de amarillo, de amarillo chucho o de perredista convenenciero, y hasta se ha tomado la foto, muy del brazo de Dante Delgado en un entorno naranja francamente molesto.

¿Con su imagen saliendo del helicóptero negro Augusta, matrícula XC-MLO va a abonar en el triunfo de Madero?

No. El ex priísta… el ex hijo predilecto de Elba Esther Gordillo, ha cometido un grave error en sus afanes de protagonismo.

Y con la vehemencia que tiende la mano al presidente nacional del PAN, con licencia, aparecerá en los tribunales, señalado por un corderismo al cual esta resultó una ayuda no buscada, pero bienvenida a la bandeja de causas de impugnación.

Pero Moreno Valle, no llegó a tierra de nadie. Alguien, como su colega Mariano González Zarur, permitió el aterrizaje del Augusta en las canchas de San Pablo Apetatitlán. Y facilitó la custodia.
Alguien que días antes en Cancún se postró ante Enrique –como llama públicamente a Peña Nieto- acaso compungido por su lépera ausencia el cinco de mayo en Puebla.

Es lo incomprensible en el comportamiento de ciertos políticos, muy de su partido cuando les conviene, o hundiendo la daga en un riñón del mismo, cuando un colega como Moreno Valle se lo demanda.

Los bodorrios

Ya está apartada la parroquia de San Luis Obispo y las instalaciones de la Escondida para el 24 de los corrientes, cuando se escenifique una de las bodas más lindas –porque es el sueño de algunas jovencitas, casarse de blanco- aunque ya desde hoy esperan la presencia de algunos fiscalizadores, eso sí muy de saco y corbata porque si no, no los dejan entrar.

¿Por qué?

Dicen que tienen profundas sospechas que esa boda, la de la hija de doña Chepina, puede ser cubierta con fondos del Colegio de Bachilleres. No me haga mucho caso pero hasta los vestidos, que fueron a traer a la Ciudad de México, serían cubiertos con lanita salida de esa institución.

Y de los detalles, nos dicen que se encarga una tal Sandrita… sí creo que Romero… ¿pues que no es la secre de doña Chepis?… ¡Caracoles!

Todo el mundo tiene derecho a matrimoniarse como mejor le plazca. Nada más, por piedad, no usen los dineros públicos porque, como se trata de fiestas inolvidables, imaginen ustedes lo que dirán las familias invitadas… “ay, la boda salió linda linda, pero ni te imaginas cómo la costearon”…
¡Oigan, con qué derecho!

Las nuevas atribuciones del INE

Una de ellas es quitar a los gobernadores la capacidad de intervenir en los procesos electorales de sus estados. Si el mandatario poblano ha sido capaz de usar recursos públicos para ayudar en la reelección de Madero, que habrá vivido esa vecina entidad en las elecciones pasadas, cuando el ex tricolor hundió el estoque en el emblema del partido que lo hizo.

Veremos si la intención centralizadora del Instituto Nacional Electoral, como se llama lo que antes conocíamos como IFE, cumple con ese cometido, porque vieran ustedes, esto de las elecciones es un negocio en el que ganan los de arriba, pero muy arriba… y también los que se prestan como candidatos.