Lo peor es que ni cuenta se dio el responsable de ese grave daño a la economía tlaxcalteca, pues era tanto su coraje que no lo buscó en el sitio correcto.
¿En cuánto nos habrá de salir los pésimos modales del mando superior?
Bueno, miren ustedes, si nada más fuesen manotazos y malos tratos a la clase subordinada, pues qué caray verdad, de unos zapes no pasaríamos. Pero no… resulta que derivado de esa mezcla entre beduino y toro descastado, el retroceso no puede ser peor.
Recomendaron al de los malos modos dar un vistazo al presupuesto federal, donde estaban etiquetados para nosotros los tlaxcaltecas y nuestro principal afluente, el Zahuapan, poco más de tres mil millones de pesos, para su saneamiento y sobre todo para darles un sentido social, porque oigan ustedes, nuestro nivel de pobreza no tiene igual.
Tosco, tozudo, malmodiento, groserito, como ustedes lo quieran ver, al señor esa cantidad se le hizo demasiado alta como para considerarla dentro de nuestras posibilidades. Hizo así, abrió el presupuesto, y sin ganas buscó esa información. Tanto era su desgano que no lo vio.
Y no lo vio porque se hallaba anotado en el rubro de Infraestructura.
Y pasaron los años. Y llegamos al de la consolidación. Y nada más nos queda el recuerdo que 3 mil millones habrían sido nuestros, bien empleados, para transformar nuestro entorno y estimular la economía de todos, ricos y pobres… había suficiente para salpicar.
¿Cómo se sentirá el señor tozudo al darse cuenta que entre sus pésimos modales y la falta de acuciosidad de quienes se dicen incondicionales suyos, nos privamos de semejante recurso.
Mientras la marmaja abundante se nos va de las manos, él se empeña en meter mano al desempeño de la universidad pública, de la cual piensa que no es un estado dentro de otro estado, y por eso la quiere tener comiendo de su mano.
Los universitarios, pues no dan concesión, como tampoco lo hace el señor de la consolidación. Unos ya se atrincheraron y siguen afilando sus lanzas, mientras al otro le quedan menos de dos años para salirse con la suya.
Aquél recurso para recuperar al Zahuapan es por su cuantía el peor fracaso de los gestores del marianismo. Pero no es el único. Cifras importantes, sobre todo en el rubro de la Educación Superior han regresado a las arcas del gobierno federal.
Es una pena que nuestra economía ande tan mal, y que nos dediquemos a rechazar, pero es el precio del beduinismo en el poder. No podríamos estar peor.
Bueno sí, cuando nos damos cuenta que el mismo señor a quien regalaron la feria de Tlaxcala, será quien administre los cientos de cajones de estacionamiento subterráneo de la Plaza Bicentenario.
Lo gracioso aquí es que una, dos y más veces, Mariano condenó a esa obra por falta de estacionamiento. No se percató que los cajones se hallaban en un amplio sótano.
Hábil, como es don Ariel, ha visto un tremendo potencial en el estacionamiento subterráneo, sobre todo los sábados, día de tianguis en Tlaxcala, cuando los coches no caben ni en calles ni en patios particulares. Por lo menos, debe haber la garantía que la administración será transparente, porque digamos que el antecedente no es el mejor… okey, okey, es de lo peorcito que tenemos.
Y a propósito de las reformas secundarias que pasaron a perjudicar los intereses de la UAT, es necesario conocerlas a fondo. Saber dónde el ejecutivo y sus incondicionales del Congreso se están pasando de la raya. Como quien dice, hace falta una explicación con palitos y bolitas de esa desagradable jugada, con más sabor a la venganza de seis años en que ha consistido esta administración, que el contenido de algo práctico para la Educación Superior.
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