Cuando la fuerza de uno de los sindicatos más poderosos parecía dar la batalla a una ley de pensiones civiles, impuesta en condiciones adversas, sobreviene la súbita y extraña dimisión de la protagonista.

¿Acaso la poderosa dirigente del Siete de Mayo, Guadalupe Rodríguez Guzmán, se vio tras las rejas de algún juzgado, emulando a Elba Esther Gordillo, caída en desgracia por obra de Peña Nieto?

¿Le llegaron al precio?, ¿Encontraron turbiedades en su pasado?

Lo cierto es que el influyente sindicato de burócratas se blande, en la misma proporción que ocurre con los temblores de las corvas de Doña Lupe.

Y a estas alturas le ha dado por buscar el diálogo: «creo que es mejor llegar a un mal acuerdo que desgastarnos en juicios innecesarios».

Existen fundadas sospechas que a colegas de Lupe, líderes de otros sindicatos que también convergen en Pensiones Civiles (creo que el del Mártires) los cohecharon con casas y dinero en efectivo, y acabaron por reventar la débil oposición de estos a la controvertida manchiley.

Se creía, sin embargo, que el gigante de la burocracia en Tlaxcala, sería inamovible en aquella actitud  que no buscaba otra cosa que, echar abajo a dicha ley, y para eso decenas de sus miembros solicitaron mediante juicios de amparo, la protección de la Justicia Federal.

Junto con el juicio de inconstitucionalidad alegado por una docena de diputados locales ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la guerra contra la imposición marianista parecía declarado, firme y en curso.

Sobrevino entonces el temblor de rodillas de la Lupe… si a la elevada torre de la Gordillo la acabaron los priístas, qué será de esta obesa y malencarada capillita.

Ah, pero  se supone que a Elba Esther le encontraron multimillonarios movimientos bancarios afectando las cuentas del SNTE. ¡Ya caigo!… doña Lupe Rodríguez no tiene la conciencia tranquila… ¿es esta desgracia lo que la ha llevado a arrojar la toalla al cuadrilátero cuando se suponía que llevaba ventaja en la decisión de los jueces, tras asestar una efectiva dósis de guantadas al marianismo?

Hay que ver las declaraciones de este prospecto de súbito charrismo sindical, hechas a un periódico local: «No pondríamos ninguna condición. Lo único que queremos es que se cumpla lo que  habían prometido diputados de las diferentes fracciones, que iba a haber mesas de trabajo y que se iba a analizar muy bien esta reforma».

El señalamiento cambió. Hoy, encuentra culpa en los diputados, mas al Ejecutivo, su objetivo inicial lo pasó por alto. Mejor dicho, mañosamente lo omitió.

Y siendo su jetatura parte del petate del muerto con el que solía impresionar adversarios o enemigos, hoy esa misma, puede servir para explicar a la base que… ciertas cosas la llevaron a tomar la difícil decisión de dimitir… como quien dice de entregar la resistencia.

¿Que dirá la base? Eso es lo interesante. Cientos de reclamos impresos adornan en pequeñas lonas las entradas de casas y autos: «Sr. Gobernador… le demandamos solución al problema de Pensiones…»

Tienen, desde el año anterior colocadas. Ese movimiento es intenso. Para desgracia de quienes lo incluyeron, parece que los precursores de la manchiley se van a salir con la suya.

Puede ir desde el cohecho con montos imposibles de rechazar, hasta el uso de recursos sucios en el pasado de la Lupe… en estas circunstancias, ¿quién mete las manos al fuego por la controvertida lideresa de la burocracia tlaxcalteca?

El segundo informe de Víctor Job Paredes

Se notó el músculo de la Universidad, cuya comunidad ha conseguido inaugurar el Complejo Cultural más importante de la Máxima Casa de Estudios. Lo hizo en el contexto de rendición de cuentas del rector, Víctor Job Paredes Cuahquentzi, quien describió con detalle un imparable crecimiento de la institución, en todos los órdenes, académico, de matrícula, de infraestructura, de reconocimiento nacional e internacional.

Creo que lo más meritorio es que este nivel alcanzado por la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT) se da en los momentos en que el gobierno estatal, se ha declarado un lesivo e ilógico adversario, usando la sinrazón como causa para castigar a la universidad pública.

Lo justifica condenando la no sumisión de los universitarios a su limitada operación de político arcaico, no titulado, a no ser por los constantes desfiguros de la talla de: … soy abogado… y por tanto, supero la capacidad de aquellos incapaces de integrar correctamente las averiguaciones previas que sucumbieron ante el conocimiento de magistrados del Tribunal y han liberado a criminales confesos ( escandalizó dejar libre a un presunto tratante de personas).

Mariano sueña con hacer y deshacer en la UAT. Asegura ser egresado de la UNAM, más como recurso a su desplante que como realidad comprobable. Rompe, destruye, bromea con valores intocables, ríe, hace desfiguros, aprovecha para intimidar a algún subordinado y causa un daño incalculable, por ejemplo en la magna obra de la Plaza Bicentenario, en comodato por cinco años a la institución.

Allí se ha estimulado el saqueo. Decenas de millones de pesos en daños hacen hoy imposible pensar en su conclusión en el mediano plazo. Tendrá que venir alguien con verdadera visión de estadista para resarcir los daños al patrimonio universitario que por tanto, es de todos los tlaxcaltecas.

Sin calcular el daño de sus palabras, Mariano fustigó el levantamiento del Complejo Cultural inaugurado ayer, día del segundo informe. Habla porque lo puede hacer. Porque vive momentos de impunidad locuaz.

Pero su azaroso indomismo no es privativo de los universitarios. Va al garete en un amplio abanico. Si no se separa el daño va a persistir años más. Y va a salir muy caro. Resarcir el tejido social es mofa constante opacado por escandalosos actos de corrupción que lo dejan sin calidad moral para juzgar y perjudicar el trabajo del academismo, en la contraparte de lo bárbaro que ha resultado como gobernante, sometido a sus instintos y agravado por sus fobias.

Enhorabuena al Rector Víctor Job Paredes. A la comunidad universitaria. Y a la certeza de que todo, incluso las calamidades, tienen un término. Enhorabuena por el portento de Complejo Cultural, insisto, hecho realidad durante un tiempo de apremio.