Antes, los esclavos estaban sometidos por su ignorancia. Hoy, se convirtieron en las poderosas y abundantes clases medias, con conocimientos reales, no por decreto.

Nos hallamos en la víspera de los dos primeros años de la administración encabezada por Mariano González Zarur. El panorama no es halagüeño. Al grado que fue suspendido el segundo informe ciudadano, llamado así para tratar de cubrir la clara violación a una de las obligaciones constitucionales, respecto a informar el estado que guarda la entidad.

Se han ido como agua. Cada día un nuevo conflicto. Dentro o fuera del gabinete se acentúan los enconos.

Unos cuantos se enriquecen ante la incrédula mirada de cientos, miles de desempleados, muy molestos porque la expectativa generada por el priísta tras aquella competida elección, lejos de ser satisfecha se convirtió en manifiesto desencanto.

Según el comportamiento de quien hoy hace esfuerzos por tapar múltiples agujeros, había una terrible necesidad de ver al gobierno como el más increíble negocio de la vida.

Al tiempo que la estructura burocrática era desarticulada, acciones inverosímiles, una tras otra, complicaban el tambaleante entorno de poder, determinado a desconocer cuanta obra saliese del control absoluto y dejase de representar el negocio con ganancias exponenciales en que se idealizó este turno al timón.

Suena mal, pero el PRI nos tenía acostumbrados a las formas cuidadas para salirse con la suya.

Hoy, aquí en Tlaxcala, parece no haber más ley que la voluntad de quien rompe, rasga, atropella, lastima… todo a la voz de, «resarzamos el tejido social».

Poco interesa la molestia pública con obras paradas como la Plaza Bicentenario. sin fecha de reactivación, con el más grave saqueo del sistema eléctrico. Algunos aseguran que en este caos, los propios empleados del gobierno aprovechan el río revuelto.

Detenidos, millones de pesos en butacas y otros implementos se rompen… se pudren. Y nadie ofrece una mínima explicación.

¿A quién carajos le importa si en esa obra es labrado el nombre de Héctor Ortiz, o de Mariano González? Lo que necesitamos es verlas funcionando. No hay fecha. Y ni pensar en que la vuelvan a comenzar. Incomoda decirlo pero, hay una especie de rapiña oficial. Cuervos que sirvieron a la anterior administración y a la actual, hace tiempo que sacaron los ojos al gigante que ellos mismos iniciaron.

Me refiero al titular de la Secoduvi. Lo mismo cobraba con Ortiz, que hoy lo hace con González. Qué clase de perversidad mueve sus actos. Pasa por el arco del triunfo lo que de él y su jefe piense la gente.

Él mismo fue residente de obra en la Central de Abasto. Hoy la tiene suspendida. Comprometió al gobierno con multas estratosféricas y, aprovecha el mohín de su jefe para sacar raja. Alguna vez perdió el sueño. Luego, se dio cuenta que no le exigían. Se volvió un cínico. Hundió al gobierno, a los poderosos inversionistas, y a la gente.

Dos años de esta política son suficientes para desmantelar a un estado.

No sólo en materia de obras. La política social de resentimientos cobra a diario mayor rechazo. En el primer compromiso con las urnas convocó a un doloroso voto anti-priísta.

Ya viene el segundo cotejo dentro del sexenio. Parece que las cosas no son mejores.

El pueblo perdió la confianza en su autoridad.

No se puede dar marcha atrás a semejante maldición.

Quisiera estar equivocado, mas actos escandalosamente graves, como al reparto ilegal, el enésimo, de chamarras caras, hechas a la fuerza, entregadas al hermano como negocio para que supere su eterno existir a la sombra del rico, exitoso, hábil… ¿a qué costo?

Otro eterno pleito es con los notarios armados por el ex gobernador. El director de notarías, como el cisne, cantó alegando daños irreversibles a su contraparte. Parece ignorar que la justicia federal le depara a su jefe, no a él (porque es otro cínico) la más dura de las experiencias, cuando se litiga sin tener idea. Ni título.

A dos años el gobierno afirma haber recuperado el rumbo. ¿Hacia dónde?

¿Vivimos mejor?, ¿Más seguros?, ¿Respetan nuestro patrimonio… nuestra integridad?

No. Es evidente que no.

Hoy, aparecen costales con restos femeninos, según lo informan las autoridades. Y se insiste en ser ajenos al crimen organizado. A otra infortunada mujer se le halla entre los bosques de Tlaxco, mutilada, macheteda. Y se culpa de ello a los malos de estados vecinos.

A veces veo el comportamiento de la administración como si estuviese consumiendo alguna bebida etílica.

Lo relaja. Y poco a poco acaba con sus órganos.

Me aterra pensar en el final.

Se actúa de corto plazo… como pensando que en poco tiempo otro, u otra vendrá a concluir el trabajo iniciado.

Se da poca importancia a las rechiflas ante el Presidente. Qué delicado. Que falta de sensibilidad.

No deberíamos espantarnos.

Es el retorno de los mandamases al poder. Ahí los tiene, viéndonos como acasillados.

Nada más que antes, los esclavos no sabían leer. Hoy, ese ámbito en desventaja se convirtió en una poderosa y abundante clase media, con acceso al conocimiento real. No necesita oficios enviados a dependencias para que se les llame licenciados. Las clases medias son auténticas.

¿Hacia dónde quieren ir los mandamases?

Parece que van por lo que se mueva.

No es recomendable.

A dos años, la inconformidad es visible. De persistir este rumbo no auguro buen destino a los responsables del caos.

La gente ya se cansó. Aguanta, resiste, se dobla pero no se quiebra. Pero cuando está harta, revienta.

No sé por qué el mismo que hace dos años y fracción pedía comedidamente el voto, hoy se alza como un ogro. Ese no era el trato con las capas que le dieron su respaldo. Les está quedando mal. Además los humilla, se burla de ellos. Cuando puede los somete a algún desplante.

Así no era el trato.

Dos años. El árbol creció torcido. Y como dice la voz popular: no se endereza.

Y ese árbol sabrá que de repente puede derrumbarrse. Hace todo para que le ocurra. Ojalá no, porque no nada más le va mal a él, sino a todos.