¿A quién ir en esta guerra que busca premiar a los políticos más frívolos?, ¿A los panistas y sus escandalosos movimientos bursátiles?, ¿a los priístas, faltos de liderazgo?
Oiga, qué papelón de los diputados de uno y otro bandos en el Congreso. Nadie cede. Y la danza de los miles (o millones) se ha vuelto irregular. Es una pequeña Babel donde pueden escucharse monólogos por todas partes.
1.- A los priístas se les escurren los efímeros y convenencieros aliados, como la simpática perredista, Alejandra Roldán, quien a su vez parece sostener una mojarra con las manos llenas de manteca… pues se le resbala y se le escapa la Junta de Coordinación y Concertación Política.
2.- También se les rebela la chiquillada, para cuyos integrantes esta apasionada página que va, desde suspender el manchinforme, hasta aprobar la manchiley, pasando por tronar el presupuesto de egresos, les significa la sobrevaluación de sus respectivos votos. No se conforman con cualquier cosa, y menos ahora que se saben indispensables para inclinar la balanza.
3.- Cinco panistas, comenzando por la inmaculada Lilia Caritina Olvera Coronel, de repente aparecieron cobrando tremendos cheques…unos de 180 mil y otros de 240 mil. Puede que sea adelanto de sus quincenas…pero también que se trate de dinero traficado para ablandarlos más que la manteca.
Todo se reduce a la ausencia del tradicional liderazgo asumido por el jefe del Ejecutivo local.
Hoy, no solo hace falta repartir billetes. Hay que saber hacerlo.
Aun peor, se ha topado con verdaderos pozos sin fondo. En eso devino su política de rompe y rasga. El temperamento demanda altas y bajas de parte de los actores. Claro, todo es posible, siempre y cuando haya sustancia, marmaja, billetito suficiente y bien aplicado.
Pero no hay química. El efectivo se regatea. O se exige demasiado a cambio.
La transformación del estado es posible, pero aplicando el oficio político. Lo digo con respeto: al mandatario local esa virtud es lo que menos tiene. Él se alza como la ley suprema. Y todo lo ve fácil. Rotundo error.
Actuar así contra sus múltiples adversarios le ha costado caro.
A los diputados los ha convertido en eso. Hasta dice que le quieren meter el pie. Tal vez otro gobernante tendría con los legisladores una relación de ganar-ganar. Pero ello requiere dedicación, concentración y el dinero entregado de forma elegante. Así, quién se resiste (¿?).
La neurosis como compañera del poder es pésima. Obsesionarse con acciones inmediatas ha tenido un alto costo. Lo vemos con los ortinotarios, por ejemplo (quienes por cierto están a punto de meter el más escandaloso de los goles). Con las obras suspendidas, con los policías despedidos y perseguidos, los ancianos, los campesinos, vamos hasta con aquellos otrora camaradas asesores.
¿Nombres?: Carlos Rojas Gutiérrez; Chon Orihuela. Antes, incondicionales. Hoy, reservados ante semejantes altibajos.
A lo largo de esta mala novela una acción no invitada, la mentira, ha cobrado una fuerza descomunal.
Agrede a los diputados en su casa y, luego se dice su víctima.
Siembra en ellos la insidia con una verdadera feria de embutes.
En el inter, opera su fiesta anual de aplausómetro, mas tiene que cancelarla ante el ambiente adverso creado por sus propios titubeos. Todos ellos generados en el contexto de las verdades a medias.
Lanza una de las andanadas verbales más bravas, tras un estresante impase, sugiriendo un complot entre legisladores y periodistas, que él confronta repartiendo 283 mil chamarritas, de 120 pesos, tasadas en 236 y surtidas por un hermano que, ha surgido al estrellato para hundir aquella frase inicial de: “ni amigos, ni familiares”.
En total son 67 millones los traficados en este negocio. Hay elementos de sobra para configurar peculado. Pero la entrega de las prendas, bastante antiestéticas, se da no sin antes emitir uno de sus más duros regaños, a causa de las malas notas que se multiplican fuera y dentro de Tlaxcala, quién sabe por qué.
Esas verdades a medias llevaron a los priístas a seleccionar candidatos sin tomarle parecer. De no mostrar iniciativa, la rabia permanente y la humillante subestimación a todo aquél con proyecto, dejaría a ese instituto en la inacción.
Me inquietan tantas notas negativas.
Mas ninguna es inventada. Y son a penas una muestra.
El estado anda de cabeza. Se percibe en ese tejido social que debió resarcirse, pero que en cambio se ha maltratado como no había sucedido antes.
La rabia permanente. Eso, el enojo contra todo y todos. ¿Habrá alguien que se lo indique? No, se arriesga al maltrato.
¿Qué pasaría si hoy mismo tuviera que entregar cuentas?
No quiero ni pensarlo.
Pero hoy es más latente que antes una posible derrota en el Congreso. Julio viene como el peor de los plazos evaluatorios a la orgía en que decantó la administración.
En la SESA, ni la burla perdonan
En este contexto de engaños y más engaños, los de más alto rango en el ámbito de la corrupción, no sólo se aprestaban a seguir por la misma senda, sino a coronar sus infamias con autos de superlujo.
A finales del año pasado, los que dicen tener el mando de la secretaría de Salud acordaron realizar la compra de tres unidades de lujo, algo digno de su cargo y su prestigio.
El dinero sería tomado del presupuesto destinado a las Caravanas de la Salud. La compra iba viento en popa y tres funcionarios de Sesa estaban felices.
El primero el secretario Jesús Fragoso, el segundo, el galán y médico más codiciado Luis Enrique Vega Cubillas, Director de Prestaciones de Salud y no podía falta la directora administrativa de la Secretaría, Karen Rojas Rodríguez.
Nos cuentan que las unidades ya habían sido escogidas y hasta pagadas, pero no contaban que alguien le pasaría el chisme al secretario de la Función Público, Hugo René Temotlzin, quien de inmediato informó a don González. La cancelación fue fulminante.
Fue así que el secretario Temottzin se presentó en Sesa y canceló toda la transacción. Obvio, los funcionarios de Sesa hicieron berrinche, pero nadie los peló. No cabe duda que está pelón no ser de los funcionarios consentidos en este régimen.
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