La seguridad en la entidad mejoró, sigue igual o empeoró con la llegada de los nuevos presidentes y presidentas municipales de Tlaxcala, quienes por ley están obligados a designar a un director de la policía certificado y contar con elementos en activo evaluados para desempeñar el cargo.

 

 

En lo personal creo que la seguridad sigue siendo un problema que ni el gobierno federal, estatal o municipal han podido contener y enfrentar adecuadamente, porque sencillamente los hechos delictivos se encuentran desbordados, lo cual es una realidad que no se puede negar o esconder por más que se quiera.

 

A casi cien días de que las nuevas administraciones municipales asumieron sus cargos, aún hay municipios como San Damián Texoloc, Contla, Ayometla y Santa Cruz Tlaxcala que cuenta con un director de la policía municipal sin ser evaluado y certificado.

 

A lo anterior hay que sumar que hay otros seis municipios: Acuamanala, Cuapiaxtla, Lázaro Cárdenas, Axocomanitla, Tetlatlahuca y Tlaxco cuyos responsables de los policías están en proceso de evaluación.

 

Sin embargo, la medida de exigir la certificación a los jefes policiacos puede demostrar que las autoridades estatales están trabajando para mejorar la seguridad pública, pero no necesariamente lo anterior se está traduciendo en mejores resultados o en un combate más decisivo o eficiente contra las bandas criminales.

 

Por ejemplo, en Apizaco el alcalde abarrotero designó a un marino como director de la policía municipal, José Ramón Jacques Mena, lo cual lejos de implicar una mejora en la seguridad, ésta empeoró porque se recrudecieron los asaltos violentos en casas, negocios y transeúntes, evidenciando que el funcionario municipal es incapaz y que su jefe está más concentrado en hacer negocios para beneficiar a su familia y sus cuñados.

 

Y no crea que la inseguridad es exclusiva de la capital del crimen como se conoce al mal gobernado Apizaco, ya que en la ciudad de Tlaxcala también está incontrolable la delincuencia porque lo mismo se entera que un día asaltan con violencia a un repartidor, que al otro a un trabajador de un ganadero que llevaba dinero para comprar alimento fue despojado con armas de fuego de los recursos y que al otro se supo que atracaron a un adulto mayor en su casa o que en otro más balearon a dos jóvenes.

 

Los alcaldes y las alcaldesas deben apretar el paso, redireccionar acciones, cambiar estrategias y replantear programas, porque en diciembre habrán consumido los primeros cuatro meses de los 36 que tienen para concretar y cumplir con sus promesas de campaña.

 

El tiempo avanza y el pueblo que es sabio premia, pero también castiga.

 

Informe o arranque de precampaña

 

Varias o diferentes lecturas arrojó el Informe de Gobierno correspondiente a los primeros 100 días del presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García.

 

No hubo anuncios de acciones y obras sobresalientes. Sólo se limitó a presumir lo que él considera grandes logros.

 

Destacó la mejora sustancial del servicio de recolección de desechos, alcanzando un promedio diario de 150 toneladas, además de rehabilitar 708 luminarias en todo el territorio municipal y la priorización de trabajos de mantenimiento en vialidades principales, parques y espacios comunes, así como la modernización normativa y administrativa emprendida por el Ayuntamiento, logrando subsanar 30 años de rezago regulatorio con la creación de nuevos reglamentos y la actualización de procesos para reducir los tiempos de respuesta a las solicitudes ciudadanas.

 

El alcalde capitalino obviamente fue arropado por la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros y los ex mandatarios Alfonso Sánchez Anaya, Héctor Ortiz Ortiz y Marco Antonio Mene Rodríguez.

 

Evidenció que su principal equipo de promoción y de campaña por así decirlo, está conformado por la mayoría de los actuales diputados y diputadas locales. Y aunque se presumió que al informe llegaron varios alcaldes, lo real es que sí estuvieron el de Panotla, Totolac, Apizaco, Chiautempan, Axocomanitla, Texoloc, Tepeyanco, Amaxac, Tepetitla, Yauhquemehcan e Ixtacuixtla, a quienes se les pasó lista y se anotó el número de acarreados, perdón, de invitados que llevaron a las instalaciones del Centro Cultural Universitario.

 

La ausencia de funcionarios estatales se percibió, lo que deja entrever que un número importante de ellos no está jalando con el hijo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya.

 

No se sabe con precisión cuántos capitalinos asistieron al evento, porque por una extraña razón se dio prioridad a los invitados que en su mayoría provenían de otros municipios.

 

Alfonso Sánchez ya demostró que es el delfín de la gobernadora Cuéllar, de los diputados y de algunos funcionarios lorenistas, pero si realmente quiere meterse a la carrera de la sucesión deberá llevar a cabo en los siguientes meses acciones y obras que destaquen o sean reconocidas por los capitalinos, porque no necesariamente lo que él presumió o señaló como una mejora sustancial es percibido de la misma forma por los ciudadanos, porque muchos siguen viendo calles en pésimas condiciones, una ciudad sucia y sin alumbrado, así como un creciente problema de inseguridad.

 

Lo bueno es que al menos la gobernadora Lorena Cuéllar ya reafirmó que él es su delfín para la sucesión y que contará con todo su respaldo para tratar de conseguir la candidatura de Morena para la gubernatura en las elecciones del 2027.

 

Veremos si logra ese objetivo.

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